Estudios evidencian que la valorización energética de residuos no emite más dioxinas
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En febrero, la ONG francesa Collectif 3R publicó un informe realizado por la organización holandesa ToxicoWatch, que relaciona la contaminación por dioxinas con las plantas de conversión de residuos en energía. El objetivo del estudio era la planta de conversión de residuos en energía Ivry-Paris 13 y se afirmaba que “se encontraron concentraciones récord de dioxinas en los alrededores de la planta”.
Un artículo de Déchets Infos respondió que ni el informe ni ninguno de los artículos de los medios de comunicación franceses que siguieron a su publicación “afirman explícitamente que el incinerador es la única o incluso la causa principal de los altos niveles de dioxinas informados en el estudio".
Estricta normativa europea
La Ministra para la Transición Ecológica, Barbara Pompili, respondiendo a una pregunta parlamentaria sobre el tema aseguró que “ las dioxinas del incinerador de Ivry son monitoreadas por laboratorios acreditados. […] Hasta la fecha no se han observado anomalías en estos controles y las emisiones de la planta de Ivry cumplen con la normativa europea sobre vertidos de instalaciones de incineración”.
De hecho, la idea errónea del público de que las plantas WtE son una fuente importante de dioxinas no refleja la situación actual. Hoy en día, las emisiones de dioxinas de WtE representan menos del 0,2 % de las emisiones industriales totales de dioxinas. Desde 1989, las plantas WtE europeas están sujetas a una legislación estricta específica para prevenir y controlar la contaminación. Esta legislación se ha endurecido continuamente a lo largo de los años, lo que convierte al sector de la conversión de residuos en energía en uno de los sectores industriales más estrictamente regulados en Europa.
Como prueba de ello, dos estudios realizados por la Universidad Politécnica de Milán concluyeron que la contribución de las emisiones de las plantas WtE a los niveles de concentración ambiental, en el entorno de las plantas objeto de estudio, era extremadamente modesta y añadían que los niveles observados de dioxinas podrían atribuirse a otras fuentes distribuidas por el área (quema de biomasa residencial, transporte por carretera y algunas actividades de procesos industriales que surgen como los contribuyentes más importantes).