La isla de Tenerife lleva meses enfrentando un escenario de estrés hídrico, donde la gestión sostenible y eficiente de los recursos hídricos se ha afianzada como una prioridad estratégica para asegurar su disponibilidad en el largo plazo. Tras declararse el estado de emergencia hídrica en la isla el pasado mes de mayo, las administraciones se han volcado en la implementación de medidas urgentes para acelerar la puesta en marcha de infraestructuras avanzadas y soluciones tecnológicas capaces de incrementar la resiliencia de la gestión del ciclo del agua. En esta entrevista, Javier Davara Méndez, gerente del Consejo Insular de Aguas de Tenerife (CIATF), ofrece un análisis exhaustivo de la gestión de los retos hídricos actuales, así como de las iniciativas y actuaciones prioritarias que se están ejecutando para maximizar la eficiencia del recurso y garantizar la seguridad hídrica en el largo plazo.
El Consejo Insular de Aguas de Tenerife es el Organismo Autónomo encargado de la gestión de los recursos hídricos de la isla. ¿Cómo estima que ha evolucionado la gestión del agua en los últimos años, especialmente en respuesta a la creciente sequía?
La gestión del agua en Tenerife ha experimentado cambios significativos en las últimas tres décadas, adaptándose a las nuevas realidades de escasez y demanda creciente. Tradicionalmente, Tenerife se ha abastecido de recursos hídricos subterráneos, principalmente de galerías y pozos. Hasta hace poco, este recurso representaba casi el 100% de la oferta hídrica insular, pero el agotamiento progresivo del acuífero la sitúa hoy en día en el 70% de la oferta y en franco retroceso. De acuerdo con los datos de planificación, observamos un descenso promedio de 1,88 Hm3 anuales en una producción de aguas subterráneas de unos 170 Hm3 anuales. Para compensar esta pérdida, se ha recurrido a la producción industrial como el agua desalada de mar y el agua residual regenerada. Gracias a estas alternativas, Tenerife ha podido mantener una oferta de 200 hectómetros cúbicos anuales en los últimos diez años, sin necesidad de declarar emergencias hídricas, a pesar de una población en crecimiento. Sin embargo, la reducción de lluvias en los últimos cinco años ha incrementado considerablemente la demanda agrícola. Ante la imposibilidad de satisfacerla únicamente con los recursos disponibles, nos vimos obligados a declarar la emergencia hídrica el pasado 29 de mayo, una medida necesaria para evitar riesgos diagnosticados en el sector agrícola.
"En Tenerife, los desafíos en infraestructura y gestión sostenible de los recursos hídricos están estrechamente ligados al cambio climático"
A modo de contexto, ¿qué desafíos enfrenta la isla en términos de infraestructura, gestión sostenible y adaptación de los recursos hídricos a los efectos del cambio climático?
En Tenerife, los desafíos en infraestructura y gestión sostenible de los recursos hídricos están estrechamente ligados al cambio climático, y todos deben reflejarse en el Plan Hidrológico, que se revisa cada seis años. El plan actual de la isla, aprobado en 2022 con datos de 2020, no pudo prever el reciente y marcado descenso en las precipitaciones, un desafío significativo y relativamente nuevo que ahora enfrentamos. Mirando hacia el próximo plan, que debe estar aprobado en 2027, si confirmamos una reducción considerable en las lluvias, será necesario que el papel que antes jugaban las precipitaciones sea cada vez más cubierto por fuentes industriales, como el agua desalada o regenerada. Esto requerirá no solo una inversión en infraestructuras avanzadas, sino también una planificación de gestión adaptativa que nos permita responder a un clima más impredecible y menos favorable. La sostenibilidad de nuestros recursos hídricos dependerá, en gran medida, de la capacidad de adaptarnos de manera efectiva a estos cambios.
La escasez hídrica en la isla ha llevado a replantear el esquema de gestión del agua. ¿Cuál es el estado actual de los recursos hídricos en el territorio y qué cambios destacados se han implementado para mejorar la eficiencia del sistema?
La escasez hídrica en Tenerife llevó a replantear nuestro esquema de gestión del agua hace casi tres décadas, introduciendo el uso de aguas de producción industrial para compensar la reducción en los recursos tradicionales. Actualmente, contamos con estaciones desaladoras de agua de mar, que además están siendo ampliadas, y en los últimos años se han integrado nuevas plantas de depuración y regeneración de agua a lo largo de toda la costa de Tenerife.
