La gestión de riesgos como elemento clave para la sostenibilidad y resiliencia de la agricultura europea
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Económicos, sociales, climáticos e incluso institucionales. Los retos que afrontan los agricultores en su día a día son variados. Pero, ¿está el sector preparado para dar respuesta a los desafíos que les plantean fenómenos como el cambio climático o los cambios en los modelos de consumo? Según un estudio llevado a cabo dentro del proyecto europeo SURE-Farm, la respuesta es que sí, pero con oportunidades de mejora. Los investigadores reclaman una mayor implicación de todos los actores presentes en el sector a la hora de abordar de manera coordinada los retos a los que se enfrentan ganaderos y agricultores.
Centrado en la investigación de la resiliencia de la agricultura europea, el proyecto europeo SURE-Farm, en el que participa la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) a través del CEIGRAM (Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales), destaca en su última publicación la necesidad de acometer importantes cambios en el modo en que los agricultores afrontan la gestión de los riesgos, enfocada hasta el momento, en actuaciones individualizadas.
“Los riesgos y su gestión son elementos esenciales en la agricultura y afectan de manera determinante al bienestar de los agricultores. Éstos deben de dar respuesta a un creciente número de desafíos de diferente naturaleza no solo desafíos económicos, sino también desafíos de carácter social, medioambiental e instruccional. La gestión de riesgos ha de entenderse desde una perspectiva holística en la que todos los actores del sector, es decir las asociaciones de productores, cooperativas, actores en la cadena de valor, entidades financieras, y organizaciones medioambientales, han de ser parte de la adecuada implementación de las estrategias de gestión de riesgos. explica Bárbara Soriano, investigadora del CEIGRAM, profesora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de la UPM y una de las participantes en el proyecto.
La necesidad de la implicación y coordinación de todos los actores del sector
“Los sistemas agrarios requieren de una mejora de sus herramientas para hacer frente a la diversidad de retos a los que se enfrentan como por ejemplo los retos que plantea el cambio climático relativos al incremento e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, como las sequías, olas de calor o inundaciones”, explica.
“Todas las partes interesadas en el sector agrario han de asumir un papel más activo en la gestión de los riesgos y deben hacerlo desde una visión coordinada, diferente a las actuaciones planteadas hasta el momento centradas en la puesta en marcha de medidas por los agricultores a nivel individual” asegura Soriano.
En el marco del proyecto SURE-Farm, los investigadores realizaron una encuesta a 1.152 agricultores en 11 regiones europeas. Sus resultados demostraron que las actuaciones para la gestión de los riesgos son muy heterogéneas y varían entre los diferentes países. “Los agricultores que están especializados en cultivos arables o estacionales son los que utilizan técnicas más diferenciadas para la gestión de los riesgos”, explica Alisa Spiegel de la Universidad de Wageningen, otra de las instituciones participantes en el proyecto.
El apoyo familiar y en la experiencia de otros agricultores, fundamental para la toma de decisiones
Hay estrategias que se implementan de manera generalizada en Europa como la participación en cooperativas que permiten a los agricultores abordar conjuntamente los retos a los que se enfrentan y aprender de las experiencias de otros.
“Nuestro trabajo demuestra que los consejos de los familiares, amigos, otros agricultores o los compañeros de cooperativas es uno de los elementos que más influye en la toma de decisiones de los agricultores”, añade.
La diversificación de cultivos y el mantenimiento de un nivel de financiación propia elevada son también medidas generalmente implementadas por los agricultores europeos para hacer frente a los retos agrarios.
Cuatro líneas de actuación para mejorar las estrategias de gestión de los riesgos
Además, como parte del proyecto SURE-Farm, los investigadores de la UPM han publicado un nuevo Business brief, en el que proponen cuatro vías principales para mejorar la gestión de riesgos en los sistemas agrarios, tras organizar grupos de trabajo en 11 regiones europeas con más de 80 agentes del sector involucrados.
Mejorar los flujos de información haciendo que los contenidos relacionados con el clima, el mercado, las nuevas tecnologías y los riesgos del sector estén actualizados y sean accesibles desde internet es la primera de las recomendaciones. “Es necesario que las organizaciones implicadas vigilen la calidad de la información ofrecida en sus webs, además de sugerir la inclusión de enlaces a otros portales relevantes y el uso de redes sociales y aplicaciones móviles”, explica Alberto Garrido, Catedrático de la UPM e investigador principal de SURE-Farm.
Los investigadores también apuntan a la formación y el asesoramiento profesional y a alentar la cooperación entre los productores como aspectos esenciales para mejorar la gestión frente a los riesgos. “Es fundamental crear nuevas formas de colaboración que, más allá de servir para compartir experiencias, les facilite administrar mejor su tiempo y les acompañe en los procesos de sucesión”, añade Isabel Bardají, Catedrática de la UPM e investigadora de SURE-Farm. “No solo es importante el fortalecimiento de sus redes a distintas escalas (local, regional, nacional y europea), sino crear otras entre el resto de los actores del sector, los vinculados a las entidades financieras y la cadena de valor”.
El desarrollo de nuevas herramientas, como el uso de imágenes satelitales, con que analizar los riesgos económicos para apoyar a los productores en la toma de decisiones de inversión y financiación es otro de los ejes de actuación que plantean desde el proyecto.
Por último los investigadores subrayan la necesidad de crear productos mejor adaptados a las necesidades financieras de agricultores y ganaderos.
“Los agricultores y ganaderos, por las especiales características de su actividad, deberían disponer de una mayor variedad de garantías, productos con mayores plazos de financiación y periodos de pago adecuados a sus flujos de caja y otros para la financiación del capital circulante. También nuevos productos que beneficien la puesta en marcha de iniciativas de cooperación en innovación, al igual que nuevos seguros para afrontar el creciente números de retos medioambientales y económicos del sector”, concluye Soriano.