El gas renovable: elemento imprescindible para la descarbonización de la sociedad
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Vivimos en una etapa de constante cambio con nuevos retos globales que requieren de un esfuerzo a nivel internacional. Uno de los más importantes en este sentido es el cambio climático y la mejora de la calidad del aire en las ciudades. La lucha contra este fenómeno se ha ido intensificando con el paso del tiempo y es que la preocupación por nuestro entorno es cada vez mayor entre las personas y hay una mayor tendencia a dirigirse a modelos de vida mucho más sostenibles y responsables con lo que nos rodea. Todo esto no ha implicado únicamente a Gobiernos y organismos internacionales, sino que las empresas y la sociedad en sus formas de vida han tenido que adaptarse y tendrán que seguir haciéndolo, para hacer frente a este reto.
Dentro de este escenario, se han involucrado los distintos gobiernos a nivel mundial, las empresas y la sociedad en general. La Unión Europea es un referente mundial de esta lucha y ya tiene muy bien dibujada la ruta a seguir para 2030 y 2050 con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 95% respecto a niveles de 1990.
Dentro de este organismo internacional, España ya se ha puesto en marcha para cumplir los objetivos recogidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, o más comúnmente conocido como PNIEC. En él establecen varios objetivos como, por ejemplo, la reducción de emisiones del 23% y de más del 90% en 2050. En esta misma línea, las energías renovables juegan un papel relevante ya que el objetivo es que, en 2030, el 42% de las energías sean de origen renovable, además de conseguir un 39,5% de mejora de la eficiencia energética, así como que la electricidad provenga de este tipo de energías en un 74% para el mismo año y en un 100% para el 2050.
Ante este escenario, el gas juega un papel de gran relevancia para reducir las emisiones, garantizar el suministro a toda la sociedad a través de una forma de energía limpia y accesible y asegura, además, que nadie se quede atrás durante la transición energética. Asimismo, el sector gasista lleva trabajando desde hace ya varios años en nuevos proyectos para cumplir con las nuevas tendencias y necesidades de la sociedad dando como resultado la aparición del gas renovable.
El gas renovable: Un elemento fundamental para la transición energética
La transición energética es necesaria para frenar el cambio climático y mejorar la calidad del aire. Sin embargo, es muy importante ser conscientes de que es un proceso largo donde todos los sectores de la sociedad deben avanzar juntos hacia ese nuevo escenario.
El sector gasista lleva trabajando varios años en I+D+i para aportar alternativas más responsables y ecológicas con nuestro entorno. El gas renovable es uno de los productos más innovadores en los que se lleva tiempo trabajando, ya que ofrece numerosas ventajas que ayudan a alcanzar esa sostenibilidad de la que se habla incluyendo el ámbito económico, social y medioambiental. Además, mejorará la independencia energética de nuestro país.
Para empezar, es importante saber que el gas renovable es cualquier gas que proceda de fuentes renovables. Así por ejemplo, el biometano es una energía que refuerza la economía circular aprovechando los residuos transformándolos en energía. Por otro lado, apoya al desarrollo rural y a la creación de empleo en entornos agrícolas y ganaderos, por el desarrollo de proyectos que se tienen que llevar a cabo.
El gas renovable puede ser transportado hasta su punto de uso por las infraestructuras ya existentes del gas natural por lo que no se requieren grandes inversiones y, además, las acciones para descarbonizar parte de la economía serían inmediatas.
En la actualidad España dispone de una red de gas natural que supera los 11.000 km y en la que se ha invertido más de 15.400 millones de euros en los últimos años. La infraestructura gasista es el mejor aliado del gas renovable, ya que pone a disposición de todo el mercado esta energía renovable.
Grandes avances en I+D+i: El biometano y el hidrógeno
Sin duda alguna, los proyectos en innovación siguen su curso y los más avanzados hasta el momento son los relacionados con el biometano. Actualmente en España hay varias plantas que producen biometano, sin embargo, solo hay dos que están inyectado en la red de gas: una en Butarque y otra en Valdemingómez, con tecnología capaz de convertir la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos en biogás y, posteriormente en biometano para inyectarlo en la red de gas través de los procesos de digestión anaeróbica y upgrading.
Mirando hacia 2030, en un estudio de Sedigas realizado por Creara, se calcula que serían necesarias entre 490 y 840 plantas de esta nueva tecnología, con una capacidad de producción de 500 m3/h de biometano, para aprovechar todo el potencial de los residuos. La aportación del sector al PIB ascendería a 472 millones de euros para ese mismo año con una tasa de crecimiento del 45,2%. En esta misma línea, el desarrollo de esta tecnología podría crear un empleo total de entre 15.000 y 25.000 empleos, entre los que se encuentran tanto empleos directos como indirectos; estos últimos producidos por el efecto arrastre de la tecnología al sector servicios. La contribución económica de esta nueva forma de energía cobra especial relevancia en el contexto en el que nos encontramos por el coronavirus, con una tecnología debilitada que requerirá que nuevos sectores contribuyan al crecimiento y generen nuevos puestos de trabajo cualificados y de calidad, además que ayuden a conseguir los grandes retos ambientales que nos hemos marcado.
En lo que se refiere al hidrógeno es mucha la investigación que se está haciendo; las compañías y centros dedicados han lanzado varios proyectos ya sea para investigar su tratamiento o para empezar a probar “in situ” su aplicación. A largo plazo su potencial se estima muy superior al de biometano procedente de residuos, y su desarrollo será crucial para sectores de consumo energético de difícil descarbonización.
Una energía clave para un futuro sostenible
El gas renovable supone una clara oportunidad para España y se ha convertido en un vector de transformación y de futuro en los principales países europeos como pueden ser Francia, Alemania o Italia, poniendo en valor sus claros beneficios en términos ambientales, sociales, económicos y de seguridad de suministro.
Mientras estas formas de energía van avanzando para poder abastecer a todo el mundo, el sector gasista cuenta con el gas natural que ha conseguido que sea la alternativa a otros combustibles más contaminantes como pueden ser los derivados del petróleo y, también, cuenta con la tecnología de la cogeneración, la cual es muy importante dentro del proceso de descarbonización de la economía española ya que con la cogeneración se evita la emisión de 9 toneladas de CO2 a la atmósfera cada año.
Nos encontramos en un contexto difícil, de incertidumbre, donde ahora más que nunca es importante que permanezcamos unidos. Un escenario en el que se ha demostrado que luchar contra el cambio climático y la calidad de aire es posible, solo hay que ver como en la capital madrileña el dióxido de nitrógeno ha descendido hasta un 64,6%; y donde una sociedad descarbonizada es viable, pero siempre teniendo en cuenta a las energías actuales como es el gas y el gas renovable, que servirán de refuerzo y respaldo más allá de los objetivos planteados para 2030.
Artículo publicado en el número 221 Marzo/Abril 2020