Desde el IHCantabria estudian la detección de los efectos de la sequía en los ecosistemas fluviales
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Estudiar el impacto de las sequías en las redes y ecosistemas fluviales y cómo los efectos del cambio climático están agravando estos problemas es el objetivo del proyecto europeo DRYvER ("Securing biodiversity, functional integrity and ecosystem services in DRYing rivER networks"), en el que está implicado un equipo del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IHCantabria, centro mixto UC-Gobierno de Cantabria). Con una duración de cuatro años, el proyecto tiene un presupuesto total de 6,7 millones de euros dentro del programa Horizonte 2020, para un consorcio integrado por 25 expertos de 11 países europeos, junto a colaboradores de Sudamérica, China y Estados Unidos.
José Barquín, coordinador del grupo de Ecosistemas Continentales del IH Cantabria, explica que su equipo trabaja, con una financiación de 350.000 euros, en varias tareas de los paquetes 3 y 4. Por una parte, los investigadores realizarán una caracterización del funcionamiento ecosistémico, teniendo en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero de las redes fluviales, la descomposición de materia orgánica y la producción primaria y respiración del ecosistema fluvial.
"También trabajamos en la caracterización de los servicios ecosistémicos clave de los distintos casos de estudio", señala Barquín. Así, se abordan los problemas forestales que existen en una región finlandesa –asimilables a los de muchas zonas de España- o con la cuenca de los ríos Guadiaro y Genal, en Cádiz-Málaga. Esta cuenca española está muy bien conservada en su parte alta, con vegetación mediterránea autóctona, mientras que la parte baja del río presenta grandes plantaciones de frutales como los aguacates, que necesitan mucha agua. "En condiciones de escasez de agua, existe un conflicto con los posibles efectos del cambio climático, que requieren medidas clave para poder compatibilizar la producción de alimentos con la conservación de las especies y las funciones de los ecosistemas fluviales", explica José Barquín.
DRYvER arrancó en septiembre de 2020 y los primeros pasos han implicado la realización de encuestas a los agentes locales de cada caso de estudio. Esto ha permitido, según los investigadores de IH Cantabria, ver los principales problemas ambientales en esas cuencas y las principales preocupaciones en cuanto a riesgos: sequía, inundaciones. En cada uno de los seis casos se caracterizarán los servicios ecosistémicos de las redes fluviales, vinculadas a la actividad biológica, y se modelará la provisión de servicios para todas ellas. Los científicos demostrarán cómo "invirtiendo en soluciones basadas en la naturaleza, la adaptación a los efectos del cambio climático es más llevadera y los efectos se reducen notablemente", señala Barquín.