Newsletter
La información más relevante directa en tu correo.
Actualidad, reportajes, revista digital, podcasts y más.
El ecologismo forma parte de las responsabilidades corporativas clave que marcarán el futuro económico y social de la próxima década. La concientización por el medio ambiente ha aumentado notablemente entre los ciudadanos, una sensación que se traslada a las empresas. Estas son conscientes de la creciente importancia de realizar una inversión ESG que sea responsable y verde. Las energías limpias y las prácticas sostenibles marcan el ritmo actual de crecimiento en la mayoría de sectores como respuesta al preocupante cambio climático que los científicos llevan advirtiendo desde principios del siglo.
Esta transformación del clima ya está teniendo consecuencias catastróficas sobre la sociedad (subida de las temperaturas, aumento del nivel del agua del mar, incendios o devastaciones), que exige una respuesta firme y eficaz por parte del entramado empresarial mundial. Este presenta un gran motor de influencia sobre las acciones de los consumidores. Esta necesidad, enmarcada en el escenario de un Estado nacional o plurinacional, puede transformarse tanto en oportunidades como en desafíos, que ponen condiciones específicas a las futuras inversiones.
El ESG es ahora el protagonista. Las siglas significan ambiental, social y gobernanza, conceptos que definen a una empresa desde la perspectiva de una actividad sostenible. Ésta es la clave para abordar el asunto del cambio climático y otras exigencias medioambientales que nos reclama el planeta Tierra. Desde el punto de vista legislativo, las autoridades nacionales, y comunitarias en el caso de la Unión Europea, han puesto normas y condiciones en la fabricación y distribución de los productos. Por lo que adaptarse a esta nueva normativa supone una obligación de la que es difícil escapar. Cumplir con esta exigencia supone evitar sanciones o requerimientos que podrían reducir la rentabilidad o incurrir en pérdidas económicas.
A nivel social, una inversión de estas características mejora la aceptación del consumidor y la imagen de marca. El ciudadano de a pie se preocupa ahora por el aspecto medioambiental y premia a aquellas marcas que producen y distribuyen de acuerdo a los criterios de sostenibilidad. Esta acción debe ir acompañada del correspondiente trabajo de difusión e información, con el objetivo de que el receptor conozca las buenas prácticas llevadas a cabo en materia medioambiental.
El producto que ha sido fabricado bajo criterios sostenibles tiende a mantenerse en el tiempo con mayor facilidad que aquel que no cumple con estas condiciones. La vida útil de la compra realizada por el consumidor aumenta, por lo que la confianza de éste en la empresa también crece.
Otro de los pilares de la inversión ESG hace referencia a cómo una empresa mantiene su estructura de trabajo identificando aspectos como el seguimiento de unos hábitos no discriminatorios en el proceso de contratación. La Gobernanza es el tercer punto de este modelo de inversión, que busca la rentabilidad además de buscar sostenibilidad medioambiental. Una contabilidad rigurosa, una comunicación fluida entre los departamentos o el reparto en la toma de decisiones son aspectos determinantes en este proceso.