La presencia de plásticos en el mar podría contribuir a la introducción de especies invasoras
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Un nuevo estudio liderado por miembros de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UB y el Instituto de Ciencias del Mar ( ICM-CSIC ) ha revelado que la presencia de plásticos en el mar podría contribuir a la introducción y transporte de especies marinas no autóctonas que se adhieren a estas partículas de origen antropogénico. En el marco del trabajo, publicado en la revista especializada Marine Pollution Bulletin , el equipo científico identificó diversas especies adheridas a una serie de residuos plásticos —tanto flotantes como presentes en las playas y en el fondo marino— de la costa catalana. En particular, los briozoos —un grupo de invertebrados que son de pequeño tamaño— eran el grupo más diverso con un total de 15 especies identificadas. En concreto, una de estas especies -el briozoo Arbopercula tenella -no es autóctona y se había detectado anteriormente en otras áreas marinas del Mediterráneo.
«Es importante llevar a cabo seguimientos para confirmar el establecimiento del A. tenela y otras especies no autóctonas en hábitats naturales o artificiales de la costa catalana ya que en un futuro podrían convertirse en invasoras y, en consecuencia, contribuir a la reducción de la biodiversidad natural y hacer que los ecosistemas se vuelvan menos resilientes a los cambios» , afirma Blanca Figuerola, experta en briozoos del ICM-CSIC y miembro del grupo de investigación MedRecover. Asimismo, el equipo examinó los distintos tipos de plásticos encontrados, ya que «pueden ser relevantes para diferenciar las comunidades que se adhieren a los plásticos —lo que llamamos biofouling—, probablemente debido a su estructura química o propiedades superficiales», detalla Arnau Subías-Baratau, miembro del GRC Geociencias Marinas de la UB y del ICM-CSIC.
Efectos en la trayectoria del plástico
El estudio confirma que todas las especies de briozoos halladas en plásticos recolectados del fondo marino son características de zonas menos profundas. Además, la mayoría de estos materiales tienen densidades menores que el agua de mar. Según Figuerola, «esto evidencia que la colonización de las superficies de plástico por parte de los diferentes organismos tiene un papel relevante en el hundimiento de los residuos plásticos, por lo que la identificación de estos organismos puede darnos información clave de los procesos de dispersión y transporte del plástico a los océanos». Así pues, los plásticos de baja densidad no irían a parar a los sedimentos del fondo marino si no fuera por el peso añadido de los organismos adheridos a la superficie de estos residuos.
Tal y como asegura la profesora Anna Sánchez-Vidal, experta en contaminación marina por plásticos y miembro del Departamento de Dinámica de la Tierra y del Océano y del GRC Geociencias Marinas de la UB, «la presencia de diversas especies adheridas a plásticos encontrados en las playas sugiere que esta deposición no es permanente, y que estas partículas que se han depositado en el fondo marino pueden, ante todo, ser reflotadas por las corrientes, y después, ser transportadas de nuevo a la costa como resultado de la acción de las oleadas durante los temporales». Esto refuerza la idea de que una cantidad considerable de plástico que entra en el océano queda temporalmente atrapada en la zona costera, aunque al final puede ser transportada a grandes profundidades por corrientes hidrodinámicas energéticas.
El trabajo pone de manifiesto que los plásticos pueden actuar como vectores de racimo al proporcionar sustratos susceptibles de ser utilizados como hábitat para una gran variedad de especies marinas y, en consecuencia, alterar los ecosistemas marinos. A modo de ejemplo, el equipo encontró huevos de tiburón gato ( Scyliorhinus canicula ) adheridos a plásticos, algo no documentado pero que podría tener un impacto en la distribución geográfica y del hábitat en esta especie de pescado cartilaginoso.