La modificación del Reglamento del Dominio Público Hidráulico, una oportunidad para proteger el medio hídrico
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La emergencia climática nos ha obligado a repensar nuestra relación con el medio hídrico y mejorar la gestión en el Dominio Público Hidráulico. Es una realidad que el cambio climático está provocando, por un lado, periodos de sequía más largos y persistentes -en Cataluña llevamos más de 3 años con escasez de lluvias y con un descenso lento pero constante de las reservas- y, por el otro, lluvias torrenciales que aportan gran cantidad de agua en un corto espacio de tiempo. Esto nos obliga a ir concibiendo una gestión del agua destinada a la adaptación y mitigación de estos fenómenos extremos.
El Reglamento del Dominio Público Hidráulico (RDPH) se aprobó por primera vez en 1986 y, a pesar de que en los últimos años se han llevado a cabo diversas modificaciones, era un requisito indispensable dar un paso más y adaptar el documento al actual contexto de emergencia climática.
Las modificaciones aprobadas a finales de agosto de 2023 en el Reglamento también contribuirán a la recuperación económica después de los efectos de la pandemia de la Covid19, a través de las reformas que se plantean en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) para impulsar la transición ecológica mediante la mejora de las aguas continentales y el fomento de medidas de protección y mejora, sobre todo, de las masas de agua subterráneas, con el fin de evitar su sobreexplotación y hacer frente a la contaminación difusa. Precisamente, mediante los fondos Next Generation, la Agencia tiene ya otorgadas varias ayudas, por valor de 26 MEUR, para llevar a cabo actuaciones de mejora del saneamiento en zonas sensibles, medidas de restauración fluvial y para la reducción del riesgo de inundaciones, el incremento de la producción de biogás y la digitalización del ciclo del agua.
El actual contexto climático nos obliga a ir concibiendo una gestión del agua destinada a la adaptación y mitigación de estos fenómenos extremos.
Agilización de los trámites
Uno de los grandes avances en la modificación del RDPH es la simplificación de trámites, algo que hasta la fecha provocaba serios retrasos en actuaciones que se deben llevar a cabo en el medio hídrico, tanto para la administración hidráulica como, sobre todo, para ayuntamientos y entes del mundo local interesados en resolver una determinada problemática con la mayor celeridad posible. Esta agilización será una realidad con las declaraciones responsables, que facilitarán que los interesados puedan llevar a cabo actuaciones relativas a la poda y retirada de árboles, la retirada de escombros, obras de reparación o mantenimiento de determinadas infraestructuras.
Esto no se debe traducir, en ningún caso, en que la administración abandone sus responsabilidades y obligaciones, sino todo lo contrario, hacer que el radio de actuación sea más amplio. Ya en Cataluña se ha optado por las declaraciones responsables en actuaciones en el medio como pequeñas actuaciones de mantenimiento y conservación de cauces, la navegación en aguas superficiales o permisos para el pasto de animales en dominio público hidráulico, por citar unos ejemplos.
Uno de los grandes avances en la modificación del RDPH es la simplificación de trámites, algo que hasta la fecha provocaba serios retrasos en actuaciones que se deben llevar a cabo en el medio hídrico.
Preservar la calidad de las aguas subterráneas
Las aguas subterráneas, ese recurso que parece invisible al estar debajo de nuestros pies, es un recurso vital para garantizar muchas de las demandas consumativas, sobre todo en episodios de sequía. En Cataluña, de media, se extraen más de 600 hm3 al año, hecho que demuestra su importancia dentro del ciclo del agua y la necesidad de proteger este recurso. Precisamente el nuevo RDPH pone un mayor énfasis en la protección de las aguas subterráneas, fijando medidas para proteger las aguas subterráneas como las actuaciones de protección en masas en riesgo de no alcanzar el buen estado, el establecimiento de perímetros de protección, las medidas en episodios de contaminación puntual y fijar los criterios para valorar los daños causados por la contaminación. Precisamente, en el plan de gestión de las cuencas internas para el periodo 2022-2027, se prevé llevar a cabo cerca de 30 actuaciones, con una inversión total de más de 15 millones de euros, con el objetivo de reducir nitratos y plaguicidas de origen agrario.
