Brasil: un nuevo marco regulatorio de saneamiento para favorecer la competitividad
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La Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, ALADYR, realizó un foro sobre desalinización y reúso de agua en el contexto del marco regulatorio y protección de la salud pública en Brasil. Contó con la participación de líderes de la industria del tratamiento de agua y efluentes como Giuliano Vito Dragone, director GS Inima y expresidente del Sindicato Nacional de Concesionarias Privadas de Saneamiento quien enfocó su presentación en la situación actual de Brasil en los temas mencionados y los principales cambios que supone el nuevo marco legal de saneamiento sancionado el pasado mes de julio.
El evento online, realizado con una alta interacción entre panelistas y espectadores, contó con la apertura de Marcelo Bueno, representante de ALADYR para Brasil y la conducción y moderación de Eduardo Pedroza, también miembro de la Asociación y representante de Cetrel. Se extendió por casi dos horas entre presentaciones y nutridas rondas de preguntas que profundizaron en tres grandes ejes: marco regulatorio e incentivo a la reutilización y desalación, reutilización y desalación en la industria e importancia de la metodología de evaluación de riesgos en la regulación del uso y reutilización de agua, efluentes y lodos.
El panel también estuvo conformado por João Bosco Reis da Silva, gerente general de sustentabilidad y relaciones institucionales de ArcelorMittal Tubarão, quien disertó sobre la construcción de una planta desaladora de agua de mar en el estado de Espírito Santo, la cual se espera que entre en operaciones el próximo año y que se erige como la más grande el país.
La triada de ponentes se completó con el profesor de la Universidad Federal de Viçosa, Rafael Kopschitz Bastos, quien también funge como consultor del Gobierno Federal en demandas regulatorias para reúso de agua en la agricultura y agua potable.
Pedroza inició el debate resaltando “unos puntos importantes”. “Sabemos que Brasil tiene grandes desafíos de infraestructura hídrica para satisfacer la demanda, promover el desarrollo y superar la vulnerabilidad de acceso al recurso en regiones sometidas a la escasez. También es necesario modernizar la infraestructura existente”.
Detalló que la demanda nacional para cubrir la brecha en agua potable y saneamiento se estima en 500 mil millones de reales (aproximadamente 100 billones de dólares).
No obstante, agregó que están ocurriendo cambios en los aspectos regulatorios para mejorar el atractivo a la inversión en el rubro de agua potable y saneamiento en los sectores público y privado.
“En este contexto – preguntó a Giuliano Dragone - en su experiencia en el sector del saneamiento y como miembro de una empresa con operaciones en el área de reutilización y proyectos de desalación ¿Cuál es su opinión sobre estos cambios recientes? ¿Cuáles son los puntos clave en los que aún tenemos que evolucionar? Y ¿qué papel desempeñan los proyectos de reutilización y desalación en la construcción de una gestión hídrica sostenible?”
Las respuestas de Giuliano Dragone
Estas interrogantes dieron paso a la presentacióndel Director técnico de GS Inima, quien habló de la situación actual de Brasil en materia de servicios de agua, alcantarillado y tratamiento de efluentes citando el informe del Sistema Nacional de Información Sanitaria (SNIS 2018) cuyos datos se expresan en una media de 83,6%, 53% y 46,2% respectivamente.
Es decir que para 2018 en Brasil existían alrededor de 34 millones 194 mil personas sin acceso al servicio regular de agua potable; las excretas y residuos líquidos de casi 98 millones no son recolectados por tuberías y que los efluentes de más de la mitad del país (unos 112.7 millones de personas) son volcados a la biota sin tratamiento alguno.
Oficialmente Brasil pierde el 38,45% del agua potable que produce por fugas en su red de distribución. Dijo que, al margen de este número, la mayoría de las empresas no hacen una macro medición y no contabilizan esa pérdida, por lo que es posible asumir que ese número puede ser mayor.
“Creo que para resolver este problema – situación hídrica actual – se necesitarán más de 500 mil millones de reales”, contestó a Pedroza.
Opinó que hubo un tiempo de estancamiento en la asignación de proyectos pero que hay “mucha expectativa” respecto al nuevo marco legal porque conlleva una mayor claridad en la propiedad de los servicios en casos de interés local y común cuando las instalaciones sirven a más de un municipio.
Otro punto fundamental es la seguridad al capital que dotan las nuevas normas de referencia regulatorias para los inversionistas. Esto generará mayor estabilidad para las concesiones y contrataciones.
“El mayor cambio estructural que trae consigo la ley es la apertura del mercado a la competencia, lo que traerá competitividad y eficiencia. Para que se tenga una idea de lo que ocasiona esto, sólo este año hay más de doce proyectos de saneamiento por 5,5 mil millones de reales” dijo.