Desde 2019, hemos pasado de cuatro EDAR obsoletas en toda la isla a disponer en breve de 12 que regenerarán agua en las mejores condiciones para su riego de acuerdo a la normativa vigente. De ellas por ejemplo en el núcleo turístico de Adeje-Arona, el mayor de Canarias, y la zona Noreste ya operan con sistemas de regeneración y vertido cero. La EDAR de la zona metropolitana que ejecuta el Ministerio de Transición ecológica se espera que finalice la primera fase este mismo 2024 y la segunda en 2025 y así mismo en este 2024 se incorporarán tres plantas ya finalizadas en el Valle de Güímar, Granadilla y el Oeste de la isla. En 2026 se espera que se ponga en marcha la de Arona Este-San Miguel y la de Acentejo y la remodelación del Valle de La Orotava en 2027-2028. Por otro lado, problemas atávicos con las aguas residuales en los tres principales polos industriales de la isla como son los del Valle de Güímar, Polígono de Granadilla y La Campana se han solucionado recientemente. Estas infraestructuras representan un aporte significativo de agua para el sector agrícola, que se prevé será el más afectado por la falta de lluvias, además en como Tenerife atesora más de 30 años de experiencia en el uso de aguas residuales regeneradas no prevemos rechazo para su uso sino todo lo contrario.
Así mismo la implementación de sistemas de desalación y de regeneración está reemplazando progresivamente también los antiguos métodos de transporte y distribución, mejorando la eficiencia del sistema. A nivel municipal, afortunadamente las principales ciudades y municipios cuentan con un alto grado de tecnificación, alcanzando rendimientos de hasta el 85%, a pesar de los desafíos que plantea la geografía y la dispersión de la población en la isla. Para aquellos municipios que aún no han adoptado una gestión profesionalizada, desde el Consejo Insular de Aguas y el Cabildo de Tenerife estamos apoyando activamente su tecnificación para lograr una gestión más eficiente y esperemos ver en breve resultados.
"Desde 2019 hemos pasado de cuatro EDAR obsoletas en toda la isla a disponer en breve de 12 que regenerarán agua en las mejores condiciones"
El pasado mes de mayo se decretaba el estado de Emergencia Hídrica en la isla. ¿Qué implicaciones ha tenido y qué acciones prioritarias se han implementado para mitigar la escasez de agua en Tenerife?
La declaración de Emergencia Hídrica en mayo tuvo importantes implicaciones para la gestión del agua en Tenerife, ya que permitió al Consejo Insular de Aguas coordinar de manera integral a los diferentes agentes del sector en la isla. Es importante destacar que Tenerife cuenta con una significativa participación privada en la gestión del agua, desde su captación hasta su distribución, lo cual está regulado bajo una ley específica de aguas para Canarias. La emergencia hídrica ha conllevado la implementación de 75 medidas dirigidas tanto a las administraciones públicas como a los titulares de aprovechamientos de agua subterránea, con el objetivo de aumentar la producción de agua y mejorar la eficiencia del sistema. Entre las acciones prioritarias se encuentra la ampliación de la capacidad de producción de agua desalada, que incluye tanto las plantas públicas como privadas que se integran al sistema, y el incremento de la producción de aguas residuales regeneradas. Un aspecto clave de la emergencia ha sido la agilización de todos estos expedientes en las diferentes administraciones, asegurando que los plazos y las metas planteadas en la declaración puedan cumplirse con eficacia. Se dispone de un cronograma de aportaciones de volúmenes adicionales al sistema, ya en solamente el primer mes se aportaron casi 15.000 m3 más al día de agua desalada y algo menos de regenerada y de origen subterráneos y se espera llegar a unos 70.000 m3 antes de un año de la declaración.
En la actualidad se están ya ejecutando las actuaciones que trajo consigo el estado de emergencia. ¿Qué repercusiones anticipan que tendrán estas obras para la eficiencia hídrica de la isla?
