Investigadores de la Universidad de Alicante desarrollan un catalizador para producir gas natural sintético a baja temperatura

La tecnología desarrollada aporta mayor rentabilidad al proceso de producción de este gas porque reduce el consumo energético necesario y permite acelerar la reacción en temperaturas muy inferior a las habituales
16-10-2024

Investigadores de la Universidad de Alicante han patentado un catalizador para la producción de gas natural sintético a baja temperatura. Se trata de una tecnología altamente activa y selectiva que permite la conversión de hidrógeno verde en gas natural sintético y que presenta una serie de ventajas técnicas con respecto a los actualmente existentes.

De este nuevo catalizador destacan avances técnicos con respecto a los actualmente existentes como una mayor rentabilidad del proceso, ya que reduce el consumo energético necesario y permite acelerar la reacción en un rango de temperaturas (sobre 190º) muy inferior a las temperaturas de trabajo de los catalizadores habituales (en torno a los 300º), entre otros.

El equipo de investigación de la Universidad de Alicante se compone por Agustín Bueno López, Dolores Lozano Castelló, Juan Bueno Ferrer, Arantxa Davó Quiñonero, Esteban Guillén Bas, Iván Martínez López y Franz Edwin López Suárez, investigadores del Departamento de Química Inorgánica de la Universidad de Alicante.

Uno de los problemas fundamentales de las fuentes de energía renovable es el almacenamiento de sus excedentes. Dado que su producción es discontinua, esto supone que en unos momentos puede haber mucha producción y en otros muy poca debido a la dependencia de elementos naturales como el sol (solar), el viento (eólica) o la fuerza del agua (hidráulica) o de las mareas (mareomotriz), entre otras.  

Para aprovechar los momentos de producción abundante, es importante almacenar esos excedentes de energía.

 

“Uno de los mecanismos de almacenaje es hidrolizar agua y producir hidrógeno para, posteriormente y en momentos de menor producción, convertir este hidrógeno de nuevo en energía. A este hidrógeno se le denomina hidrógeno verde. Esta es una forma de almacenar químicamente la energía y, para recuperarla, sólo es necesario hacer reaccionar este hidrógeno verde con oxígeno, produciendo agua en un proceso totalmente limpio y sin residuos”, explica Agustín Bueno.

 

Sin embargo, existen problemas técnicos para almacenar y transportar este hidrógeno verde, ya que es un gas inflamable y peligroso al tener que almacenarlo y transportarlo a elevada presión.

 

“Una alternativa consiste en utilizar este hidrógeno verde para producir gas natural sintético, mediante la hidrogenación de dióxido de carbono (CO2). El resultado es que la energía queda almacenada en forma de metano (CH4) y este gas puede ser almacenado y transportado más fácilmente utilizando las infraestructuras ya existentes para el almacenado y transporte de gas natural convencional”, sostiene el investigador.

 

De esta forma, se consigue convertir en energía renovable un compuesto que “es fácilmente almacenable y distribuible a través de las infraestructuras energéticas existentes y convertible de nuevo en energía de una forma limpia y sostenible”, indica Bueno, a lo que añade que “la tecnología que hemos logrado desarrollar resulta muy interesante para empresas que produzcan energía a partir de fuentes renovables y para aquellas que emitan grandes cantidades de dióxido de carbono y contribuye, además, a mitigar la emisión de gases de efecto invernadero y el calentamiento global”.

En el mismo sentido, el investigador detalla que “empresas de sectores como la producción de cemento, las cerámicas o las energéticas con centrales térmicas, que emiten grandes cantidades de CO2, no sólo se ahorrarían tasas por contaminación, sino que podrían aplicar el nuevo catalizador en su proceso industrial, es decir, utilizar su propio dióxido de carbono para la producción de metano, almacenar este gas natural sintético en sus instalaciones y posteriormente utilizarlo para producir la energía que esa industria consume”.

 

“Se crea un círculo de energía renovable no contaminante que además evita la emisión de gas de efecto invernadero”, finaliza Bueno. 

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