La Comisión Europea lanzaba en marzo el plan denominado REPowerEU, un paso decisivo hacia el rápido desarrollo de la industria del biometano en Europa. El continente necesita urgentemente diversificarse y reducir su dependencia energética a la vez que aumenta la ambición de los objetivos climáticos, y para ello sitúa al biometano como uno de los pilares de esta transición. De hecho, plantea objetivos muy ambiciosos que marcan el camino para sustituir hasta el 50% del gas fósil consumido por este gas renovable. La ambición es máxima y los desafíos mayúsculos, ya que se calcula que serán necesarios hasta 80.000 millones de euros en inversiones.
Hablamos sobre todo esto con Naiara Ortiz de Mendíbil, secretaria general de Sedigas.
Recientemente se han conocido los planes de Europa para sustituir más del 20% del gas importado de Rusia con biometano antes de 2030, para lo que la Comisión Europea redobla su apuesta por un rápido desarrollo de la industria del biometano ¿Tenemos capacidad industrial? ¿Qué supondría esto para la economía y el medio ambiente?
La situación que atraviesa Europa ha puesto de manifiesto la necesidad de desligarse de Rusia a través de la diversificación de los orígenes del suministro de gas y del impulso de alternativas energéticas limpias, alineadas con los objetivos de descarbonización de la UE.
La Comisión Europea menciona en su plan REPowerEU el impulso a la producción de biometano como una de las medidas clave para lograr nuevas fuentes de energía y apuesta por doblar los objetivos propuestos en el Fit For 55.
Los gases renovables en su conjunto, biogás – biometano, hidrógeno verde y gas sintético, aportan soluciones a problemas tanto medioambientales, como sociales o económicos.
Desde el punto de vista ambiental, ofrecen una respuesta al enorme reto de la gestión de los residuos en España. Somos el país de la UE que más expedientes sancionadores ha recibido por sus malas prácticas; además ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), no sólo en el sector gasista, sino también en los sectores agrícola y ganadero, así como en los ámbitos doméstico-comercial, industrial e incluso del transporte, cuyos objetivos de descarbonización son particularmente ambiciosos. Una energía limpia que cierra el círculo de la economía circular.
Por otra parte, a nivel social, facilita abordar el problema de la España vacía, ya que genera empleo y fija población en zonas rurales, que es donde se genera la materia prima para la producción de biometano, procedente principalmente de los residuos agrícolas y ganaderos.
Por último, a nivel económico, contribuye a disminuir la dependencia energética de los combustibles fósiles provenientes de otros países. Aumenta nuestra autonomía y, por tanto, nuestra seguridad de suministro, que resulta más relevante que nunca tomando en consideración el contexto energético actual tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Además, el biometano es una fuente de energía intercambiable con el gas natural, sin llevar a cabo inversiones adicionales ni en la infraestructura gasista, ni en el equipamiento del usuario final, siendo por tanto una solución sencilla y eficiente.
En la coyuntura actual, el biometano es ya una tecnología madura y competitiva. En el caso del hidrógeno verde, los precios de producción son todavía mucho más elevados que el hidrógeno producido a partir de gas natural (hidrógeno gris), por lo que es necesario seguir invirtiendo en I+D+i para conseguir economías de escala que permitan alcanzar umbrales razonables de competitividad.
¿Cómo afecta a la producción de biogás las nuevas legislaciones ambientales?
La regulación de los gases renovables ha avanzado mucho en los últimos años. En el PNIEC se incluyó ya su promoción a través de la medida 8. Posteriormente, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, aprobada en 2021, incorporó en su artículo 12 el fomento y la fijación de objetivos específicos para los gases renovables.
Tras la aprobación de la Hoja de Ruta del Hidrógeno Verde en 2020, el pasado mes de marzo llegó el turno de la del Biogás, que el sector gasista demandaba desde el 2017 como instrumento fundamental para la promoción y desarrollo del biogás-biometano en nuestro país.
No obstante, y a pesar de aplaudir su publicación, consideramos que el objetivo establecido sigue siendo poco ambicioso (10,4 TWh de biogás) si se compara con los 35 mil millones de metros cúbicos (bcm) anuales de biometano que anunció la Comisión Europea en su reciente comunicación REPowerEU.
"Consideramos los objetivos establecidos en la Hoja de Ruta del Biogás son poco ambiciosos si se compara con los anunciados por la Comisión Europea en su reciente comunicación REPowerEU".
La recién aprobada Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, recoge también en su artículo 28, apartado 4, la posibilidad de uso de biogás procedente de digestión anaerobia con fines energéticos, para diferentes usos, incluyendo su inyección a la red de gas natural en forma de biometano.
¿En qué situación nos encontramos en cuanto a producción y aprovechamiento en España con respecto al resto de Europa? ¿Cuál es el potencial productivo de España?