Otro aspecto importante es la exigencia de la capacidad económica-financiera de los operadores para cumplir con los objetivos de servicio a la población, por lo que la empresa debe presentar un plan para ello.
Adicionalmente al marco legal, explicó que para el país existen motores de crecimiento para el sector que van desde la meta de universalización del agua y saneamiento para 2033, la crisis hídrica y la reducción de las pérdidas de agua potable en las redes de distribución, hasta un plan de seguridad hídrica nacional que contempla la desalación y el reúso.
Entre los principales desafíos en Brasil respecto a la viabilidad de los proyectos, Dragone opinó que aún quedan aspectos legales en los que avanzar “porque se vive mucha judialización y paralización de estaciones o plantas” debido a una brecha de capacitación de las autoridades en la materia.
Pedroza agregó en congruencia con lo expuesto por Dragone, que el Plan Nacional de Seguridad Hídrica debe tener mayor presencia de reúso y desalación. “Debe ser un plan más amplio para reducir pérdidas e incorporar la desalación y el reúso a mayor escala, además del saneamiento descentralizado”. Habló de la importancia de la calidad de los documentos de licitación y proyectos de ingeniería puesto “que el mayor desafío no está solo en el aspecto financiero, sino también en la capacidad de ejecución”.
Sustentabilidad hídrica industrial
Continuando con la dinámica del foro, Pedroza expresó su percepción sobre el avance en la industria brasileña hacia una gestión del agua cada vez más eficiente, “no sólo en la eficiencia interna en el uso del agua, sino en la gobernanza en su conjunto con una madurez que implica análisis de vulnerabilidades del recurso e involucramiento con el contexto y actores externos”.
Contextualizó la entrada del segundo panelista diciendo que Brasil ya ha experimentado crisis severas de agua en ciertas regiones afectando grandes y, principalmente, pequeñas compañías. “En este contexto, en su experiencia en sostenibilidad industrial y como miembro de una empresa con proyectos e iniciativas destacadas en este sentido puede decirnos ¿dónde hemos evolucionado en los últimos años y hacia dónde debemos continuar? ¿Qué soluciones técnicas y económicamente viables podemos aplicar para minimizar la vulnerabilidad? Y ¿Qué papel juegan los proyectos de reutilización y desalación en la construcción de la gestión hídrica sostenible en las empresas?
João Bosco respondió que en Brasil existen buenos ejemplos de empresas que tienen una gestión de clase mundial. “Creo que ArcelorMittal es una de esas empresas” y para argumentarlo detalló el proyecto de una planta de desalinización que desarrolla la compañía en el estado de Espíritu Santo.
La desalinizadora, que se espera entre en operaciones para el año que viene, está siendo construida en el área metropolitana de Vitória y servirá a la mayor planta integrada de acero de América.
“En el 2015 tuvimos – en Espírito Santo – una crisis hídrica muy severa que ya venía suscitándose en Brasil y el equipo de ArcelorMittal ya venía acompañándola desde 2013. En 2014 estructuramos un plan estratégico de agua que contemplaba todas las posibilidades de vulnerabilidad de acceso al recurso y gestión de riesgo” comentó.
Una vez concluido ese planeamiento a finales de 2014, inició la crisis severa en Espírito Santo en 2015 y la acería emprendió el plan para reducir su consumo de agua dulce. Para ello se tomaron acciones como la modernización de la planta de tratamiento de agua para reutilización (ETA-R) con una capacidad de tratamiento de 400m³ / h (Verifique este flujo en el video de presentación).
“Es importante destacar que la planta –siderúrgica- fue diseñada para un uso intensivo de agua de mar directa -sin desalinizar- solamente con un tratamiento para evitar incrustaciones. El proceso de una acería demanda un gran volumen de agua en diferentes procesos incluyendo la refrigeración de equipos y la generación de energía eléctrica” dijo.
Para el momento de la crisis de 2015, el agua dulce ocupaba un 4% del consumo total. “Ese porcentaje representaba 2847 m3/h y teníamos una elevada tasa de recirculación de ese recurso porque el cuidado del agua dulce siempre ha sido una prioridad para la empresa”.
Aseguró que la siderúrgica tenía prevista la desalinización antes de la crisis pero que esta redujo los plazos. A esto agregó que era natural esperar que se restringiera la disponibilidad de agua dulce a causa del aumento demográfico y económico en la localidad.
“La premura con que emprendimos a construir la seguridad hídrica de nuestro negocio con el reúso y la desalinización sirvió para que el Gobierno nos tomara como ejemplo” aseguró.
