La circularidad de los textiles pasa por el ecodiseño
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El fast fashion ha hecho que, en tan solo 15 años (entre 2000 y 2015), se haya duplicado la cantidad de ropa producida en el mundo. Solo en la UE, los hogares gastan 527 900 millones de euros al año en textiles. Si la ropa durara más y fuera más fácil de reparar y reutilizar, el impacto ambiental del sector textil se reduciría drásticamente. Por lo tanto, los estudios muestran que si usáramos nuestra ropa durante un promedio de 9 meses más, la huella total se reduciría entre un 20 y un 30 %.
Los expertos aseguran que esto es posible y podría hacerse a través de la experiencia de otros sectores en la aplicación del ecodiseño. Gracias a los estándares de ecodiseño, electrodomésticos como televisores o lavadoras ya cumplen unos requisitos mínimos. Se estima que estos estándares supondrán un ahorro energético de aproximadamente 230 Mtep (millones de toneladas equivalentes de petróleo) para 2030, lo que supone un auténtico éxito para la UE, que podría trasladarse a otros sectores prioritarios, como el textil.
REQUISITOS MÍNIMOS OBLIGATORIOS
Dado que el 80% de los impactos ambientales de los productos se determinan en la etapa de diseño, los requisitos mínimos obligatorios de diseño ecológico para textiles, respaldados por normas técnicas sólidas, serían un paso esencial para iniciar la transformación del sector textil hacia la circularidad.
Para ser eficaz, la UE solo debe permitir productos que cumplan con ciertos criterios en el mercado, centrándose en mejorar la eficiencia de los materiales, prevenir la presencia de productos químicos peligrosos y limitar las emisiones de microplásticos.
Un nuevo informe de ECOS, organización que aboga por el desarrollo de estándares medioambientales para los productos de consumo, insta a la Comisión Europea a aplicar los principios del ecodiseño a los textiles, siguiendo el modelo de los electrodomésticos y electrónicos.
Según ECOS, se necesitan requisitos obligatorios de diseño ecológico para los textiles a fin de abordar la vida útil y la durabilidad mínimas, la reutilización, la reparabilidad, el reciclaje, la prevención de productos químicos peligrosos y la limitación de la liberación de microplásticos en todas las etapas. También deberían ayudar a mejorar la información comunicada a lo largo de la cadena de valor.
Esto requiere herramientas legislativas ambiciosas, basadas en metodologías completas y claras para garantizar la mensurabilidad, aplicabilidad y comparabilidad entre productos y servicios. Estas herramientas también deben abordar las compensaciones entre los diferentes parámetros de sostenibilidad.