En los últimos años las autoridades han tomado conciencia de los beneficios que una gestión íntegra y circular de los residuos puede aportar a los diferentes actores de la sociedad. En concreto, el Consell de Mallorca ha centrado sus esfuerzos en la elaboración de un proyecto inaudito denominado Tanca el Cercle, que prevé cerrar el círculo de la materia orgánica en la isla mediante la construcción de cinco grandes instalaciones para el tratamiento de estos residuos. Dialogamos con Aurora Ribot, vicepresidenta y consejera de Sostenibilidad y Medio Ambiente del Consell de Mallorca, para ahondar en la relevancia que esta iniciativa circular tendrá a la hora de garantizar una mayor implicación ciudadana en el compostaje, un aumento de la soberanía alimentaria en la isla y un abaratamiento general de los costes en las importaciones de compost.
¿En qué consiste este proyecto Tanca el Cercle?
Tanca el Cercle es un proyecto profundamente transformador y estratégico para la realidad de Mallorca, porque tiene la capacidad de cerrar el círculo de la materia orgánica en la isla, que es el único círculo de la economía circular que ahora mismo estamos en disposición de cerrar.
Trataremos toda la materia orgánica que se genera en la isla, la de origen domiciliario y también la de todo el sector Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías) para transformarla en un compost cuyos altos parámetros de calidad permitirán emplearlo en la producción de alimentos mediante agricultura ecológica, de esta manera lograremos enriquecer el campo mallorquín.
Mediante la construcción de cinco nuevas plantas de tratamiento prevemos reforzar de manera notable el sector primario mallorquín, al incrementar la resiliencia y disminuir la dependencia del exterior; reducir las emisiones derivadas de la importación de compost en cerca de 8.395,92 toneladas de CO₂ anuales; abaratar los costes para los ayuntamientos gracias a la distribución territorial de las futuras plantas y, con mayor relevancia, esperamos poder cerrar el círculo de la materia orgánica en Mallorca y aumentar nuestra soberanía alimentaria.
"Nuestro objetivo es financiar el máximo de plantas posibles a través de los fondos europeos Next Generation y FEDER, lo cual ya nos va marcando un horizonte temporal".
¿Cómo se encuentra Mallorca en el ámbito de la gestión de los residuos?, ¿Qué objetivos se marcan?
En lo que respecta a la materia orgánica, muchos municipios ya recogen sus residuos de manera separada y actualmente contamos con dos plantas de tratamiento en pleno funcionamiento para esta materia orgánica, a lo que se suma otra en construcción, pero lo anterior no es suficiente para recoger y tratar el volumen de residuos generado, más ahora que los ayuntamientos tienen que acabar de implementar los sistemas de recogida separada.
Vamos a construir otras cinco plantas, pues actualmente todo aquello que no se separa va a rechazo y es valorizado energéticamente. Hay algunos municipios y zonas importantes de Mallorca donde aún no se separa y nuestras estimaciones nos dicen que un 40% de la materia destinada actualmente a la incineradora debería ir a tratamiento de materia orgánica. Esto supone que cuando tengamos el proyecto totalmente implementado, cuando todos los ayuntamientos recojan los residuos de manera separada y aumente el porcentaje de aportaciones domésticas al contenedor marrón, podremos prescindir de dos de las cuatro líneas que en este momento ejecuta la planta de valorización energética.
Nuestro objetivo es financiar el máximo de plantas posibles con los fondos europeos, lo cual ya nos va marcando un horizonte temporal. Todas las infraestructuras que podamos financiar con los fondos Next Generation tendrán que estar construidas para el 2026 y también tenemos los fondos FEDER encima de la mesa, lo cual nos emplaza para el 2029. Esperamos en este periodo poder haber desarrollado las cinco plantas.
¿Qué características van a distinguir estas nuevas instalaciones?
