¿Repitiendo errores? cómo prevenir la escasez de habilidades y trabajadores en la economía circular, de forma inclusiva
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Podríamos incorporar a más de 18.000 operarios ahora mismo” afirmó el año pasado Raúl Rodríguez, director general de la Federació de Gremis d’Installadors de Catalunya. En efecto, con la demanda de instalación de paneles solares disparada, las empresas instaladoras, sólo en Cataluña, cuantificaron en 18.051 los puestos vacantes. En el conjunto de España, la escasez de trabajadores en el sector fotovoltaico se estima en unos 50.000 o 60.000 empleados.
Pero esta situación no se da sólo en España. De hecho, según el Banco Europeo de Inversiones, la falta de personal cualificado con habilidades verdes en la Unión Europea está frenando las inversiones en el sector, y por lo tanto su avance.
La situación es preocupante, y todos los actores vinculados a la economía circular deberían tomar nota de lo que está sucediendo en el sector de las energías renovables.
Si bien la situación no es (aún) la misma, ya se vislumbran algunos casos parecidos en Europa. En Francia, la agencia encargada de la formación profesional identificó a los profesionales de reutilización de bienes de consumo (empleados polivalentes que buscan para cada producto la mejor forma de prolongar su vida útil) entre las profesiones más solicitadas en el país. En Austria, la introducción de un vale que reembolsa al ciudadano el 50% del coste de una reparación, hasta los 200 euros, ha disparado la demanda, evidenciando cierta escasez de profesionales cualificados en el sector. En diversas ciudades europeas, el creciente uso de bicicletas ha generado escasez de trabajadores con conocimientos y habilidades necesarios para su reparación.
Las habilidades necesarias para una economía circular sostenible, en la que se priorice la reparación y reutilización, difieren de la economía lineal, caracterizada por la automatización y extracción, fabricación y eliminación de materiales. En una economía circular, los trabajadores deben estar preparados para evaluar las especificidades de cada producto o material y encontrar la estrategia más adecuada para prolongar su vida útil.
Sin embargo, hay muy poca información disponible acerca de las futuras necesidades del mercado laboral en una economía circular. Y sin una buena comprensión de las competencias necesarias en el futuro, no será posible adaptar la formación, corriendo pues el riesgo de que se produzca un desequilibrio entre la oferta y la demanda de ciertas habilidades y competencias. Lo que está en juego es la ralentización de la transición hacia la economía circular debido a la escasez de habilidades y mano de obra.
Conscientes de todo ello, RREUSE, la red europea de entidades sociales activas en la economía circular, decidió llevar a cabo un estudio que explicara cómo las organizaciones de la economía social están contribuyendo al desarrollo de competencias necesarias para una economía circular, con especial atención a las habilidades manuales necesarias en el sector de la reutilización.
El informe final (‘Putting people and skills at the core of the circular economy: 18 stories from social enterprises’) presenta 18 estudios de caso de organizaciones de varios países europeos, incluyendo tres empresas de inserción españolas. Para ser representativos del sector, los estudios de caso abarcan una variedad de fracciones, incluidos los textiles, los equipos eléctricos y electrónicos, los muebles, las bicicletas y los residuos de la construcción y demolición.
En una economía circular, los trabajadores deben estar preparados para evaluar las especificidades de cada producto o material y encontrar la estrategia más adecuada para prolongar su vida útil.
Ideas clave del informe
Las empresas de inserción activas en la reparación, reutilización, y reciclaje juegan un papel vital para preservar las habilidades manuales que son necesarias para el desarrollo de una economía circular. Debido al auge de la cultura del “usar y tirar”, habilidades como la reparación, la costura, la tapicería, o la renovación de muebles han ido perdiendo importancia en las últimas décadas, lo que ha limitado las oportunidades de formación en estos sectores, agravando aún más el problema. Sin embargo, estas habilidades son fundamentales para avanzar hacia una economía circular más sostenible, que se basará en la conservación del valor de los productos y la prolongación de su vida útil.
Las entidades de la economía social, sin embargo, han ayudado a preservar estas habilidades a través de sus esfuerzos por reutilizar y reparar bienes. Ante la falta de oportunidades de formación en centros de formación profesional, las empresas de inserción son en muchos casos las únicas organizaciones ofreciendo formación en este ámbito.
