PTAR Atotonilco: un ejemplo de saneamiento para Latinoamérica
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La Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Atotonilco en México es un hito mundial de la ingeniería sanitaria, no sólo por su tamaño (la más grande del mundo construida en una sola etapa) sino por la eficacia de sus procesos. A criterio de expertos de la gestión hídrica, esta PTAR constituye un ejemplo para que Latinoamérica alcance niveles aceptables de seguridad microbiológica y virológica en el manejo de sus desechos cloacales, aspecto que toma mayor relevancia en medio de la actual pandemia de covid-19.
Representantes de la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua (ALADYR) instan a las autoridades competentes de cada país a colocar en la agenda sanitaria, una vez superada la actual coyuntura, la expansión y adecuación de la infraestructura de tratamientos de aguas residuales para devolverlas de manera inocua a las cuerpos naturales o ser reusada sin riesgo de propagación de patógenos como virus y bacterias.
En este sentido la también conocida como EDAR Atotonilco (Estación de depuración de aguas residuales), que trata el 60% de los efluentes de la Zona Metropolitana del Valle de México, incluida la Ciudad de México, constituye una importante barrera para evitar contagios de enfermedades de origen hídrico como la helmintiasis, el cólera, la hepatitis y la diarrea.
Antonio Atienzar España, gerente general del Consorcio Operador de Atotonilco (COA), explicó que antes de que la planta entrara en operaciones en el año 2017, aproximadamente 42 metros cúbicos por segundo de efluentes cloacales se iban sin depurar a los cuerpos de agua “haciendo un gran daño a los consumidores de los productos agrícolas y al ambiente”.
El problema actual
El presidente de ALADYR, Juan Miguel Pinto, destaca que la actual crisis sanitaria pone en evidencia la necesidad de actualización de los sistemas de depuración de aguas residuales en toda Latinoamérica y que es imprescindible avanzar para evitar en lo posible que el agua sea otra fuente de enfermedades. Para argumentarlo, Pinto citó informes que dibujan la brecha en infraestructura para llegar a una situación aceptable del servicio.
Según el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) titulado Agua, sanidad, higiene y gestión de desechos para el virus covid-19 (19 de marzo), las provisiones de agua segura son esenciales para proteger la salud humana durante cualquier pandemia, incluyendo la presente.
Para el organismo internacional de salud, la estructura química y morfológica del SARS-CoV2 (virus causante de la enfermedad covid-19) son similares a las de otros coronavirus humanos como el SARS (2002), por lo que, en base a la experiencia, los tratamientos convencionales de desinfección para agua potable y residual deberían ser suficientes para su inactivación en el agua.
No obstante, la ALADYR alerta que el tratamiento de aguas residuales (considerado imprescindibles para una gestión responsable del recurso) debe avanzar en Latinoamérica. De acuerdo al Informe Mundial sobre el desarrollo de los recursos hídricos de las Naciones Unidas 2017: Las aguas residuales: el recurso desaprovechado, cifras y datos, Latinoamérica y el Caribe sólo tratan entre el 20 y el 30 por ciento de los efluentes recolectados por el alcantarillado. Es decir, que más de un 80% de los desechos líquidos (si se suman los que no se recolectan por la red) son volcados en el ambiente sin ningún tipo de saneamiento.
Es posible hilar aún más fino en el problema con el Reporte de Plantas de Tratamiento de Aguas Operadas por las Fuentes Fijas de la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno de la Ciudad de México (2016) que refleja que para la fecha de la recolección de datos, solo un 7% de las instalaciones de depuración que sirven a la urbe implementan un nivel terciario de tratamiento, el cual consiste en remover materiales disueltos que incluyen gases, sustancias orgánicas naturales y sintéticas, iones, bacterias y virus.
Otras cualidades de la PTAR Atotonilco
Otra de las bondades a destacar de la planta es su eficiencia y casi total independencia energética, aspecto que la hace más amigable con el ambiente que la mayoría de sus pares y que para los representantes de ALADYR es clave en su carácter replicable. “Esperamos autoabastecernos de la mayor parte energía que usamos. Para esto tenemos una línea de tratamiento de fangos y luego un proceso de digestión anaeróbica”, comentó el gerente general de Atotonilco.
Afianzó la eficiencia de la planta diciendo que el costo del agua tratada está por debajo de la media en el sector. “La eficiencia de esta planta es tan buena que pondrán en duda este dato. Lo normal es cuatro veces más. Al tratar mucha agua y con un excelente diseño y optimización llegamos a estos costos”, dijo.
Agregó que la calidad del agua luego del tratamiento excede al cumplimiento de las normas mexicanas y que es totalmente segura tanto para descarga al cuerpo receptor, como para reúso agrícola. “México tiene cauces muy contaminados. Este tipo de procesos sanean”, sentenció.
Agradeció el reconocimiento de ALADYR a la planta por considerar que es importante difundir esta información que redunda en crear conciencia y elevar los niveles de seguridad hídrica tanto en México como en toda Latinoamérica, que tienen retos importantes de cara al crecimiento demográfico, el aumento de la actividad económica y el cambio climático.
Por último, Pinto reiteró que instalaciones como Atotonilco deben estar en la agenda de todas las grandes ciudades de Latinoamérica porque se desempeñan como un “escudo protector necesario para mantener a la población sana y reducir el estrés hídrico de los cuerpos naturales de agua”.
F1: En promedio, los países latinoamericanos tratan sólo 20% de los efluentes cloacales.