El potencial en España es de unos 137 TWh, considerando el potencial estimado por el IDAE en 2018. Tomando como referencia el estudio de Trinomics para la Comisión Europea, este se situaría alrededor de unos 122 TWh (ver gráfica). Teniendo en cuenta esto, España es el tercer país europeo con mayor potencial tras Francia y Alemania.
Sin embargo, estamos en la cola de Europa en cuanto al número de plantas operativas de biometano. Hasta septiembre de 2021 teníamos en operación una única planta; a fecha de hoy, y en los últimos seis meses, ese número se ha incrementado y ya contamos con cinco que inyectan biometano a la red de gas y están repartidas por el territorio nacional.
¿Qué medidas son necesarias para acelerar el desarrollo del biogás en España? ¿Qué papel deben jugar cada uno de los actores implicados?
Una medida crucial y prioritaria era el establecimiento de un sistema de garantías de origen (GdO). Este mecanismo debía estar habilitado en todos los Estados miembros desde junio del 2021; sin embargo, España no ha cumplido con la legislación europea y hasta el pasado mes de mayo no se aprobó el Real Decreto que crea el sistema de garantías de origen para los gases renovables.
La aprobación de este Real Decreto es un paso muy importante. Sin embargo, esta norma requiere de desarrollos reglamentarios de detalle y se hace necesario acelerar los plazos y dotar a esas GdO de elementos que potencien la inversión, permitiendo ser utilizado por clientes industriales sujetos al régimen de derechos de emisión como herramienta de redención de sus emisiones de CO2. Esperamos en que se acelere y se empiece a desarrollar cuanto antes la Plataforma de registro de las GdO. Confiamos en que pueda estar disponible para finales de este mismo año.
Es relevante señalar que Sedigas realizó un benchmarking en 2019 para determinar cuáles habían sido las palancas principales para favorecer el desarrollo de los gases renovables en otros países europeos. El estudio arrojó como conclusión principal que la mayoría de los países de nuestro entorno habían establecido diferentes programas y mecanismos de incentivo.
Este mismo año se ha sometido a consulta pública en España las bases reguladoras de posibles ayudas a plantas de biogás con Fondos Next Generation. Y aunque el sector está a la espera de su aprobación definitiva, este ya ha expresado su decepción con el bajo importe presupuestado (tan solo 150 millones de euros) teniendo en cuenta la inversión mínima necesaria para cada planta.
Respecto al papel que juegan los diferentes actores implicados, hay que considerar que no son proyectos en los que esté involucrado un único sector, sino que son proyectos multisectoriales, que incluyen al sector agrícola, al ganadero, al de gestión de residuos, al de los lodos de depuradora, etcétera, todos ellos ‘obligados’ a colaborar unos con otros, así como con el gasista.
Alguno de los proyectos que se han puesto en marcha recientemente son el resultado de los acuerdos alcanzados entre un productor dispuesto a invertir para producir biometano y un comercializador que se compromete a adquirírselo través de un contrato a largo plazo (10 años).
¿Qué barreras se encuentra el sector?
Las barreras principales en nuestro país son de orden regulatorio, ya que seguimos sin contar con un marco estable para el biometano.
El Real Decreto-ley 6/2022, de 29 de marzo da prioridad, mediante la simplificación administrativa, a proyectos renovables de energías eléctricas, sin embargo, no se aplica el mismo criterio para los gases renovables. Desde el sector también solicitamos que se reconozca la existencia de una compensación de costes de derechos de emisión por el uso del gas renovable, al igual que se aplica para la electricidad de origen renovable. Otra de las barreras que impide su definitivo despegue es la falta de incentivos fiscales y la falta de medidas de apoyo para facilitar la financiación privada de este tipo de proyectos.
Las subvenciones que se están estructurando alrededor de la generación y utilización del biogás en nuestro país deberían, por un lado, incentivar su inyección en las redes de gas natural y, por otro, fomentar la transformación de las plantas actuales de biogás para generación eléctrica hacia la biometanización. De esta forma, puede ser reducida, de forma mucho más rápida, la dependencia energética exterior y maximizar la disponibilidad de gases renovables para su utilización por la industria, con una visibilidad de precios estable, al poder cerrar contratos de largo plazo con los promotores de esas nuevas plantas de generación.
Europa cuanta con países muy avanzado en el desarrollo del biometano, como puede ser Dinamarca. ¿Podría ser un modelo a seguir? ¿Qué lecciones podemos aprender?
Dinamarca es un país que lleva más de 50 años potenciando el biometano; de hecho, en las últimas semanas han hecho público que ya habían logrado que el 27% del total del gas que circula por sus redes gasistas fuese ya renovable. El objetivo para 2030 es alcanzar el 70%.
¿Cómo valoráis la Hoja de Ruta del Biogás recientemente presentada?
Sedigas celebra la aprobación de la Hoja de Ruta del Biogás, pero considera que sus objetivos no están alineados con el potencial de España.
