Entrevista

"Movilizando más residuos España podría ser el tercer país de Europa en producción de biometano"

Entrevista a Sergio Cabellos, presidente del Foro de Generadores de Energía a partir de Residuos (fGER)

El escenario global de crisis climática, marcado por una creciente conciencia social sobre los límites planetarios, ha vuelto apremiante la búsqueda de soluciones innovadoras y eficaces para mejorar la gestión de nuestros recursos y menguar la generación de los residuos, bajo un modelo de economía circular. En este contexto, la conversión de residuos en energía, también conocida como valorización energética, emerge como una solución clave para el presente y futuro. Con el propósito de unir esfuerzos entre ciudadanos, entidades gubernamentales y empresas, y así establecer un marco coherente que integre la gestión de residuos con las políticas energéticas y climáticas de la Unión Europea, surgió en 2010 el Foro de Generadores de Energía a partir de Residuos (fGER). Su objetivo es promover la generación de energía a partir de residuos principalmente de procedencia municipal, desempeñando un papel crucial al liderar iniciativas y fomentar el diálogo sobre valorización energética en España y producción de gases renovables como el biometano. Para profundizar en las claves para desbloquear el potencial de este sector, hemos tenido el privilegio de conversar con Sergio Cabellos, presidente de fGER. En esta entrevista, Cabellos comparte su visión sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta el sector, así como las estrategias clave para impulsar su desarrollo en España.

 

Nos gustaría comenzar trazando la línea que está siguiendo el sector y explorando las perspectivas que tenéis desde el Foro de los Generadores de Energía de Residuos (fGER). ¿Cómo evaluáis la situación actual en el ámbito de la valorización energética de residuos en España?

Creo que aún queda mucho por avanzar en este planteamiento, aunque es cierto que en los últimos años se ha observado cierto impulso, no sé si llamarlo aceleración o atrevimiento, para afrontar desde el punto de vista técnico, la situación que atravesamos. Esto es particularmente notorio al compararnos con los indicadores, ya que año tras año seguimos alejándonos o, mejor dicho, no progresando hacia los objetivos establecidos por la Unión Europea. En este sentido, percibo que esto está motivando a las administraciones públicas, a nivel autonómico más que estatal. Existe una creciente preocupación por alcanzar los objetivos de la Unión Europea y comienza a hablarse con mayor apertura sobre por qué no estamos aplicando la jerarquía de residuos y por qué no estamos priorizando la valorización energética.

 

¿Cómo ha evolucionado el sector en los últimos años?

Considero que ha habido un avance positivo, especialmente si nos referimos a la valorización energética asociada a residuos orgánicos. Sin embargo, desde mi perspectiva, este progreso sigue siendo muy lento y aún no ha alcanzado su pleno potencial. Me atrevería a decir que es inmovilista cuando hablamos de valorización energética, y en particular, en cuanto a qué hacer con los rechazos que enviamos a los vertederos. ¿Deberíamos darles una segunda oportunidad o seguir utilizando los vertederos? En este aspecto, creo que persiste una actitud demasiado estática. Aún existe una gran preocupación sobre el rechazo social al abordar este debate, y considero que aún no hemos dado ese paso necesario de comunicar eficazmente a la sociedad que existen alternativas tecnológicas para enfrentar este desafío. Estamos en una situación de espera, a pesar de que las soluciones tecnológicas están disponibles y esperando ser implementadas.

 

"Existe una gran preocupación sobre el rechazo social al abordar el debate sobre la valorización energética y aún no hemos dado el paso necesario de comunicar eficazmente a la sociedad que existen alternativas tecnológicas para enfrentar este desafío".

 

 

¿Considera que el sector, en materia de comunicación, está siendo eficaz de cara a movilizar la opinión pública e influir en la acción de las administraciones? ¿observáis esfuerzos en ese sentido?

