Avanzando, al fin, hacia un modelo de economía circular
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Por Antonio Alonso, Director de Desarrollo y Grandes Proyectos de Veolia España
A lo largo de estas últimas semanas, el panorama legislativo de nuestro país en materia de medio ambiente ha sido uno de los principales focos de atención. A mediados de mayo, el Consejo de Ministros remitía a las Cortes el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética (PLCCTE), a petición del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) que dirige Teresa Ribera. Y, esta misma semana, se presentaba también la Estrategia Española de Economía Circular junto con la nueva Ley de Residuos en el Consejo de Ministros.
Por un lado, la aprobación del PLCCTE supone un gran hito, ya que marca el inicio de la tramitación parlamentaria del primer proyecto legislativo para que España alcance la neutralidad de emisiones no más tarde de 2050, en coherencia con el criterio científico y las demandas de la ciudadanía, tal y como afirmaban desde el MITECO. Por otra parte, la estrategia -denominada España Circular 2030- pretende hacer un mejor uso de los recursos y de las materias primas para avanzar hacia un modelo de economía circular y dejar atrás el modelo actual de economía lineal de usar, consumir y tirar. Medidas que hoy son más necesarias que nunca.
Y es que la epidemia del Covid-19 nos ha recordado que nuestro bienestar y el de todos los seres vivos dependen de la naturaleza. Por esa razón, en este periodo excepcional, ha llegado el momento de reinventar nuestra relación con ella. La biodiversidad, los ecosistemas y su equilibrio precario han de ser preservados. Y todos debemos contribuir a ello. En nuestro caso, los sectores de actividad en los que intervenimos desde Veolia (agua, residuos, energía) están directamente ligados a los entornos naturales, contribuyendo a proteger el medio ambiente en los territorios y la calidad del aire. En Veolia llevamos décadas ofreciendo estas soluciones que actualmente están cobrando un especial protagonismo y que forman parte de nuestro propósito: luchar contra las contaminaciones, acelerar la transformación ecológica y fomentar la biodiversidad.
Por todo ello, fomentar modelos de crecimiento sostenibles es una labor que nos incumbe a todos, tanto a organismos públicos como privados, y son muchas las compañías, industrias e instituciones públicas que están apostando por hacer esa transformación para seguir creciendo de forma sostenible. Y este cambio es posible, en gran parte, gracias a la tecnología y a la innovación. Las nuevas tecnologías generan oportunidades para desarrollar nuevos servicios urbanos que mejoran el rendimiento operativo de las ciudades y ofrecen una mayor transparencia e interacción con los ciudadanos, reduciendo también el impacto medioambiental local.
Medidas y soluciones basadas en la innovación tecnológica, así como la búsqueda y la promoción de combustibles no fósiles, son algunos de los pasos que pueden ir explorándose para reducir la cantidad de emisiones a la atmósfera. Pero no son los únicos. La voluntad de todas las partes implicadas en hacer realidad este cambio -gobiernos, compañías e incluso la sociedad en su conjunto- es tanto o más importante para que la temperatura media no siga aumentando. Debemos cambiar radicalmente nuestra actitud frente a los recursos y trabajar en un nuevo modelo de desarrollo económico y social más eficaz, más equilibrado y más sostenible. Aunemos nuestros esfuerzos y capacidades para que las próximas generaciones puedan disfrutar de nuestro planeta tal y como lo conocemos ahora.