Estas instalaciones nos van a permitir hacer un tratamiento diferenciado de aquello que es materia orgánica de origen doméstico y de restauración por un lado, y los lodos de depuradora por otro. Con lo cual, vamos a tener circuitos totalmente separados para ambos residuos y no va a haber ningún tipo de contaminación cruzada. De esta manera, aquello procedente de origen doméstico o restauración tendrá calidad para ser certificado como apto para agricultura ecológica.
Más allá de esto, estamos hablando de grandes instalaciones con tecnología puntera y una gran capacidad de tratamiento que permitan asumir nuestros picos de producción de materia orgánica asociados al turismo. En total, las plantas costarán aproximadamente 200 millones de euros y serán naves cerradas, pues uno de nuestros objetivos prioritarios consiste en minimizar el impacto que éstas generan a sus alrededores, con especial énfasis en las molestias que puedan acarrear a los vecinos de la zona.
"Las cinco plantas contempladas en Tanca el Cercle estarán dotadas de tecnología puntera y una gran capacidad de tratamiento para asumir nuestros picos de producción de materia orgánica asociados al turismo".
¿Por qué resulta tan importante el proyecto para Mallorca?
Sobre todo, es importante para Mallorca porque nos dotará de soberanía alimentaria. Hemos visto con la guerra de Ucrania y el consecuente problema del encarecimiento de los combustibles que somos altamente dependientes del exterior. Esto ya lo sabíamos, pero se ha enfatizado también la dependencia hacia la disponibilidad de recursos comunes, como son por ejemplo los abonos, y del coste que supone traerlos dos hasta aquí.
Todo aquello que nos reporte soberanía supone una mejora crucial y nos genera resiliencia como sociedad. Con esta materia orgánica haremos un compost que será apto para agricultura ecológica y que además podremos comercializarlo a un precio público. Antes de toda esta crisis de combustible, de transporte y de suministros, los agricultores tenían que traer material de estas características a unos precios que rondaban los 70 euros por tonelada, un costo inasumible para algunos. Aquí en Mallorca, el compost que generamos actualmente para poder ser utilizado en el campo proviene de la ganadería, un sector minoritario en la isla que nos obliga a depender de las importaciones.
"El proyecto nos permitirá pasar de los 70 euros por tonelada de compost actuales a unos 3 euros. Esto va a suponer un cambio muy importante para el sector agrícola de la isla".
De estos 70 euros actuales pasaríamos a unos 3 euros para el compost que distribuiría la institución, el servicio insular. Esto para el sector va a suponer un cambio muy importante, va a condicionar y mucho las opciones que tengan de crecimiento, y además nos vamos a asegurar de que este compost acabe en manos de aquellos que generan comida con él y aportan un mayor valor añadido. Va a suponer un antes y un después para el sector.
Vamos a facilitar el crecimiento del sector agrícola, que crezca en resiliencia y en capacidad de planificación. Va a tener un recurso disponible a su disposición en la isla que no dependerá de las importaciones u otros muchos factores externos que no se puedan controlar, y además a un precio que posibilitará que ellos también puedan ser más competitivos en el mercado bajando el precio de la cesta de la compra de los productos locales. Se trata de un proyecto multidisciplinar y en ello reside su importancia.
¿Quiénes son los principales actores involucrados?
El hecho de que los agricultores puedan acceder a este producto hace que disminuya el precio de la compra del producto local, con lo cual toda la ciudadanía se va a ver beneficiada por una tarea que ella misma va a tener que hacer, que es separar en casa la materia orgánica y llevarla a los contenedores separadamente; después, el ayuntamiento la recoge y nos la trae a nosotros. Entendemos que será un proyecto palanca de toda la sociedad.