Es posible que este sea uno de los factores clave; sin embargo, creo que no es el único. Es necesario reconocer que el sector debe asumir cierta responsabilidad en la explicación de estos temas, no solo ante las administraciones, sino también ante otros grupos, incluidos los medios de comunicación. Estos últimos son una herramienta fundamental para transmitir esta información. Por tanto, creo que se necesita un impulso adicional por parte del sector para explicar sin reservas y con ejemplos que existen otras alternativas.

 

¿Cuál es el papel del aprovechamiento energético de los residuos en el avance hacia una economía circular y en la reducción del vertido de residuos?

Si nos referimos a energía, me vienen a la mente dos fuentes o recursos que considero subutilizados. Uno de ellos es la materia orgánica. Con el imperativo de implementar la recogida selectiva de materia orgánica en todos los municipios, surge el dilema de si debemos aprovechar la energía de estos residuos o no. Desde el enfoque de la jerarquía de residuos, la respuesta sería clara. La digestión anaerobia, como tecnología madura y robusta, nos permite aprovechar la energía y también el fertilizante que resulta de este proceso. Observo que se está avanzando en esta área, aunque de manera gradual, y noto un impulso de las administraciones para valorar esta opción. Asimismo, considero que el IDAE, con su última línea de ayudas al estudio de dimensionamiento y cálculo económico, puede ofrecer una herramienta valiosa para la administración al evaluar esta solución.

Otra fuente de recursos que estamos desaprovechando desde el punto de vista energético es la valorización energética de los rechazos de una planta de tratamiento antes de enviarlos a un vertedero. Considero que esta es otra gran palanca para la producción de energía: una enfocada a la producción de gas renovable; y la segunda, a la generación de electricidad y calor. En este sentido, observo que en comparación con otros proyectos a nivel europeo, se está potenciando tanto el aprovechamiento de electricidad como el de calor. Esto explica por qué las instalaciones más modernas de valoración energética se ubican cerca de los núcleos industriales, para aprovechar también ese calor residual. Esta es la forma más eficiente de aprovechar toda la energía contenida en un recurso, en este caso, el rechazo.

 

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¿Cuáles son los factores que contribuyen a que el vertido siga siendo en buena parte el destino de los residuos en España? ¿podemos atribuirlo a políticas insuficientes o a la falta de incentivos?

Considero que hay varias medidas a tener en cuenta. En primer lugar, a través de la fiscalidad, con medidas como el impuesto al vertido. Aunque ha comenzado a surtir efecto, desde mi punto de vista, aún tiene cierto recorrido. En comparación con otros países europeos, el vertido directo o el vertido de un rechazo a un vertedero sigue siendo relativamente barato en España. Es cierto que el impuesto es más alto que el de la incineración, siendo 30 euros en vertido de rechazo frente a 15 euros en la incineración. Sin embargo, dadas nuestras limitadas instalaciones para abordar el desafío del vertido cero, este escenario no ayuda a fomentar el desarrollo del sector.

También es cierto que, gracias al desarrollo de las directivas de la Unión Europea sobre Energía renovables ha entrado en juego otro factor: el coste de las emisiones de gases de efecto invernadero en los vertederos, que en algunos casos, ha sorprendido a administraciones públicas y gestoras locales. Estos coeficientes de derechos de emisión por emisiones de metano en los vertederos también representan una línea adicional en términos de política fiscal para indicar que este no es el enfoque correcto. También es importante tener en cuenta en este caso, que este coste se ha establecido y se revisa cada cinco años, y en mi opinión, es probable que siga aumentando. Creo que el camino hacia la descarbonización es imparable y que se implementarán medidas más contundentes con el tiempo.

 

"Creo que deberíamos haber sido más prudentes al castigar la incineración con recuperación de energía, electricidad o calor y más estrictos al penalizar el vertido de residuos".

 

 

Entonces, ¿considera que el modelo fiscal propuesto no es del todo adecuado? ¿qué cambios reclaman?

