Desalación para el beneficio económico y social de Latinoamérica
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En Latinoamérica aún existe un largo camino en difusión y socialización de la desalación como alternativa para el abastecimiento de agua, pero los beneficios sociales y económicos aunados a su sostenibilidad ambiental la están haciendo ganar terreno y convirtiéndola en parte indispensable de las políticas de Estado para enfrentar el Cambio Climático.
La desalación se ha constituido en una solución para la armonía entre las demandas sociales de acceso al agua y las actividades económicas en zonas de escasez hídrica de América Latina. Con aplicaciones mineras, potables y agrícolas, las plantas desalinizadoras ganan espacio en la aceptación popular debido a los grandes beneficios en la vida diaria de poblaciones históricamente golpeados por las sequías.
No obstante, aún queda un camino por avanzar. Según el Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL) la región sigue padeciendo de 162 disputas en torno a yacimientos mineros a propósito de la competencia con las comunidades por el recurso hídrico, por lo que la desalación y el reúso de agua y efluentes tienen un gran potencial de crecimiento.
La desalación se ha constituido en una solución para la armonía entre las demandas sociales de acceso al agua y las actividades económicas en zonas de escasez hídrica de América Latina.
Chile
Chile exhibe varios de los mejores ejemplos de Latinoamérica, así como la planta desalinizadora de agua de mar de la empresa Aguas CAP que fue construida para abastecer a yacimientos mineros en la Región de Atacama.
La Planta Desalinizadora que posee Aguas CAP en Caldera tiene como actividad principal producir y conducir agua desalinizada en la Región de Atacama para el complejo minero de Cerro Negro Norte. Sin embargo, amplió su alcance original a otras faenas mineras del Valle de Copiapó y lleva 50 litros por segundo de recurso potable a la ciudad de Caldera. Pero lo que se está convirtiendo en un real caso de éxito son los 120 litros por segundo con que provee a los agricultores de la región Mal Paso.
Cabe destacar que si bien, ejemplos como el de Aguas CAP, que unen la desalinización de agua de mar y la agricultura, son relativamente nuevos y escasos en la región, la desalación de pozos salobres es ya una práctica afianzada entre los agricultores de zonas afectadas por la sequía.
En el año 2020, la producción anual de esta planta alcanzó los 8 millones de metros cúbicos, de los cuales el 38% corresponde a agua industrial, mientras que el 62% restante se destina a consumo humano y regadío.
La desalación es uno de los pilares fundamentales en el Plan de Emergencia Hídrica para Combatir la Sequía recientemente presentado por el presidente de Chile, Sebastián Piñera.
Otro de los logros que muestra Chile es el de la primera ciudad con una población mayor a los 20 mil habitantes cuyo suministro proviene exclusivamente de la desalinización de agua de mar. Se trata de Tocopilla, ciudad de Antofagasta. Se espera que la capital de la región también alcance el 100% del abastecimiento potable proveniente del mar en los próximos años.
De no ser por la desalación, la actividad económica y el desarrollo en esta región – ubicada en el desierto Atacama, el más árido del mundo – no sería posible y el conflicto con la actividad minera alcanzaría proporciones insostenibles.
Estas experiencias de éxito hicieron que la desalación fuese uno de los pilares fundamentales en el Plan de Emergencia Hídrica para Combatir la Sequía recientemente presentado por el presidente de Chile, Sebastián Piñera, el cual aspira triplicar la actual capacidad nacional para desalar de 6.600 litros por segundo.
Adicionalmente, María Emilia Undurraga, Ministra de Agricultura de Chile, declaró: “creemos que la búsqueda de nuevas fuentes de agua es fundamental para el sector agrícola. Una opción para nuestro país en esta materia, con más de 6 mil kilómetros de costa, es la desalación de agua de mar... Por ejemplo, con agua desalada se abastece al 85% de la población de Antofagasta y al 100% de la de Mejillones”.
México
Otra población latinoamericana cuyo desarrollo social y económico depende en gran medida de la desalación es la del Valle de San Quintín en México, que goza de una rentable actividad agrícola para exportación de berrys durante todo el año.
Este lugar quizás represente una mirada al futuro de gran parte de la humanidad. El servicio de agua es deficiente, no llueve y los acuíferos están sobreexplotados. Su principal actividad es la agricultura y la única forma que encontraron para mantenerla fue desalar el agua de los pozos salobres.
No existe otro lugar del país donde desalen para ese fin. Alrededor del 98% del agua que se emplea en los cultivos proviene de la desalación y el recurso es tan preciado que sólo se riega por goteo.
La escasez había diezmado la actividad agrícola del Valle pero hace 30 años se instaló la primera desaladora y hubo un punto de inflexión: cultivar volvió a ser posible. Hoy existen cerca 80 desaladoras en la zona y en ocho mil hectáreas se produce lo que antes en 28 mil (Fuente: seminario ALADYR con BerryMex). La inversión en tecnología literalmente rindió sus frutos.
Aspectos normativos y socioambientales
En Chile, las desaladoras no están mencionadas entre los proyectos que deben ingresar al Servicio de Evaluación e Impacto Ambiental (SEIA) listados en la Ley Sobre Bases Generales del Medio Ambiente (artículo 10) pero igual son afectados por el trámite al ser asociados a servicios sanitarios, potabilización, emisarios submarinos y proyectos mineros entre otros contemplados por el instrumento legal.