Las 75 medidas implementadas en el marco del estado de emergencia ya están en marcha y muchas han avanzado notablemente, lo que se traduce en una mayor incorporación de recursos al sistema y una distribución más eficiente para satisfacer las necesidades de los sectores más afectados, especialmente el agrícola, el cual ha sido el principal afectado por la sequía meteorológica.
En realidad, muchas de estas actuaciones anticipan lo que ya estaba previsto en nuestra planificación para los próximos años. Esto significa que Tenerife contará con infraestructuras que, originalmente se proyectaban para 2027, adelantándonos en el desarrollo de un sistema hídrico más eficiente y resiliente. En términos de repercusión, esta aceleración nos permite abordar con mayor solidez los desafíos futuros y asegurar una gestión hídrica que soporte condiciones climáticas más extremas y una demanda creciente de manera sostenible.
"Las actuaciones que estamos potenciando nos permitirán asegurar una gestión hídrica que soporte condiciones climáticas más extremas y una demanda creciente de manera sostenible"
Con el objetivo de aumentar la disponibilidad de los recursos hídricos de los que se abastece Tenerife, ¿qué estrategias e infraestructuras se están implementando para asegurar un suministro sostenible a largo plazo?
La estrategia de Tenerife para asegurar un suministro sostenible de agua en el futuro, tal como se plantea en el Plan Hidrológico, se centra en dos líneas principales de infraestructura: las estaciones desaladoras de agua de mar (EDAM) a nivel comarcal y los sistemas de alcantarillado, saneamiento, depuración, y regeneración. Actualmente, alrededor del 66% de las EDAM ya están en funcionamiento, y el resto cuenta con proyectos redactados para su construcción. En cuanto a los sistemas de saneamiento, depuración, y regeneración, aproximadamente el 90% de ellos están completados o en fase final, lo que permite que el agua regenerada aporte significativamente al riego agrícola evitando así mismo el vertido a mar de aguas depuradas aunque sean autorizadas. Nuestro objetivo a largo plazo es que la demanda agrícola, que representa un poco más del 40% del consumo de la isla, pueda cubrirse en gran parte con aguas regeneradas, reduciendo así la dependencia de recursos subterráneos y asegurando un modelo hídrico sostenible.
En paralelo, estamos fortaleciendo el rendimiento técnico de las redes en municipios pequeños, algunos de los cuales tienen potencial para mejorar su eficiencia. El CIATF ha completado recientemente una obra de digitalización en los puntos de entrada de agua, facilitando así la implementación de sistemas avanzados para reducir pérdidas en las redes de distribución.
En cuanto a la sostenibilidad energética, todas las instalaciones hidráulicas del Consejo Insular de Aguas se alimentan con fuentes renovables generadas en la isla. Además, se han llevado a cabo inversiones para que tanto el Consejo Insular como el Cabildo puedan autoabastecerse mediante instalaciones propias. Con estas iniciativas, Tenerife avanza hacia un modelo de gestión hídrica más eficiente y resiliente frente a los desafíos del cambio climático y la escasez de agua.
Desde el CIATF, ¿qué proyecciones manejan a corto y medio plazo respecto a la disponibilidad de agua en la isla de Tenerife?
En Tenerife, hemos logrado mantener un equilibrio hídrico razonable en los últimos años, hasta la situación actual de emergencia por sequía meteorológica, que ha afectado especialmente al sector agrícola, dado que este dependía en buena medida de las aguas pluviales. Asimismo, las reservas subterráneas del acuífero han disminuido gradualmente; sin embargo, como mencioné antes, se ha podido compensar esta reducción con aguas de producción industrial, como la desalación y la regeneración.
En un escenario de precipitaciones normales, podríamos cubrir la demanda sin grandes dificultades, siempre que el crecimiento de esta se mantenga dentro de las previsiones. No obstante, si persiste la situación de sequía extrema, podríamos enfrentar limitaciones, especialmente en la capacidad para atender la demanda agrícola. En estos casos, también podría resentirse la producción de agua subterránea, lo cual subraya la necesidad de seguir fortaleciendo nuestras infraestructuras de producción de agua industrial y su transporte y adaptando nuestra gestión hídrica para hacer frente a estos desafíos climáticos.
"Si confirmamos una reducción considerable en las lluvias, será necesario que el papel que antes jugaban las precipitaciones sea cada vez más cubierto por fuentes industriales, como el agua desalada o regenerada"