El viaje del biometano: una travesía dura, pero comenzamos a avistar tierra, tierra verde
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Actualmente en el mundo existe una gran preocupación con el calentamiento de la Tierra y sus graves consecuencias. Desde Kioto hasta París, las políticas de los países están evolucionando para mitigar los gases de efecto invernadero (GEI). La producción y el consumo de energía es una relevante fuente de emisión de GEI, por lo que se deben implementar medidas para maximizar el uso de las energías renovables, y el biometano es una de ellas.
El biometano es el gas renovable que se obtiene a partir del aprovechamiento de residuos orgánicos procedentes de la ganadería, la agricultura, la industria, la fracción orgánica del residuo municipal, los vertederos y las estaciones de depuración de aguas residuales (EDAR). El gas producido por dichos residuos (biogás), se depura para obtener biometano, que se puede inyectar en la actual infraestructura de redes de gas para los usos finales habituales (cocina, calefacción, ACS, procesos industriales, transporte, …)
En la descarbonización de nuestra economía el biometano juega un rol crucial:
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Es la energía renovable más completa, tiene posibilidad de tener una huella de carbono negativa cuando se considera toda la cadena de producción. Esta huella de carbono negativa puede ser empleada por los clientes compradores en la justificación del cumplimiento total de sus emisiones gracias a las Garantías de Origen del biometano inyectado en la red de gas.
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Es la más versátil, solucionando el problema del almacenamiento de la producción intermitente que tienen otras energías renovables, ya que el biometano puede inyectarse en la infraestructura de redes de gas, y por tanto tiene capacidad de almacenamiento.
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Además de ser el vector energético que más contribuye a la economía circular, la tecnología más madura e implantada a nivel mundial para valorizar residuos generando energía para todo tipo de usos; en línea con lo expuesto por la Comisión Europea en su comunicación “El papel de la transformación de los residuos en energía”
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Adicionalmente a su contribución al desarrollo rural y a la fijación de empleo (y población) en entornos agrícolas y ganaderos y a la mejora de la gestión medioambiental de residuos orgánicos tan problemáticos como las deyecciones ganaderas, purines, estiércoles, gallinazas, etc., los lodos de depuradora o la fracción orgánica de RSU.
En el camino hacia la descarbonización de la economía en Europa, el biometano es una realidad incuestionable, y en España (potencia agrícola y ganadera) no nos podemos permitir volver a perder este tren de desarrollo medioambiental, social y económico, hemos de completar el mapa.
En Europa hay más de 800 plantas de biometano y en España solo 2: la planta del Vertedero de Valdemingómez (Madrid) y la planta de la EDAR de Butarque (Madrid) son las primeras expediciones que están ayudando a aprender más sobre los obstáculos a superar.
Francia es un evidente ejemplo de la tendencia existente en Europa con un importante impulso desde la Administración. La “Ley de Transición Energética para un Crecimiento Verde” en 2015, estableció como objetivo que en 2050 el 100% del consumo fuese gas renovable y como consecuencia de esto se están realizando conexiones semanales de nuevas plantas de biometano a las redes francesas de gas.
Para el desarrollo del mercado del biogás/biometano (producción y consumo) en España es necesario y ya urgente el apoyo de la Administración mediante la implantación de:
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Marco regulatorio estable y previsión a largo plazo para atraer inversiones y fomentar tanto la oferta como de la demanda.
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Mecanismos económicos y financieros para apoyar y promover los proyectos de producción de biogás/biometano: Feed-in-Tariff, Feed-in-Premium, Incentivos fiscales, Subsidios directos,
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Desarrollo y operatividad de las Garantías de Origen del biometano inyectado en la red de gas.
En España debemos seguir esta senda y trabajar duro para que esto sea una realidad y no perdamos este tren de desarrollo medioambiental, social y económico.
Estamos hablando de transición energética donde las energías renovables, todas, desempeñan un papel fundamental. El biometano, como gas renovable es por tanto una energía necesaria, que aporta cruciales beneficios a la consecución de objetivos estratégicos propuestos por Europa en el año 2030, tanto en objetivos energéticos de energías renovables como en objetivos medioambientales de reducción de emisiones de GEI.
La cada vez mayor concienciación sobre el impacto medioambiental de ciertas actividades del sector primario, la concienciación sobre el cambio climático y la despoblación de las zonas rurales, hacen que el despegue del biometano agroindustrial sea crucial de manera inmediata y mantenido en el largo plazo.
La concreción de la regulación y apoyo financiero que desde AEBIG llevamos reclamando durante años y trabajando codo con codo con la Administración para facilitarlo y remar en la misma dirección, podrían estar muy cerca de ser una realidad. Concretamente la reciente publicación del “Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética”: Fomento y objetivos de los gases renovables” (artículo 10) prevé:
a) Objetivos anuales de penetración de los gases renovables en la venta o consumo de gas natural …/…
b) Un sistema de certificación que permita la supervisión y control …/…
c) Regulaciones que favorezcan la inyección de dichos gases renovables en la red de gas natural
Por tanto, en AEBIG confiamos en que los fundamentos para su desarrollo están definidos y decididos y en breve poder satisfacer una demanda que, paradójicamente en este sector, hoy no podemos satisfacer. Todo ello se traducirá en numerosos beneficios económicos, medioambientales y sociales para España.
Podemos concluir así que en el viaje del biometano… la travesía está siendo dura, pero comenzamos a avistar tierra, tierra verde.
Artículo publicado en el número 225 Especial Bioenergía 2020