Otra razón para ser ingresados al SEIA es cuando son susceptibles de algunos de impactos mencionados en el artículo 11 de la misma ley, en cuyo caso requieren un estudio de impacto ambiental que puede demorar considerablemente más que una declaración de impacto ambiental. La tercera razón para ingresar al sistema es voluntaria.
Las consultas ciudadanas son obligatorias para el estudio de impacto ambiental y voluntarias para la evaluación. Sin embargo, un proceso de socialización escueto trae consigo el peligro de impugnación, por lo que se recomienda que este acercamiento entre los titulares del proyecto y las comunidades se haga de manera temprana y armónica para no afectar los plazos.
A fin de facilitar la interacción, los titulares tienden a asumir compromisos voluntarios como compartir agua potable con la comunidad, transmitir el conocimiento con las universidades locales y medidas de protección adicionales a los estándares internacionales para la preservación de la flora y la fauna.
El sistema de evaluación ambiental chileno adolece de normativas que regulen aspectos como el de la descarga de salmuera pero a falta de ello se hizo costumbre la adopción de estándares internacionales como el australiano, el cual ha sido reconocido por fallos de la Corte Suprema de Justicia en casos de impugnaciones a Resoluciones de Calificación Ambiental (RCA – permiso otorgado por la autoridad ambiental).
Entonces, es posible asegurar que la sostenibilidad ambiental de los proyectos de desalación, que dicho sea de paso, actualmente están migrando a energías limpias, está asegurada por exigencias institucionales y comunitarias que van desde la descarga hasta la medición del impacto en colonias de flora y fauna en el medio marino.
El impacto a largo plazo
Cada año el ciclo natural del agua toma 44 mil ochocientos kilómetros cúbicos de agua desalinizada por evaporación y los precipita sobre el continente, mientras que toda la capacidad instalada para la desalinización de agua de mar llega a 21.9 kilómetros cúbicos al año. Por tanto, es evidente que el ciclo natural del agua desala hasta 2 mil veces más que todas las desaladoras combinadas.
De acuerdo a lo explicado en un congreso ALADYR por Daniel Prats, catedrático de ingeniería química y coordinador de proyectos y desarrollo del Instituto del Agua y de las Ciencias Ambientales de la Universidad de Alicante, si se evitara que el total del agua dulce producto de la desalación retornara al mar al cabo de un año – caso exagerado – la concentración salina oceánica pasaría de 35 mil miligramos por litro a 35 mil coma 00056 miligramos por litro. Es decir, una variabilidad aumentativa de 0,0000017% de la salinidad. En otras palabras: el efecto de la desalinización de agua de mar a largo plazo es totalmente despreciable en términos matemáticos.
A pesar de los datos y los diversos estudios que afirman que el impacto en la zona de descarga, si hace con diseños correctos de difusores, es irrelevante, la tecnología sigue padeciendo mitos y cuestionamientos entre algunos sectores de la sociedad, por lo general debido a la falta de cercanía con el tema o por desconocimiento de los adelantos tecnológicos. Pero desde ALADYR se espera que la realidad y las necesidades impuestas por las sequías que agravará el cambio climático terminen por evidenciar una vez más los beneficios de la desalación y permitan su aceptación en amplia escala.
Un informe que vale la pena citar
El pasado nueve de agosto se publicó el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) con advertencias contundentes para el mundo: habrá cambios irreversibles incluso si dejásemos de emitir gases de efecto invernadero hoy.
Desde ALADYR se actuó proactivamente con base en la evidencia científica presentada y se hizo un llamado a las autoridades e instituciones de diferentes países de la región como México, Chile y Argentina para que incorporen la desalación y el reúso de agua y efluentes a sus gestiones hídricas como medidas sostenibles para procurar que la menor cantidad de personas padezcan el agravamiento de las sequías que proyecta este estudio entre otros.
El estudio muestra una proyección general de la mutabilidad en el total de precipitaciones en América Central y Sudamérica en un escenario de dos grados de aumento de la temperatura. Luego del 2040 las lluvias muestran niveles considerablemente negativos, indicando sequías más intensas y prolongadas. Para esta parte del continente también se espera, con alto grado de confianza en la conclusión, que la temperatura aumente más que en el resto del mundo.
A las sociedades latinoamericanas les urge hacer acuerdos nacionales y multilaterales para fortalecer a la desalación e intensificarla, puesto que representa una alternativa ineludible para asumir una mayor demanda y una menor disponibilidad por las proyecciones de sequías vinculadas al cambio climático y otros desafíos.
Es por esta razones que a las sociedades latinoamericanas les urge hacer acuerdos nacionales y multilaterales para fortalecer a la desalación e intensificarla en rubros como la agricultura, puesto que representa una alternativa ineludible para asumir la mezcla entre la mayor demanda por razones del incremento poblacional y económico, y la menor disponibilidad por las proyecciones de sequías vinculadas al cambio climático y otros desafíos.
Como conclusión es posible afirmar que la región sigue sumando casos de éxito de desalación y que la expectativa de crecimiento en la aplicación de esta alternativa se ve favorecida por los grandes retos de abastecimiento de agua que traen consigo las actividades económicas, las demandas sociales y el cambio climático. Como Asociación insistiremos para que, así como en Chile, la desalación sea considerada como parte fundamental de las políticas públicas necesarias para garantizar la seguridad hídrica en cada uno de los países.
Artículo publicado en el número 234 de RETEMA.