Cuando las desgracias nos dan la razón
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Octubre ha sido un gran mes para el biogás. El sector se dio cita en el II Salón del Gas Renovable de Valladolid, la feria organizada por AVEBIOM y AEBIG es una cita ineludible para comprobar el estado de las tecnologías y las posibilidades que ofrecen las empresas del sector.
Las perspectivas para esta fuente de energía en España son buenas, lanzadas por un sector privado dinámico y con voluntad de hacer realidad numerosos proyectos. Ingenierías, empresas de servicios medioambientales, inversores y empresas del sector energético (principalmente gasistas) están desarrollando numerosos proyectos de biometano. El marco legislativo va, sin embargo, definiéndose a una velocidad excesivamente lenta, y suponiendo una evidente ralentización para estas aspiraciones.
La invasión rusa de Ucrania ha traído numerosas preocupaciones. El empeoramiento de la crisis humanitaria y la amenaza que representa la guerra en curso en Europa por la seguridad alimentaria y energética han disparado su impacto en todo el mundo. Sin embargo, la preocupación más apremiante para la Unión Europea (UE) ha sido la crisis energética que enfrenta el continente antes de la temporada de invierno. La guerra ha sacado a la luz la dura realidad de Europa de depender de los suministros energéticos rusos. La invasión rusa en Ucrania ha provocado que la transición hacia fuentes de energía limpias y no dependientes sitúen al biometano como una de las grandes alternativas para garantizar el suministro al resto de países de la zona euro.
La invasión rusa en Ucrania ha provocado que la transición hacia fuentes de energía limpias y no dependientes sitúen al biometano como una de las grandes alternativas para garantizar el suministro al resto de países de la zona euro.
En respuesta a la invasión, se ha planificado la estrategia REPowerEU para crear una Europa energéticamente independiente antes de 2030. El plan reducirá la dependencia del bloque de las importaciones de gas natural ruso y, al mismo tiempo, implementará medidas para contrarrestar el aumento vertiginoso de los precios de la energía. REPowerEU aboga por una estrategia triple para mejorar la eficiencia energética, expandir el uso de energía renovable y asegurar proveedores de petróleo y gas no rusos.
A su vez, un informe reciente de Gas for Climate sitúa al país como una de las grandes potencias en biometano a nivel europeo y clave para lograr los objetivos de producción establecidos por la estrategia REPowerEU. Su estimación es que el país sea capaz de producir 4 bcm de este gas ecológico en 2030 y hasta 20 bcm en 2050, lo que le situaría solo por detrás de Francia y Alemania.
Sin embargo, en la Hoja de Ruta del Biogás publicada por Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico MITERD, se estima una cifra muy lejana a la que marcan otras potencias europeas. Si bien la hoja de ruta identifica algunas de las oportunidades para el desarrollo del biogás en España, proponiendo una serie de líneas de acción destinadas a impulsar este tipo de proyectos, en el marco del fomento de los gases renovables establecido tanto en el artículo 12 de la Ley 7/2021 de Cambio Climático y Transición Energética o en la medida 1.8 del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, la realidad es que se queda muy corta. Por poner un ejemplo, fija un objetivo mínimo de producción de biogás de 10,41 TWh anuales en 2030. Es una cantidad mínima, que palidece en comparación a los objetivos de otros países, como Países Bajos, Francia o Dinamarca.
De hecho, no es que España no haya acometido todas las inversiones que debiera, es que ni siquiera ha cumplido con la definición de la legislación que permita desarrollar este tipo de proyectos con total seguridad (sistema de garantías de origen con casi dos años de retraso, creación de los mecanismos que permitan un mercado nacional de biometano que permita descarbonizar a las empresas, etc.). Incluso la aprobación de nuevas ayudas, como la altamente publicitada Convocatoria de Ayudas para Proyectos Singulares de Instalaciones de Biogás, presenta numerosos claroscuros, pues es una ayuda que obliga al beneficiario de la misma a renunciar a la obtención de certificados verdes, también llamados ecológicos, con carácter general y además no puede destinarse el biometano al cumplimiento de las obligaciones de transporte, pues se considera subvencionable únicamente la potencia de la instalación no relacionada con la producción de biometano para transporte que se destine a cumplir una obligación de suministro o de mezcla (según art 41.3 del reglamento 651/2014 de exención por categorías). ¿Esto qué significa? Que la recepción de subvenciones de este tipo puede limitar seriamente las posibilidades de venta del biometano, o su precio objetivo. El presupuesto dotado para estas esperadas ayudas es de 150 M€; la Comisión Europea acaba de aprobar el plan de Italia para la producción de biometano, en el que el Gobierno de Italia dotará de 4,5 billones €,…
Por otro lado, estamos sufriendo una de las peores sequías y olas de calor que se recuerdan, no solo a nivel nacional, sino en todo el mundo. La combinación de altas temperaturas y falta de lluvia causa estragos en gran parte del planeta, una situación que adelanta décadas lo previsto en los modelos de cambio climático. El calor y la sequía nos están golpeando con fuerza este año: olas repetidas y prolongadas con temperaturas récord y pantanos en los niveles más bajos de este siglo dejan un panorama desolador en España a finales del verano. Sin embargo, si echamos un vistazo al mundo, vemos que no somos los únicos afectados ni los que sufren estas condiciones de una forma más dramática. Las imágenes de cauces secos en grandes ríos de Europa y EEUU son reveladoras, pero a medida que pasan las semanas cobra más importancia la situación que vive otra de las grandes economías del mundo. China está padeciendo la ola de calor más larga y sostenida desde que hay registros, y la falta de agua amenaza las cosechas y la generación de energía hidroeléctrica. Las repercusiones se pueden notar en todo el planeta.
Las necesidades climáticas, energéticas, hídricas y medioambientales ya están aquí, pero el marco normativo y el marco de incentivos al biogás, herramienta fundamental para la mitigación de estas urgencias, aún no.
Los proyectos de biogás son una herramienta fundamental en un país con las carencias hídricas de España. Desde la captura de metano (uno de los principales gases de efecto invernadero), a las soluciones para el tratamiento de purines y estiércoles, cuya mala gestión puede derivar en la nitrificación de nuestros escasos acuíferos; o la producción de fertilizantes orgánicos (recordemos que la materia orgánica es fundamental para ayudar al suelo a retener agua), que permitan reducir la dependencia y aplicación de fertilizantes químicos. A su vez, estos proyectos interaccionan perfectamente bien con la potente industria agroalimentaria española, y son muy sinérgicos con la gestión de los residuos y subproductos de la industria cárnica, el aceite, el vino o las conservas.
AEBIG lleva años propugnando un modelo de biogás basado en el sector agroindustrial, a imagen y semejanza de otros países europeos desarrollados, donde muchas plantas de pequeño y mediano tamaño generan una tupida red de proyectos de producción de energía renovable (biometano, calor o electricidad), se gestionan residuos locales (purines, estiércoles, alperujos, lodos, etc.), se producen biofertilizantes y se minimizan las emisiones de la ganadería y la agricultura. Todo ello bajo un marco incentivador para este tipo de proyectos, estable y seguro.
Por desgracia, las necesidades climáticas, energéticas, hídricas y medioambientales ya están aquí, pero el marco normativo y el marco de incentivos al biogás, herramienta fundamental para la mitigación de estas urgencias, aún no. Confiemos que durante este año y el próximo toda esta situación vaya concretándose de manera positiva.