En el plan de gestión de las cuencas internas para el periodo 2022-2027, se prevé llevar a cabo cerca de 30 actuaciones, con una inversión total de más de 15 millones de euros, con el objetivo de reducir nitratos y plaguicidas de origen agrario.
El control de los caudales ecológicos
Entre 2018 y 2020 se han implantado, de un modo progresivo, los caudales ecológicos en todos los tramos fluviales de las cuencas internas. Es vital, para dar cumplimiento a los parámetros que establece la planificación hidrológica, poder hacer un seguimiento en continuo del agua que circula por nuestros ríos. La Agencia se ha avanzado a lo que fija la modificación del RDPH, el cual establece que, fruto de la digitalización, se establece la necesidad de facilitar electrónicamente el agua derivada relacionada con los caudales ecológicos. Precisamente en las cuencas internas catalanas, disponemos de tecnología para saber en tiempo real cuál es el caudal ecológico que se respeta en aprovechamientos hidroeléctricos, con el objetivo de garantizar la conectividad fluvial de los ríos y evitar que haya tramos que puedan quedar secos. Precisamente la Agencia Catalana del Agua en el plan de gestión, prevé destinar 11,3 MEUR en ayudas para la adaptación de las instalaciones hidroeléctricas, soporte en los procesos de concertación, así como la caracterización y gestión morfodinámica fluvial y los sedimentos.
Minimizar los impactos de los aliviaderos
Los daños causados por las inundaciones es otro aspecto que abordan los cambios en el RDPH. Si bien es cierto que los efectos de las inundaciones han sido un problema que empezó a tenerse en consideración, a nivel europeo, a principios del siglo XXI, en Cataluña tenemos amplio conocimiento de los efectos de las lluvias torrenciales con, desgraciadamente, varios episodios que han marcado la historia de nuestro territorio durante siglos. Precisamente en el ámbito de minimizar los riesgos de inundación, la planificación hidrológica de las cuencas internas prevé destinar hasta 2027 un total de 140 millones de euros, que se distribuirán en actuaciones de mantenimiento de cauces (además de subvenciones a los entes locales para medidas de esta tipología en zona urbana), medidas de protección y defensa frente a inundaciones, sistemas de alerta primeriza, entre otros.
Las normativas deben ser un elemento facilitador para la implantación y ejecución de medidas que contribuyan a mejorar el bienestar de las personas. Más allá de ser meros elementos burocráticos, es necesario que se adapten al contexto actual y nos permitan que las mejoras en la gestión del agua redunden en la ciudadanía.
Un hecho derivado de los efectos de las lluvias torrenciales, sobre todo en zonas densamente pobladas, es la alteración de la calidad de las aguas litorales, a raíz de la baja permeabilidad del terreno, algo que provoca grandes aportaciones de agua a la red de alcantarillado y a la activación de los aliviaderos. Esto hace que en zonas de baño cerca de grandes aglomeraciones urbanas, la alteración de la calidad del agua pueda tener una duración de entre 24 y 48 horas. Desde mi llegada a la dirección de la Agencia, uno de mis grandes retos se centra precisamente en mejorar la gestión de los aliviaderos y las inundaciones pluviales. Para hacer frente a estas problemáticas, en la que es indispensable la coordinación con el mundo local, desde la ACA tenemos previsto destinar en los próximos años un total de 72 MEUR para reducir los impactos de las descargas de sistemas unitarios (DSI) a través de ayudas destinadas al mundo local. También, en este ámbito, se pueden a llevar a cabo, desde el mundo local, medidas como los drenajes urbanos permeables, que permiten poder reaprovechar el agua de la lluvia en entornos densamente poblados.
A lo largo de mi vida profesional vinculada al mundo del agua he observado la necesidad indispensable de agilizar los trámites y hacer mejor la vida de la ciudadanía. Las normativas deben ser un elemento facilitador para la implantación y ejecución de medidas que contribuyan a mejorar el bienestar de las personas. Más allá de ser meros elementos burocráticos, es necesario que se adapten al contexto actual y nos permitan que las mejoras en la gestión del agua redunden en la ciudadanía. Como administración hidráulica que somos, debemos velar por ser un punto de apoyo y encuentro para las personas, además de ser un punto de unión y coordinación con el resto de las administraciones que se encargan de gestionar este recurso.