Cómo muestra el informe de RREUSE, es muy beneficioso que estas entidades se enfoquen en proveer formación práctica en el mismo puesto de trabajo, en lugar de impartir clases en un entorno formal y teórico. Esto se ajusta a las necesidades competenciales de la economía circular y, según varios estudios, también es una opción más adecuada para personas vulnerables con un bajo nivel de formación previa.
Las entidades sociales desempeñan un rol clave en la mejora de las competencias y habilidades de personas vulnerables a través de itinerarios de formación y trabajo personalizados, adaptados a sus circunstancias. Estos programas son holísticos, y consisten en una evaluación exhaustiva de habilidades individuales, situación personal y objetivos profesionales, seguida de un itinerario de trabajo personalizado y transición al mercado laboral ordinario.
Estos itinerarios de formación y trabajo no sólo se centran en el desarrollo de competencias prácticas, sino que también incluyen medidas de intervención y acompañamiento, que buscan satisfacer o resolver problemáticas específicas de los trabajadores en riesgo de exclusión social. La evaluación y el acompañamiento del trabajador es una constante durante todo el itinerario. Como explica Laura Rubio, Directora de AERESS, la plataforma española de entidades sociales especializadas en la inserción socio laboral a través de la reutilización, reparación y reciclaje:
“Existen varias etapas en el proceso de acompañamiento: acogida y diagnóstico inicial, desempeño laboral y mejora de la empleabilidad, y transición al mercado laboral ordinario. En cada una de estas fases se lleva a cabo un proceso continuo de evaluación, implicación, acción y seguimiento. La red de AERESS crea más de 2.000 puestos de trabajo, de los cuales la mitad son empleos de inserción. Todos estos empleos contribuyen a potenciar la economía circular en España: en el último ejercicio, las entidades de AERESS gestionaron 76.000 toneladas de residuos, el 75% de los cuales fueron valorizados mediante reutilización o reciclaje.”
En definitiva, los análisis de caso del estudio muestran que las entidades sociales contribuyen de forma significativa al desarrollo de competencias y habilidades necesarias para una economía circular, y lo hacen de una forma socialmente inclusiva. La formación inclusiva y centrada en la persona implica dar prioridad al aprendizaje basado en el trabajo, a la flexibilidad, y al acompañamiento psicosocial y profesional.
La creación de empleo en la economía social y circular
Durante décadas, las empresas de inserción se han dedicado a la reutilización y preparación para la reutilización de bienes de consumo, creando oportunidades de empleo y proporcionando formación a personas en riesgo de exclusión social. Según cálculos de RREUSE, estas organizaciones crean 70 puestos de trabajo por cada 1.000 toneladas de bienes y materiales recogidos con vistas a su reutilización.
La tendencia es clara. La economía circular podría suponer un aumento neto de 700.000 puestos de trabajo en 2030 en el conjunto de la Unión Europea. AERESS crea ya más de 2.000 empleos en la economía social y circular en España, según datos del último ejercicio. De hecho, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la gestión de residuos supone el 21% de los empleos relacionados con servicios medioambientales. La calculadora social de AERESS permite comprobar el número de horas de empleo que se pueden crear para personas vulnerables gracias a la reutilización. Es una herramienta interactiva y muy significativa, ya que muestra el potencial del sector para crear empleos para aquellos que más los necesitan.
Para asegurar y maximizar el impacto social y medioambiental del sector, son necesarias políticas con visión de futuro que aceleren la transición hacia una economía circular más inclusiva.
Conclusión
Las entidades sociales activas en la reutilización, reparación y reciclaje contribuyen de forma activa a la creación de empleo y al desarrollo de habilidades necesarias para una economía circular.
Sin embargo, para asegurar y maximizar el impacto social y medioambiental del sector, son necesarias políticas con visión de futuro que aceleren la transición hacia una economía circular más inclusiva.
España está ejerciendo la Presidencia del Consejo de la Unión Europea durante el segundo semestre de 2023, y la UE ha declarado el 2023 como el Año Europeo de las Habilidades. Estos acontecimientos crean una oportunidad única para el Gobierno para impulsar un sector con múltiples beneficios sociales y medioambientales, poniendo al país a la vanguardia europea.