Las condiciones climáticas en España hacen necesaria la existencia de embalses y presas
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En fechas recientes se están publicando, en diversos medios, informaciones sobre los embalses, las presas y las obras de regulación hidráulica en general que pueden crear confusión en la opinión pública y es por esta razón por lo que el Comité Nacional de Grandes Presas hace las siguientes aclaraciones.
España, debido a sus condiciones climáticas y orográficas, acusa una gran irregularidad en la distribución temporal y espacial de las precipitaciones. Ello da lugar a periodos más o menos prolongados de sequía en gran parte de su superficie. En efecto, frente a una regulación media natural en Europa del 34%, en España ésta es de sólo del 8% de los aproximadamente 110.000 hm3 de aportación media anual. Esto significa que, en España, la disponibilidad natural de agua con relación al total procedente de las precipitaciones es mucho menor que en otros países de nuestro entorno.
Por ello, los embalses y las presas en España son absolutamente necesarias debido a la carencia natural de agua.
El 80% del agua de consumo humano proviene de los embalses
Por este motivo, nuestro país, a lo largo de su historia, ha construido un gran número de infraestructuras hidráulicas que le han permitido dar respuesta a las demandas que la sociedad ha ido necesitando (agua de calidad para consumo humano, riego, generación de energía, medioambiente, etc.) y, muy especialmente, obras que nos han servido para paliar las sequías y para la prevención y defensa contra las inundaciones. El papel que los embalses juegan actualmente en España es absolutamente fundamental. Por poner un ejemplo: el 80% del agua de consumo humano proviene de los embalses; si los embalses no existieran habría frecuentes restricciones de agua comprometiendo las demandas de consumo humano (haciendo inviable acoger al turismo), la producción de alimentos y la atención a otros usos, comprometiendo también la seguridad energética.
1.225 grandes presas que regulan el 50% de la aportación media anual.
En la actualidad, la capacidad de almacenamiento de agua en España es de unos 56.000 hm3, esto es, en torno al 50% de la aportación natural media anual, con un total de 1.225 grandes presas. La capacidad de los embalses en explotación ha disminuido con el tiempo (se estima una pérdida del 10% sobre el volumen total de los embalses) por la acumulación gradual de sedimentos.
Como toda infraestructura, las presas y los embalses, para cumplir su fundamental papel, deben ser mantenidos en condiciones adecuadas requiriendo inversiones que garanticen su adecuado estado y funcionamiento, e inversiones que permitan adaptarlas a las crecientes exigencias en cuanto a seguridad pública.
La decisión de construir una presa no es una decisión coyuntural asociada a una circunstancia concreta, sino fruto de una planificación hidráulica integral, a medio y largo plazo, en la que se valoren todos los aspectos técnicos, ambientales, sociales y económicos. Esta planificación es la contenida en los Planes Hidrológicos de Cuenca, que recogen las demandas y definen las actuaciones necesarias, cuya realización solamente requiere de la dotación presupuestaria de las que se estimen prioritarias. Esta planificación hidrológica cuenta con herramientas que estudian el equilibrio entre la demanda y disponibilidad de agua por territorios, y asiste a la toma de decisiones sobre la construcción o no de nuevas presas, el recrecimiento de las existentes, o la optimización de la gestión del recurso, con el objeto de aumentar la disponibilidad de agua en todas las circunstancias. En definitiva, los embalses han sido, son y serán elementos clave en la planificación y gestión hidráulica, cuyas ventajas frente a otras soluciones, hay que poner en valor.
La demolición de azudes en España no ha mermado la capacidad de almacenamiento de agua
En las últimas décadas se han puesto en fuera de servicio algunas presas en España. Son azudes o presas que crean embalses de reducido tamaño y que por diversas razones han perdido su uso. Estas presas puestas en fuera de servicio no suponen una merma real de la capacidad de almacenamiento sobre el total, ni de la cantidad de agua en términos de disponibilidad. La demolición o puesta en fuera de servicio de una presa relevante en términos de capacidad de regulación hidráulica conllevaría una modificación sustancial en su entorno socio – económico y ambiental, aunque sólo fuera por la pérdida de disponibilidad del recurso hidráulico.
Los embalses son esenciales para la adaptación al cambio climático y transición energética
Las presas y embalses están llamados a jugar un papel importante en la adaptación al cambio climático y a la transición energética. La combinación de temperaturas más elevadas, un descenso en las precipitaciones y una mayor irregularidad de estas apunta a una pérdida de disponibilidad de recursos, reducción significativa de la escorrentía que podría ser paliada mediante un aumento de la capacidad de regulación hidráulica. Igualmente, la capacidad de almacenamiento de agua y energía que aportan las centrales hidráulicas reversibles es imprescindible para aumentar la disponibilidad de ambos recursos, integrar las energías renovables no gestionables y descarbonizar nuestra economía. Sin las presas y embalses somos más vulnerables en un escenario de cambio climático.