
El proyecto SIMBAV impulsa una gestión más eficiente y circular en el sector avícola
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Con una inversión global de casi 19 millones de euros, el Pleno del Consell valenciano ha dado luz verde a dos acuerdos de cooperación en materia de aguas residuales, suscritos entre la Generalitat, la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales (EPSAR), y los Ayuntamientos de Valencia y Benidorm. Estas actuaciones buscan reforzar la infraestructura de saneamiento en ambas ciudades, asegurar la eficacia del sistema y prevenir impactos ambientales.
Reducir el consumo energético e hídrico en las granjas avícolas, aprovechando los residuos que genera cada explotación como biocombustibles y biofertilizantes, mejorando así el bienestar animal y fomentando la economía circular son los objetivos principales del ambicioso proyecto SIMBAV, un grupo operativo de carácter supraautonómico que promueve la modernización y la mejora de la competitividad del sector avícola a través de una estrategia basada en la gestión eficiente de sus recursos gracias al uso de herramientas de digitalización.
Investigadores del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC) forman parte del equipo multidisciplinar creado para llevar a cabo SIMBAV y que está coordinado por la Fundación Empresa Universidad Gallega (FEUGA). El resto de socios son el Centro Tecnológico EnergyLab, las empresas Demaux Manufacture S.L., Granja José Antonio García, Avícola El Charcón S.L. y Bodega Hermanos del Villar (Oro de Castilla) y la Asociación Castellano-Leonesa de Empresas de Avicultura (ASCLEA). Además, cuenta con la colaboración de la Universidade de Vigo a través del Grupo de investigación en Tecnología Energética-GTE.
En concreto, Mª Pilar Bernal, del Departamento de Conservación de Suelos y Agua y Manejo de Residuos Orgánicos, explica que la aportación del CEBAS-CSIC consiste en “el aprovechamiento de subproductos de combustión, cenizas, para reducir el uso de fertilizantes inorgánicos. Se trata de definir la capacidad de suministro de nutrientes de las cenizas y la posibilidad de sustitución de fertilizantes inorgánicos, así como la obtención de fertilizantes líquidos. Ello permitirá que las granjas generen productos de valor a partir de los residuos de combustión resultantes de la valorización energética, reduciendo el consumo de materias primas y garantizando una nutrición sostenible del suelo”.
Metodología de análisis de ciclo de vida
A lo largo de cuatro años, el proyecto SIMBAV dará repuesta a la problemática que sufre el sector avícola.
Bernal detalla que “la acumulación de pollinaza y pavinaza (excrementos de aves) constituye un foco de contaminación ambiental, ya que genera emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye a la eutrofización (enriquecimiento excesivo de nutrientes) de las aguas por su alto contenido en nitrógeno y fósforo”.
Además, señala que, aunque la estrategia más frecuente consiste en su aplicación a suelo agrícola, a veces no es factible al no tener suelo agrícola adecuado ni suficiente en los alrededores de la granja para utilizar el estiércol de forma adecuada.
"La sobre-aplicación de estiércol puede causar problemas medioambientales (emisiones de amoniaco, malos olores), riesgo de lixiviación de nitrato a aguas subterráneas, contaminación de aguas superficiales por escorrentía y riesgos para las condiciones del suelo por acumulación de sales, nitrógeno y fósforo, pudiendo constituir un foco de dispersión de microorganismos patógenos”, subraya la experta.
La estrategia de SIMBAV se centra en varios factores: el primero es la valorización de deyecciones generadas en explotaciones avícolas, como la pollinaza/pavinaza, y residuos agrícolas, como restos de poda de vid, para su aprovechamiento energético como biocombustibles y biofertilizantes, que permita la recuperación de nutrientes mediante su aplicación en cultivos.
Por otra parte, el proyecto pretende conseguir el control de los procesos productivos a través de su digitalización con el objetivo de mejorar las condiciones de bienestar animal al conseguir condiciones idóneas de temperatura y humedad en las instalaciones, así como consumos ligados a dichas condiciones para implantar un sistema de gestión inteligente que facilite la toma de decisiones en las explotaciones avícolas.
Por último, se llevarán a cabo acciones de economía circular para reducir el impacto medioambiental asociado a la producción mediante la disminución de demanda de recursos vinculados al consumo de energía y agua. La estrategia completa será evaluada mediante la metodología de análisis de ciclo de vsida, que permitirá cuantificar de manera objetiva el desempeño ambiental de las soluciones propuestas, y desde el punto de vista técnico económico, lo que permitirá determinar la viabilidad de su introducción en las actividades del sector.
Valorización de residuos y bienestar animal
El proyecto tiene una duración de más de 3 años y cuenta con un presupuesto de 597.650,57€ y una subvención de 595.550,57€, cofinanciada en un 80% por fondos FEADER. SIMBAV comenzará con la digitalización de las granjas a estudio con la instalación de sensores y la implementación de algoritmos predictivos que permitan la detección temprana de enfermedades para conseguir una reducción en la mortalidad de las aves.
Los indicadores del proyecto calculan que se recuperará, al menos, el 50% de la energía térmica de los biocombustibles con la optimización del sistema de combustión para su uso en el sector avícola, además de una reducción de entre un 20% y un 50% en el consumo de agua de red de la explotación. También se prevé una disminución del 60% en el consumo de fertilizantes inorgánicos gracias a la utilización de las cenizas generadas en el proceso de combustión y al desarrollo de un fertilizante líquido con base en las cenizas.
Resultados esperados
Con el desarrollo exitoso del proyecto SIMBAV los investigadores confían en que se posibilitará que las explotaciones avícolas consigan optimizar la productividad de la explotación mediante un mayor control del proceso, la mejora del bienestar animal, el aprovechamiento de sus recursos y el incremento de su eficiencia energética, lo que contribuirá a la mejora del sector en términos de innovación, competitividad económica e impacto ambiental.