En mi opinión, deberíamos tener en cuenta nuestra situación actual y lo lejos que estamos de cumplir con el objetivo de reducir el vertido al 10% para el año 2035, ya que actualmente nos encontramos en torno al 50%. Creo que deberíamos haber sido más prudentes al castigar o penalizar la incineración con recuperación de energía, electricidad o calor. Además, deberíamos haber sido más estrictos al penalizar el vertido directo o el vertido de residuos.

Si realmente queremos descarbonizar y aprovechar los recursos energéticos disponibles en forma de residuos, creo que el camino a seguir es aumentar el impuesto al vertido y reducir el impuesto a la incineración. Cuando tengamos una situación más acorde a la realidad, podremos ajustar el modelo fiscal. En la actualidad, para cumplir con los objetivos de reciclaje del 2035, que establecen alcanzar un 65%, necesitaríamos duplicar la capacidad actual de incineración o valorización energética. Esta es la realidad con la que nos enfrentamos, y estamos considerablemente lejos de alcanzarla. 

 

En Europa, la ratio de instalaciones de valorización energética es mucho mayor que la de España, ¿qué medidas adicionales, aparte de la fiscalidad, cree que podrían funcionar?

Siempre que hablamos de incineración, también hablamos de valorización energética. Creo que el primer debate que debemos aclarar es que estas son tecnologías compatibles. Hay tres aspectos fundamentales que debemos abordar para tomar en serio estos objetivos. En primer lugar, tenemos un desafío importante con la recogida selectiva y la separación en origen. En el último dato disponible del Ministerio para el año 2021, la recogida separada en origen era del 22%, y necesitamos aumentarla al 50%. Lograr este objetivo es crucial y requiere un fuerte énfasis en la colaboración ciudadana.

El segundo gran hito es la preparación para la reutilización y el reciclaje, con una meta del 65%. Es importante aclarar, para evitar confundir términos, que reciclar en casa no es exactamente lo mismo. La prioridad en casa debe ser separar adecuadamente en origen para posteriormente permitir un reciclaje efectivo. Por ejemplo, de la recogida selectiva de envases, una planta de tratamiento tiene la capacidad de alcanzar tasas de reciclaje del 70-80%. Sin embargo, cuando los ciudadanos optamos por mezclar todos los residuos, en el caso óptimo apenas alcanzamos el 10% de reciclaje. Esta disparidad es significativa, y en mi opinión, a menudo no comunicamos adecuadamente este aspecto al ciudadano.

El tercer aspecto es lo que hacemos con los residuos que no podemos reciclar. Si logramos alcanzar un 65% de reciclaje -algo que creo viable si somos muy insistentes con la recogida orgánica-, aún nos quedará un 35% de materiales que llamamos rechazos, y que no hemos podido recuperar por condiciones tecnológicas o económicas. En ese caso, la tecnología que permite soluciones a corto plazo es la incineración. Aunque es posible que en el futuro surjan nuevas tecnologías, por ahora, la incineración es la solución más viable para cumplir con los objetivos en los próximos 20-25 años. Desde la perspectiva de la descarbonización, diversos estudios respaldan que es preferible un aprovechamiento energético controlado a la deposición en vertederos, en términos de emisiones. En mi opinión, el debate actual se centra en el miedo y rechazo social que genera apostar por la valorización energética. Según las directivas europeas de residuos, la jerarquía establece claramente que el último escalón es el vertido; y por encima de él, la valorización energética. Sin embargo, todavía tenemos mucho camino por recorrer.

 

"Confío en que en los próximos años veamos una evolución similar a la que ya han experimentado otros países. Es posible que el cambio más efectivo para acelerar este proceso sea el ejemplo"

 

 

¿Cómo percibe que algunas regiones en España estén mostrando poco interés en la valorización energética a pesar de la situación respecto al vertido? 

