
Glaciares, reservorios naturales de agua dulce
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El 22 de marzo se celebra el día mundial del agua, cuyo tema de este año es la conservación de los glaciares.
El deshielo de los glaciares es un fenómeno que ha ganado relevancia en las últimas décadas debido a su impacto en el medio ambiente global.
Los glaciares son importantes reservorios de agua dulce. Es por ello por lo que su preservación es fundamental, tanto para la biodiversidad como para las comunidades humanas que dependen de su deshielo estacional para el abastecimiento de agua y juega, al mismo tiempo, un papel crucial en el equilibrio climático de la Tierra. Sin embargo, diversos factores han acelerado su derretimiento, lo que plantea serias preocupaciones sobre sus consecuencias a nivel mundial.
La conservación de los glaciares es, en consecuencia, un tema crucial en el contexto del cambio climático y la sostenibilidad ambiental. Está estrechamente vinculada al favorecimiento del uso del agua, especialmente a través de las obras hidráulicas, que desempeñan un papel clave en la gestión y distribución del recurso hídrico.
Es importante destacar también que los glaciares actúan como "reservorios naturales" de agua dulce, ya que su deshielo estacional provee importantes caudales de agua a ríos y cuencas hidrográficas, los cuales son esenciales para el abastecimiento de agua potable, la agricultura y la generación de energía.
A medida que los glaciares se deshielan y se reducen en volumen debido al cambio climático, las obras hidráulicas pueden jugar un papel crucial para mitigar los efectos de esta pérdida. En muchos lugares, las infraestructuras hidráulicas como embalses, presas y sistemas de almacenamiento de agua permiten regular y distribuir el recurso de manera más eficiente, especialmente en zonas donde el deshielo constituye una fuente primaria de agua durante ciertas épocas del año.
La construcción de estas infraestructuras es fundamental porque permite gestionar el agua proveniente del deshielo de forma más controlada, asegurando que las comunidades dependientes de estos recursos puedan disponer de agua incluso cuando los glaciares estén en retroceso.
Además, las obras hidráulicas pueden ofrecer alternativas a la dependencia exclusiva de los glaciares, almacenando grandes cantidades de agua en épocas de abundancia (cuando el deshielo es mayor) y liberándola gradualmente en periodos de sequía.
Por otro lado, la conservación de los glaciares es esencial para mantener un flujo constante y saludable en los sistemas hidrográficos.
Proteger estos ecosistemas ayudará, por tanto, a garantizar la sostenibilidad de las obras hidráulicas a largo plazo, dado que la cantidad y calidad del agua disponible será crucial para las infraestructuras que dependen del deshielo glaciar.
Otro dato reseñable es que la pérdida de los glaciares contribuye al calentamiento global al no reflejar el hielo los rayos del sol, lo que produce un cambio climático en todo el planeta, con periodos de sequía prolongados y un aumento de las lluvias torrenciales.
Es en este escenario donde los países con climas cálidos, como son los de las zonas ecuatoriales y tropicales, sufren especialmente las consecuencias del calentamiento global. Y es en estos países, en su mayoría emergentes, donde Incatema tiene un compromiso para preservar y gestionar adecuadamente los recursos hídricos disponibles.
Senegal, Angola, Santo Tomé y Príncipe, Camerún, República Dominicana, y muchos otros países necesitan obras de encauzamiento de ríos, estaciones potabilizadoras de agua, regadíos, estaciones depuradoras, y otras infraestructuras con las que se consigue optimizar el ciclo del agua y revertir, en la medida de lo posible, los efectos del calentamiento global y del cambio climático.
En resumen, la conservación de los glaciares y el desarrollo de obras hidráulicas son complementarios: mientras que las infraestructuras hidráulicas ayudan a gestionar el agua de manera eficiente, la protección de los glaciares asegura un flujo constante de agua para dichas obras, favoreciendo así el uso del agua en diversas áreas, desde la agricultura hasta la generación de energía.
Contribuyendo a que no aumenten las temperaturas, entre otras medidas, mediante la disminución de la contaminación, la pérdida de agua potable y la conservación de los glaciares podremos conseguir un planeta donde no sean los países emergentes quienes paguen las consecuencias del cambio climático.