Tanca el Cercle, al ser un proyecto circular, lo podemos leer desde distintos puntos de vista, pero yo creo que es más fácil para todos y todas entender que el círculo empieza en nuestra casa, cuando vamos a comprar y escogemos los productos que compramos, cocinamos y luego tiramos la basura. Para que podamos hacer un compost de calidad, la gente tiene que separar los residuos de materia orgánica en su casa, los tiene que separar bien y los tiene que traer separadamente a los contenedores y los puntos verdes.
Aquí el ayuntamiento los recoge y nos lo trae al sistema insular de gestión, que será el encargado de las tareas de tratamiento del compostaje, y luego lo distribuirá entre los productores de alimentos, entre los agricultores y las agricultoras de Mallorca. Éstos lo usarán sobre todo para cultivar verduras y hortalizas, que son los cultivos más demandantes de este tipo de compost y nos llenarán los estantes del mercado y los supermercados con un producto de calidad y local de Mallorca; un producto que podrá ser más competitivo y más barato, puesto que reducimos también de manera importante los costes de producción.
¿Qué perspectivas de futuro auguran a Tanca el Cercle?
Nuestro futuro más cercano y a medio plazo, es finalizar la construcción de estas plantas, tenerlas en pleno funcionamiento y poder cerrar con ello el circuito de la materia orgánica para poner en marcha todo este proyecto que hará más robusto y fuerte nuestro sector primario, potenciando su crecimiento para dotarnos de soberanía. Cuando tengamos lo anterior totalmente implantado, será el momento, aunque quizá un poco antes también, de abordar sistemas de reciclaje complementarios como el de depósito, devolución y retorno con otros con otros residuos. Son sistemas que podemos instaurar de manera paralela al de la materia orgánica y que nos ayudarán a crecer también en sostenibilidad.
Las necesidades en una isla como Mallorca para ser más sostenibles las vemos día a día. La necesidad de establecer límites a nuestra actividad para hacerla compatible con la naturaleza y con el territorio es una realidad que tenemos encima de la mesa, y la verdad es que la ciudadanía cada vez está más concienciada; con la crisis sanitaria que hemos experimentado y la posterior crisis que estamos viviendo raíz de la guerra en Ucrania lo vemos todos y todas. Es necesario reducir las emisiones de carbono y los residuos generados por los efectos adversos que a diario experimentamos en nuestra isla, pues si bien contamos con un potente sistema de tratamiento de residuos, muchas temporadas del año se encuentra tensionado por la actividad turística.
Es preciso que reduzcamos los residuos que generamos y, en especial, que incineremos muchos menos. En Mallorca no tenemos vertederos, no vertemos nuestros residuos desde que un tiempo atrás entendimos lo ilógico que resultaba dedicar parte de nuestro limitado territorio a esta actividad, pero destruir nuestros recursos en la incineradora desde luego no es la solución.
También identificamos como necesidad que Mallorca debía hacerse más soberana alimentariamente y nuestro deber de apoyar a nuestro sector primario, que es pequeño, pero tiene una responsabilidad muy grande, son los payeses y las payesas quienes cuidan de nuestro territorio y de este paisaje que se erige como reclamo turístico internacional.
"Tanca el Cercle es importante para Mallorca porque nos dotará de soberanía alimentaria, haciéndonos más resilientes como sociedad".
¿En qué otras iniciativas trabajan desde el Consell?
Hemos puesto en marcha por primera vez una línea de subvenciones para ayudar a las empresas a eliminar el sobre envasado plástico de sus cadenas de distribución, poniendo el énfasis en sus productos finales, y ha resultado ser todo un éxito. Por otro lado, también estamos estudiando el sistema de depósito, devolución y retorno para su futura implantación, así como un amplio y constante trabajo de concienciación, educación ambiental. En nuestra línea de apostar por la materia orgánica, hemos incidido también para reducir el desperdicio alimentario a través de unas guías enfocadas a los diferentes sectores que están gustando mucho, nos satisface enormemente distribuirlas y constatar que a partir de las mismas somos capaces de propiciar el avance hacia una mayor circularidad mallorquina.