El biogás y biometano jugarán un papel prioritario en la descarbonización europea
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Aumentar la producción de biogás y biometano es fundamental para garantizar una transición energética rápida, resiliente y asequible para la descarbonización de todos los sectores económicos y el cambio hacia una economía circular. El uso de biogás para reducir las emisiones de GEI ya es una realidad en los sectores del transporte, la construcción y la industria, que concentran más del 80% del consumo energético de la UE.
Exploremos qué usos finales ya dependen de los biogases en el camino hacia la neutralidad climática y cómo podría ser la situación en los próximos años. En el marco del proyecto Biomethaverse, la Asociación Europea de Biogás (EBA) ha investigado la sustitución del gas natural por biometano en los diferentes sectores consumidores de gas y ha proporcionado posibles desafíos e impulsores relacionados con su uso, estimando su contribución a la descarbonización de diferentes sectores en Europa.
Gracias a su flexibilidad como portadores de energía, los biogases no solo impulsan los volúmenes de suministro de energía y contribuyen a la ecologización de las redes de gas y electricidad de la UE, sino que también ofrecen energía despachable en todos los sectores. Esto es estratégico para garantizar un suministro de energía estable y confiable al adaptarse a las fluctuaciones en la demanda de electricidad, mejorar la estabilidad de la red y el almacenamiento estacional de gas. Además, el biometano consta de la misma molécula que el metano y, por lo tanto, se puede utilizar en todos los sectores que utilizan gas natural.
Un gas renovable con múltiples aplicaciones
Si analizamos los usos finales específicos, la utilización de biometano en el sector industrial hoy en día es una palanca clave para cumplir con los objetivos de mitigación de GEI para 2030, ya que garantiza un reemplazo rápido y competitivo en costos de las alternativas fósiles. Sirve como combustible sostenible, proporcionando una fuente renovable de calor y energía en varios procesos industriales donde las opciones de descarbonización son limitadas.
El biometano también se puede utilizar como materia prima para la síntesis química de productos químicos básicos y para la fabricación de minerales no metálicos (por ejemplo, cemento, vidrio y cerámica), así como hierro y acero. Es adecuado para la producción de productos farmacéuticos, plástico y diversos productos químicos (por ejemplo, etanol, hidrógeno) y se utiliza en sectores como la industria alimentaria. También desempeña un papel crucial en la producción de fertilizantes, como el amoniaco, que es un ingrediente clave en el proceso de síntesis de urea.
El biometano es también una de las pocas alternativas disponibles a los combustibles fósiles para los segmentos de transporte pesado de larga distancia y de alto consumo energético, como los autocares y los camiones. La producción de biometano como combustible para el transporte, ya sea en forma comprimida (bio-GNC) o licuada (bio-GNL), ha demostrado ser una opción eficaz para la descarbonización del sector marítimo también. Para 2030, el biometano podría constituir el 10-20% de la combinación de combustibles marítimos, desempeñando un papel crucial en la reducción de las emisiones del transporte marítimo.
En los hogares europeos, la calefacción de espacios representa casi el 80% del consumo energético doméstico, lo que la convierte en la mayor parte de la demanda energética en Europa. Los biogases se pueden utilizar en sistemas de cogeneración que producen energía y calor simultáneamente, y sirven para fines residenciales, comerciales e industriales. El uso de biometano, compatible con los sistemas de calefacción a gas y las redes de calefacción urbana existentes, podría permitir que los hospitales, las oficinas o los locales comerciales reduzcan su dependencia de recursos no renovables. Además, el biometano puede complementar la electrificación de la calefacción doméstica mediante el uso de bombas de calor híbridas que pueden adaptarse a aplicaciones versátiles (por ejemplo, cambiar a biometano durante los picos de demanda de electricidad o en la estación fría).
El uso final principal de los biogases varía de un país a otro en función de los marcos regulatorios, la demanda del mercado y la extensión de la infraestructura de la red de gas. En cuanto a las variaciones geográficas en el uso final del biometano en Europa, la base de datos de la EBA muestra que la mayoría del biometano producido en países como Italia, Suecia y Noruega se utiliza en el sector del transporte. En cambio, en países como Alemania, una mayor parte del biometano producido se utiliza para calentar edificios o se convierte en electricidad.
Impulso de la adopción de biometano
El biometano es una fuente de energía renovable competitiva. El uso del biometano para sustituir a los combustibles fósiles no requiere la inversión de recursos adicionales para desarrollar nuevas infraestructuras: la infraestructura de gas existente en Europa está preparada para el biometano.
Hay múltiples factores que influyen significativamente en la decisión de utilizar biometano, más allá de su disponibilidad. Los ahorros en costes de carbono en el marco del Régimen de Comercio de Emisiones (ETS) de la UE y los Acuerdos de Compra de Biometano (BPA) hacen del biometano una opción atractiva en comparación con otras fuentes de energía con bajas emisiones de carbono. Sin embargo, estos mecanismos de mercado, incluidos el sistema de Garantías de Origen (GO), las Pruebas de Sostenibilidad (PoF) y otras medidas que certifican el origen renovable del gas, aún no están plenamente maduros.
Un marco legislativo claro y estable que establezca igualdad de condiciones en Europa, sin barreras de mercado interno y sin restricciones
Para aumentar el uso del biometano es fundamental contar con sistemas de apoyo eficaces. Para garantizar un aumento oportuno de la capacidad de producción de biometano, es necesario aumentar las ambiciones de la UE en materia de clima y energías renovables, junto con unos procesos de autorización simplificados. El biometano debería ser objeto de un seguimiento y un comercio uniformes en distintas zonas, reconociendo la cantidad de gas verde producido y utilizado (balance de masas) y permitiendo su comercialización a través de las fronteras.