Como en todos los aspectos, observamos diferentes velocidades en cada una de las comunidades autónomas, cada una enfrentando el desafío de manera distinta. Confío en que en los próximos años veamos una evolución similar a la que ya han experimentado otros países. Es posible que el cambio más efectivo para acelerar este proceso sea el ejemplo. Cuando algunas regiones comiencen a liderar, y creo que esto sucederá, servirán como modelo para otras. También debemos entender que es una transición complicada y difícil. No es fácil cambiar de la noche a la mañana y hacerlo de manera rápida y efectiva. Sin embargo, creo que llegará el momento, y creo que el liderazgo de aquellos que ya están dando los primeros pasos allanará el camino para los demás.

 

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Centrémonos ahora en el ámbito de la materia orgánica. En los últimos tiempos, la Unión Europea ha puesto énfasis en explotar el potencial del biogás y el biometano, ¿cuáles son las oportunidades asociadas a la producción de estos gases renovables? ¿cuál es la visión de fGER al respecto?

Considero que es una gran oportunidad tanto para el sector como para el país en su conjunto. Desde fGER siempre hemos procurado destacar el enorme potencial que posee, especialmente en lo que respecta a los residuos orgánicos de origen doméstico. Si analizamos el cómputo global del potencial del biogás en España, estos representan alrededor del 10-15% de toda la producción.

Sin embargo, es importante señalar las ventajas que ofrece la materia orgánica doméstica en términos de calidad y cantidad de biogás producido por tonelada, pudiendo multiplicar por siete u ocho veces otro tipo de residuos agroganaderos. Además, su logística está perfectamente implantada: los residuos se recolectan diariamente o con la frecuencia necesaria y se destinan a centros de tratamiento ya evaluados medioambientalmente. Esta materia prima está garantizada de manera continua, sin los problemas de estacionalidad de los residuos de la agricultura y ganadería. Es por esto que considero que el residuo orgánico doméstico presenta un potencial excelente para la producción de biogás.

 

"Desde el punto de vista de las emisiones de CO2, la digestión anaerobia claramente se destaca como la opción preferida, ya que permite abatir la huella de carbono al sustituir combustibles fósiles por fuentes renovables"

 

 

Conocedores del importante potencial del biogás y biometano en nuestro país, ¿cuáles identifica como las principales barreras para su desarrollo en España? ¿qué soluciones proponen desde fGER para superarlas?

Mi sensación es que el reto es aún tecnológico o técnico-profesional. Desarrollar un proyecto de digestión anaerobia puede ser más complejo que uno de compostaje, conllevando una inversión inicial mayor y la necesidad de contar con profesionales capacitados para su operación. Sin embargo, en términos globales, considero que no estamos tan lejos de que la digestión anaerobia sea menos costosa que el compostaje en el ciclo final del biometano. No obstante, es importante realizar una comparación equitativa entre ambos métodos, teniendo en cuenta aspectos como el control de olores y emisiones, que son exigencias comunes en ambas tecnologías. Desde fGER hemos realizado un estudio muy completo sobre los costes asociados a la gestión de residuos municipales dónde podemos comprobar la oportunidad de estos procesos.

No se trata únicamente de medir los aspectos económicos, también es crucial considerar los impactos ambientales y los costes de tramitación asociados. Desde el punto de vista de las emisiones de CO2, la digestión anaerobia claramente se destaca como la opción preferida, ya que permite abatir la huella de carbono al sustituir combustibles fósiles por fuentes renovables. Sin embargo, como decía anteriormente, aunque es necesario reconocer que este enfoque requiere una inversión inicial más significativa y una mayor profesionalización en su operación, también sabemos que esta profesionalización, a su vez, impulsará el desarrollo económico del sector, generando oportunidades adicionales.

 

"Un proyecto de biometano es un proyecto de residuos, de energía y agronómico. Esta tercera pata a menudo se deja para el final, a pesar de su importancia trascendental"

 

 

¿Cuál considera que será el enfoque clave para maximizar su aprovechamiento?