Aspectos destacados del proyecto
João Bosco Reis da Silva ofreció detalles del proyecto de la planta desalinizadora entre los que destacó que la obra tendría un valor de 50 millones de reales y que emplearía a más de 120 trabajadores en su momento pico. Además enumeró que:
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Es un proyecto alineado con la estrategia de seguridad hídrica del Gobierno del estado de Espírito Santo.
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Tiene una capacidad para producir hasta 500m³/h (con posibilidad de expansión futura), proporcionando una importante fuente alternativa al consumo de agua dulce del río Santa María de Vitória.
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Será la desaladora de agua de mar más grande de Brasil y la primera del Grupo ArcelorMittal en el mundo.
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Toda el agua generada en la planta desaladora se destinará a uso industrial.
Pedroza completó la intervención João Bosco con el ejemplo del polo industrial de Camaçari, como otro caso de gestión hídrica eficiente en el que más de 70 industrias aplican diversas fuentes como las superficiales, subterráneas e inclusive el reúso.
“Haciendo una analogía con lo que Dragone dijo sobre la demanda de infraestructura, el proyecto de reúso que implementamos en Camaçari fue viable porque ya existía una infraestructura de tratamiento. Si en el país crece la infraestructura de saneamiento se potencializa la posibilidad del reúso porque genera posibilidades de integración de tecnologías”, comentó.
João Bosco conectó ese comentario para disertar acerca del aprovechamiento de infraestructura. “El proyecto de desalación en Tubarão tiene un costo competitivo porque ya existía un canal de captación de agua de mar y ya generábamos energía eléctrica, lo que facilita todo el proceso”.
“El agua producida por la desalación y el reúso debe ser competitiva – en tarifa – respecto a la extraída de fuentes convencionales, en esto hay una gran discusión. También son necesarios los incentivos así como Giuliano mencionaba en su intervención” adicionó.
Reúso en la agricultura
Seguidamente el miembro de ALADYR dio paso al profesor Rafael Bastos para hablar del tratamiento de efluentes para ser aprovechados como fuente de riego agrícola y nutrientes para el suelo. “Tenemos una práctica –reutilización de efluentes para la agricultura - bastante difundida en el mundo y hay diversas experiencias de regulación y de aplicaciones indebidas que generaron problemas de salud”
“En su opinión ¿cuál es la importancia de la evaluación de riesgos en la regulación de la reutilización del agua en la agricultura? ¿Cómo se evalúa a Brasil en el tema de la reutilización con fines agrícolas? Y ¿En qué debemos mejorar?” preguntó al catedrático.
Bastos respondió que su enfoque está en la fundamentación científica para la regulación de la calidad del agua generada a partir del reúso para ser aplicada a la agricultura y que esta yace principalmente en las motivaciones de preservar la salud pública y reducir el impacto ambiental de la actividad.
Como ejemplo mundial de reutilización agrícola de efluentes citó a Israel, “por la necesidad que tienen de una gestión hídrica eficiente. Reutiliza gran parte de sus efluentes urbanos. Es un esquema muy interesante en el que su política nacional de gestión hídrica juega un papel importante. Son un emblema en el mundo por sus políticas públicas de incentivo fiscal”.
“El reúso de agua es un imperativo y la agricultura es el gran consumidor” resaltó para decir que es necesario apresurar esta práctica, sobre todo en contextos de crisis hídrica.
Habló sobre iniciativas en la materia que se dieron en Brasil y que movilizaron a grandes sectores de la sociedad pero que no contaron con el apoyo político y que recientemente ha habido una mayor incorporación del mundo académico para la consultoría en la redacción de los instrumentos legales que contemplen los aspectos científicos de la evaluación de riesgos.
Hizo un recorrido histórico de la discusión y los puntos de convergencia y divergencia acerca de la aplicabilidad de la norma y las instituciones que se encargarían de velar por su cumplimiento. “Se conversó mucho sobre las normas de calidad del agua reciclada dependiendo del uso y se tomaron en consideración legislaciones referencia como la norteamericana”
Aconsejó que Brasil debería ir preparándose para legislar respecto al reúso potable porque las condiciones de sequía y escasez apremian pero que a la par existen los procesos para llevar los efluentes a la calidad necesaria para el consumo humano.
Por último, la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia (covid-19) no estuvo ausente del debate y Pedroza la usó como argumento de la necesidad nacional de establecer una atención a comunidades en regiones más periféricas e integrar soluciones de saneamiento centralizadas y descentralizadas para asegurar condiciones adecuadas de higiene, salud y desarrollo.
Los representantes de ALADYR agradecieron la disposición de los panelista a la participación y a compartir conocimiento y opiniones respecto al camino que debe seguir Brasil para reducir brechas y alcanzar el desarrollo en regiones castigadas por la ausencia de los servicios básicos.