Su aprobación supone el reconocimiento de los gases de origen renovable como pieza clave de la transformación del sistema energético de nuestro país.
Sedigas considera que es posible superar con creces el objetivo mínimo establecido para el biogás de 10,41 TWh en 2030 y alcanzar uno de biometano próximo al 10% de la demanda de gas natural (38 TWh de biometano considerando que la demanda de gas natural en 2021 fue de 378 TWh), tal y como han fijado países de nuestro entorno.
"Es posible superar con creces el objetivo mínimo establecido en la Hoja de Ruta del Biogás de 40,41 TWh de biogás en 2030 y alcanzar uno de biometano próximo al 10% de la demanda de gas natural".
El sector gasista español hace un llamamiento a no desaprovechar la oportunidad que representa el elevado grado de madurez tecnológica alcanzado ya en toda la cadena de valor del biometano y los recursos e infraestructuras con los que cuenta nuestro país.
Actualmente existen muchos proyectos e investigaciones que unen biogás y todo tipo de residuos. ¿Qué previsones manejan?
Sedigas realizó un inventario en 2021 – con la colaboración de sus asociados – sobre el número de proyectos de gases renovables que tenían en cartera y el resultado final puso de relieve la existencia de más de 225 proyectos, principalmente biometano. Actualmente, en el año 2022, ya una única empresa distribuidora de gas ha anunciado que estudia la viabilidad de más de 100 proyectos de biometano.
Hasta mayo de 2021, una única planta de biometano estaba en funcionamiento, Valdemingómez, que inyectaba a la red de transporte de Enagás y, sin embargo, desde esa fecha y hasta el momento, ya están operativas otras cuatro plantas de producción de biometano, y que están inyectando a la red de distribución. Estos proyectos son los de un depósito clausurado de residuos urbanos en Cerdanyola del Vallés, Barcelona, una planta de depuración de aguas residuales en A Coruña, el de la granja TorreSantamaría en Lérida y una planta de producción a partir de residuos agroalimentarios en Burgos.
Todos los interesados pueden consultar esta y otra información de interés sobre los gases renovables, proyectos de biometano e hidrógeno, tanto nacionales como internacionales, en www.gasrenovable.org. Un sitio web de acceso público, puesto en marcha en 2020 por iniciativa de Sedigas, que se ha convertido ya en todo un referente informativo en materia de gases renovables.
Como ya comentábamos anteriormente, España ya cuenta con sus primeras instalaciones de inyección de biometano a la red de distribución de gas. ¿Se generalizará este modelo en España? ¿Qué veremos en los próximos años?
A pesar de que la Hoja de Ruta del Biogás prioriza los proyectos de producción de biogás in situ, frente a los de inyección de biometano en red, la realidad es que los últimos proyectos que se han puesto en marcha son de inyección en red, ya que es la forma más eficiente de almacenar el gas renovable y de vehicularlo para atender la descarbonización de los diferentes usos finales.
Sedigas apoya medidas como las aprobadas recientemente en Alemania, que desincentivarán el uso del biogás para la generación eléctrica en su forma de operación actual (de producción plana).
Respecto al número de plantas en operación, nos gustaría que en los próximos años su desarrollo presentara idéntica celeridad a la que se está produciendo en Francia, donde entran en operación entre una y dos nuevas plantas de biometano cada semana.
Movilidad, inyección a red, cogeneración, ¿Qué modelos tienen mayor proyección para el futuro?
Sedigas apoya decididamente la inyección en red para maximizar el uso y almacenamiento eficiente del biometano, puesto que resulta la alternativa más escalable y flexible de todas.
El consumo del biogás en proximidad limita de forma significativa su desarrollo, dado que múltiples sectores productores no son consumidores, y viceversa.
Las plantas grandes o cercanas que son capaces de producir y consumir el biogás pueden producir y consumir biogás in situ. Por el contrario, aquellas plantas de sectores con poco consumo, que se encuentran dispersas en el territorio, en ubicaciones aisladas y/o alejadas entre sí o con pequeño tamaño, necesitan de la integración a través de la red. Sirve como claro ejemplo el sector ganadero o agrícola, que son de los principales productores de biogás, pero no son consumidores.
"Por aprovechamiento y eficiencia energética, la inyección en red debería ser la prioridad absoluta, pues aporta los máximos beneficios en términos energéticos".
Como conclusión, deberían ser apoyadas para consumo in situ aquellas instalaciones que requieran más energía térmica de la que pueden producir y/o cuyas necesidades y oferta puedan coincidir. Para el resto, por aprovechamiento y eficiencia energética, la inyección en red debería ser la prioridad absoluta, pues aporta los máximos beneficios en términos energéticos.
Además, este biometano inyectado en red deberá ir acompañado de las GdO que permiten verificar de forma objetiva y fehaciente su origen renovable. Si la producción y consumo se realizara en la misma ubicación, no serían necesarios.