Por poner un ejemplo alentador en este sentido, varias administraciones autonómicas en España, como Cataluña y la Comunidad Valenciana, ya han delineado sus planes estratégicos u hojas de ruta para el biogás y el biometano, lo que refleja su compromiso con la transición circular. Un punto destacable de estas administraciones es la colaboración entre sectores o productores de materia orgánica, lo que permite maximizar el potencial de la digestión anaerobia.

Estas medidas permiten aprovechar una variedad de flujos de materia orgánica, incluyendo residuos municipales, residuos agroalimentarios y residuos ganaderos.

En otros países, como el conocido modelo danés, ya se ha implementado este enfoque efectivo, que impulsa tanto la industria como el sector ganadero y permite respaldar instalaciones que utilicen residuos ganaderos, siempre y cuando al menos una proporción mínima de los materiales provenga de la industria ganadera. Además, se benefician enormemente de ese co-sustrato de otro tipo de flujos, que de manera combinada, aumentan los rendimientos de la producción del biogás. En mi opinión, este es el enfoque que guiará el futuro, así como la colaboración entre diversos sectores, tanto públicos como privados, que será fundamental para maximizar el aprovechamiento de este recurso.

 

"Solo utilizando el 50% de la materia orgánica disponible, se podría generar suficiente combustible para movilizar o recoger todos los residuos de un municipio"

 

 

Sintetizando, ¿cuáles crees que son los pilares fundamentales para impulsar el desarrollo de este sector de manera efectiva?

Desde el punto de vista administrativo, es crucial que las comunidades autónomas lideren las hojas de ruta del biogás y el biometano, como lo están haciendo ejemplarmente Valencia y Cataluña, entre otras regiones. Un catalizador que considero fundamental sería comenzar a exigir cuotas de mercado mínimo para el gas renovable, emulando modelos exitosos de otros países.

También en el ámbito de la administración existe un capítulo adicional que requiere atención, especialmente en España: un proyecto de biometano es un proyecto de residuos, de energía y agronómico. Esta tercera pata a menudo se deja para el final, a pesar de su importancia trascendental. Debemos ser capaces de que nuestra legislación se alinee con las directivas europeas y facilite la utilización de los digeridos o los compostajes derivados de digeridos en la agricultura. Si no promovemos activamente esta práctica, podríamos encontrarnos con una barrera adicional para los proyectos de biometano.

Resulta interesante observar que en los últimos años, el sector agrícola ha mostrado un creciente interés en los digeridos o el compostaje procedente de las plantas de digestión anaerobia. Es principalmente una cuestión económica, muy relacionada con el coste de los fertilizantes. Este tema es muy relevante en diversos aspectos del sector, y consiste en fortalecer la demanda de este subproducto. En mi opinión, el aspecto clave radica en establecer claramente, desde el punto de vista administrativo, cómo y dónde pueden ser utilizados los digeridos o el compost derivado de ellos.

Hoy por hoy, el compost generado en un proceso de digestión anaerobia puede tener un costo cero o incluso ser coste negativo, dado que genera ingresos.

 

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¿Considera entonces que, superando estos desafíos, seremos capaces de dar un salto significativo y alcanzar los objetivos establecidos por los planes europeos en cuanto a la producción y uso de biometano?

Desde mi perspectiva, el sector está experimentando un despegue gradual, aunque lento. Creo que para el año 2024 o 2025 comenzaremos a percibir realmente este despegue. Sin embargo, debemos ser coherentes. Hasta diciembre de 2023, solo había nueve instalaciones inyectando biometano en las redes gasistas del país. Estamos muy lejos de alcanzar nuestras metas. Además, estos proyectos requieren evaluaciones, implementaciones y construcciones, lo que lleva tiempo.

