La gran apuesta de Brasil ante la crisis hídrica
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Para el 2050 al menos una de cada cuatro personas vivará en un país afectado por escasez crónica y periódica de agua potable. “Vemos el 2050 como un año lejano, pero hoy son millones los afectados por el limitado acceso al agua, si usted actualmente es uno de ellos imagine el panorama de sus generaciones futuras en 30 años…” Marcelo Bueno, Director de la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, ALADYR.
El Ministerio brasileño de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicaciones, MCTIC, publicó recientemente una invitación a “todos los interesados a participar en el registro de investigadores en el área de desalinización”. El objetivo de esta convocatoria consiste en identificar soluciones tecnológicas disponibles para la desalinización de agua a fin de definir mejores políticas públicas. Una interesante estrategia para incluir a la población en un tema que es de competencia e interés general “garantizar agua”.
Asimismo, el presidente Jair Bolsonaro, ha manifestado en varias ocasiones su intención de replicar el exitoso modelo de desalinización de Israel como alternativa para mitigar la crisis hídrica. Para ello son múltiples los acuerdos entre ambos países destinados a sacar agua salada de pozos, desalinizar, almacenar y distribuir para la agricultura familiar del Nordeste brasileño, a menudo golpeado por fuertes períodos de sequías.
Todo esto da muestras claras del interés de Brasil en acelerar iniciativas de reúso y tratamiento de agua y, al mismo tiempo, configura un panorama propicio para impulsar proyectos de desarrollo hídrico; una propuesta alentadora que contrarresta la denuncia presentada en el 2018 por el Instituto Democracia y Sostenibilidad (IDS), la organización Artigo 19, el Instituto Ethos de Empresas y Responsabilidad Social y Conectas contra Brasil ante la ONU por vulnerar el derecho de sus ciudadanos al agua potable .
"Brasil mira hacia otro lado hacia un derecho fundamental; en los últimos 20 años la expansión del abastecimiento de agua potable y del tratamiento de aguas residuales no ha avanzado", criticó en rueda de prensa el presidente del IDS, João Paulo Capobianco, durante la celebración del VIII Foro Mundial del Agua en Brasilia.
Las entidades que presentaron esta denuncia destacaron que más de 34 millones de brasileños no tienen acceso a agua potable y que más de 100 millones distan de tener un correcto sistema que recoja sus residuos a través de alcantarillas. Capobianco, resaltó incluso que los gastos del Gobierno central en alcantarillado público cayeron un 45% entre 2012 y 2018.
El Presidente de la ALADYR, Juan Miguel Pinto, expresó con ánimos que pese a esta denuncia el Gobierno de Brasil ha mostrado consecución en sus objetivos, siendo una muestra de ellos los acuerdos de transferencia tecnológica con Israel, el exitoso Programa Agua Dulce, la inversión en espacios para la formación y capacitación en materia de alternativas como la desalación, reúso y tratamiento de agua y efluentes y el llamado constante a la concientización sobre esta problemática.
De acuerdo con Marcelo Bueno, director para Brasil de ALADYR, el gigante sudamericano posee el 12% del agua dulce del planeta, y es el país con mayores recursos hidrológicos del mundo, pero su distribución es tan desigual que a mediano plazo prácticas como la desalinización y el reúso del agua serán obligatorias para garantizar el acceso a agua potable. “Es necesario repensar la matriz hídrica… tenemos aguas superficiales y subterráneas, pero hay que introducir la reutilización, el control de pérdidas y la desalinización”.
Bueno mencionó que una de las iniciativas que demuestra el compromiso para cambiar este panorama desalentador es el apoyo otorgado por parte del Gobierno de Brasil mediante el Ministerio De Desarrollo Regional y la Secretaria Nacional de Seguridad Hídrica en el desarrollo de la III Edición del Seminario ALADYR "Desalinización, Reúso y Tratamiento de Agua y Efluentes” que se realizará el 22 y 23 de mayo en Salvador, un encuentro orientado a 300 asistentes, más de 150 industrias de al menos 12 países que promueven el empleo de estas alternativas como solución idónea ante la crisis hídrica.