
TRAP: un proyecto transfronterizo para frenar la contaminación por plásticos en el litoral mediterráneo
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La contaminación marina por residuos plásticos representa una de las mayores amenazas para la biodiversidad y los ecosistemas oceánicos. En el caso del mar Mediterráneo, una cuenca semicerrada especialmente vulnerable, la acumulación de estos residuos es constante. Para hacer frente a este reto, la Universitat Politècnica de Catalunya – BarcelonaTech (UPC), la Universitat de Barcelona (UB) y la empresa Plastic at Sea han puesto en marcha el proyecto TRAP (Estrategias participativas para la gestión de la contaminación por plástico del litoral transfronterizo), una iniciativa de investigación y ciencia ciudadana orientada a conocer mejor el origen, destino y comportamiento de los plásticos marinos.
Con una financiación cercana al millón de euros, el proyecto se desarrollará entre 2025 y 2028 y está cofinanciado por el Programa INTERREG POCTEFA de la Unión Europea, que promueve el desarrollo sostenible en zonas fronterizas de España, Francia y Andorra.
Plásticos sin fronteras
El proyecto TRAP abordará el estudio de la contaminación por plásticos en la región litoral comprendida entre el estuari del río Aude (Francia) y el delta del Ebro (España), una zona especialmente afectada por la llegada de residuos marinos desde tierra firme. Según estudios recientes, el norte de Cataluña y el sur de Francia acumulan grandes cantidades de microplásticos tanto cerca de la costa como en zonas abiertas, en parte debido a la acción del corriente del norte, que fluye desde el Golfo de León hacia el sur.
“El transporte de plásticos no entiende de límites administrativos. Por su flotabilidad y durabilidad, pueden recorrer largas distancias desde su punto de origen y causar contaminación transfronteriza”, explica Anna Sánchez-Vidal, investigadora de la UB y coordinadora del proyecto.
Desde la UPC, el profesor José Alsina, del Laboratorio de Ingeniería Marítima (LIM), señala que el enfoque del proyecto es abierto y colaborativo.
“Hemos desarrollado herramientas de modelado numérico y hemos obtenido mediciones reales del transporte de partículas mediante boyas derivantes y sensores remotos, lo que nos permite generar mapas de concentración de plásticos en el Mediterráneo occidental”, afirma Alsina.
Ciencia ciudadana y gestión ambiental
Una de las fortalezas de TRAP es su dimensión participativa. La metodología del proyecto incorpora la ciencia ciudadana para ampliar el alcance del muestreo, tanto en resolución geográfica como temporal, y aumentar la concienciación social. Esta colaboración entre investigadores, administraciones y ciudadanía facilitará el seguimiento de la llegada de residuos plásticos al litoral y su distribución en el espacio y en el tiempo, en función de variables como el turismo, la meteorología o la dinámica marina.
El proyecto desarrollará además una herramienta de monitoreo y predicción que permitirá a los gestores públicos disponer de información clave para tomar decisiones más eficaces en la gestión de residuos marinos y el diseño de políticas ambientales en clave regional.
“TRAP es una oportunidad para replantear las políticas ambientales más allá de las fronteras. Solo con una visión conjunta, apoyada en la ciencia y en la participación ciudadana, podremos mejorar la protección del mar Mediterráneo de forma efectiva”, concluye Sánchez-Vidal.