Como mencioné anteriormente, las políticas climáticas y de descarbonización son imparables. La nueva directiva de emisiones a partir del 2027 o 2028 comenzará a penalizar el consumo de combustibles fósiles en el transporte y la edificación, integrándolos en los derechos de emisión de CO2. Por otro lado, los combustibles fósiles utilizados en vehículos y hogares para calefacción también estarán sujetos a estos derechos de emisión. En contraste, los gases renovables, al ser de origen biogénico, no estarán sujetos a estas restricciones. Aunque el camino por delante puede ser largo y no se desarrollará tan rápido como quisiéramos, debemos aprovechar la considerable oportunidad que tenemos frente a nosotros. Si consideramos la movilización de una mayor cantidad de residuos, podríamos ascender al tercer lugar en el ranking de países europeos en términos de producción de biometano para el año 2030, y al segundo lugar para el año 2050.

 

¿Podría mencionar algunos ejemplos destacados de proyectos de biometano?

En términos generales, creo que los proyectos que se están gestando y desarrollando son bastante interesantes y pueden servir como ejemplo. Uno de los más relevantes es la utilización del biometano como biocombustible sustituto de los combustibles fósiles en el transporte, este creo que es un camino prometedor. Por ejemplo, las flotas de recogida de residuos, los autobuses y el transporte pesado pueden beneficiarse enormemente del uso de biometano como combustible, contribuyendo así a los objetivos de descarbonización del sector de transporte.

Desde fGER, solemos resaltar ejemplos como el siguiente: al analizar el consumo de energía utilizado para la recogida de residuos en cualquier mancomunidad o ciudad, nos encontramos con que solo utilizando el 50% de la materia orgánica disponible, se podría generar suficiente combustible para movilizar o recoger todos los residuos de esa entidad local. Creo que este tipo de ejemplos son necesarios para sensibilizar a la administración y a la ciudadanía en general.

 

¿Qué otros beneficios reportados pueden servir de inspiración para impulsar un cambio de percepción respecto a los gases renovables en España?

Por ejemplo, si nos remontamos a la guerra de Ucrania, el biometano era más competitivo que el gas natural. Sin embargo, hoy por hoy no podemos pretender que el biometano sea más barato que el gas natural fósil. Pero si vamos más allá del aspecto económico, contemplando un punto de vista de transición energética, de seguridad energética, de producir nuestra propia energía y no depender de terceros, el biometano es la energía renovable al menor coste posible. Es la opción más económica, pero no debemos compararla con el gas natural fósil, porque no juegan en la misma liga.

Tampoco debemos olvidar toda la industria que genera la propia producción de biogás y biometano, que contribuye a la creación de empleo tanto directo como indirecto, especialmente relevante a nivel rural. La apuesta por estos gases renovables creará un entorno económico sostenible que nada tiene que ver con la importación de gas natural de otros países.

Es esencial que el sector continúe avanzando, generando ejemplos concretos y asegurándose de ejecutar correctamente los proyectos. Es fundamental aprender de la experiencia de nuestros colegas europeos, quienes han enfrentado desafíos similares, incluido el rechazo social hacia el biogás y el biometano, que hoy se está manifestando en España. Es crucial invertir tiempo y recursos en informar y comunicar adecuadamente al ciudadano, dado que la comprensión de estos temas puede variar considerablemente entre las personas. 

 

"Considero que es fundamental aprender de la experiencia de nuestros colegas europeos, quienes han enfrentado desafíos similares, incluido el rechazo social hacia el biogás y el biometano, que hoy se está manifestando en España"

 

 

Para terminar, ¿cuál es la visión de fGER respecto al desarrollo y evolución futura del sector de la valorización energética y del aprovechamiento energético de los residuos?

Creo que la evolución será positiva, puesto que percibo un creciente interés en cumplir con los objetivos establecidos. Cada vez se otorga mayor relevancia a la economía circular, lo cual es alentador. Para avanzar en este ámbito y lograr una transición efectiva hacia el máximo reciclaje de nuestros residuos, será necesario examinar detenidamente todas las opciones tecnológicas disponibles y emprender debates constructivos sobre el enfoque más adecuado para gestionar nuestros residuos. 

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