El Ártico recibe plásticos de todo el mundo, un tercio provenientes de Europa
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Un proyecto de ciencia ciudadana llevado a cabo por AWI en el Ártico demuestra ahora el éxito que puede tener que los ciudadanos participen en la investigación científica. A lo largo de cinco años, los ciudadanos que participaron en cruceros por el Ártico inspeccionaron y recogieron residuos plásticos que habían llegado a las costas de Svalbard. El Instituto Alfred Wegener los ha analizado.
Según los resultados, un tercio de los residuos plásticos que aún presentaban huellas o etiquetas que permitían analizar su origen procedían de Europa, y gran parte de ellos de Alemania. Los resultados, que acaban de publicarse en la revista Frontiers, demuestran claramente que incluso los países industrializados prósperos como Alemania contribuyen de forma significativa a la contaminación de ecosistemas remotos como el Ártico.
Los residuos plásticos son un problema mundial al que ni siquiera la deshabitada naturaleza del Alto Norte es inmune: se han observado cantidades considerables de residuos plásticos flotando en el remoto océano Ártico. Sin embargo, aún no está claro de dónde proceden. Este proyecto de ciencia ciudadana llevado a cabo por el Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina (AWI) ofrece ahora una primera y valiosa perspectiva.
En 2016 comenzaron a trabajar con los ciudadanos para investigar la composición de los residuos plásticos en las costas del Ártico. En estrecha colaboración con empresas que ofrecen viajes al Ártico, los turistas participantes recogieron y registraron los residuos plásticos arrastrados a las costas de Svalbard. Entre 2016 y 2021, se recogieron 23.000 objetos con un peso total de 1.620 kilogramos.
Ahora hemos ido un paso más allá y hemos investigado de dónde procedían los desechos que aún tenían marcas, etiquetas o huellas", explica Bergmann. Nuestro análisis reveló que, en un 80%, la clara mayoría eran restos de plástico, añade la primera autora, Anna Natalie Meyer, del AWI. Aunque la mayoría de los artículos podían clasificarse como procedentes de la pesca, no se pudo identificar su punto de origen. En aproximadamente el uno por ciento de los desechos aún podían reconocerse etiquetas o huellas, principalmente de países árticos, sobre todo Rusia y Noruega.
Por estudios anteriores y modelos informáticos, sabemos que la contaminación plástica procede tanto de fuentes locales como remotas, afirma Meyer. A nivel local, los desechos plásticos llegan al océano procedentes de barcos y de comunidades árticas con sistemas deficientes de gestión de residuos. En cuanto a las fuentes remotas, los desechos plásticos y los microplásticos son transportados al Océano Ártico desde el Atlántico, el Mar del Norte y el Pacífico Norte por diversos ríos y corrientes oceánicas.
Por ejemplo, los expertos llegaron a encontrar en las costas de Svalbard residuos procedentes de fuentes tan distantes como Brasil, China y Estados Unidos. Pero los residuos plásticos procedentes de Europa, especialmente de Alemania, también acabaron en el Alto Norte, representando el ocho por ciento del total. Teniendo en cuenta que Alemania es el 'campeón europeo' tanto en producción de plástico como en exportación de residuos, este porcentaje comparativamente alto no es tan sorprendente, afirma Melanie Bergmann.
Según el estudio, la comparación de los nuevos datos con los de anteriores trabajos de campo realizados en la superficie del mar y en los fondos oceánicos muestra que en las costas del Ártico se acumulan muchos más residuos, lo que las convierte en una especie de sumidero final. Estos desechos plásticos plantean retos adicionales a los ecosistemas árticos, que ya están sobrecargados por el cambio climático. Después de todo, el Ártico se está calentando cuatro veces más que la media mundial.
Los resultados ponen de manifiesto que incluso los países industrializados prósperos, que pueden permitirse una mejor gestión de los residuos, contribuyen significativamente a la contaminación de ecosistemas remotos como el Ártico, afirma Melanie Bergmann, experta del AWI.
En consecuencia, para abordar el problema con eficacia, no sólo es necesario mejorar la gestión local de los residuos -especialmente en los barcos y en las pesquerías-, es igualmente importante que la producción mundial de plástico se reduzca de forma masiva, especialmente en los países industrializados de Europa, Norteamérica y Asia, ya que aproximadamente el 11% de la producción mundial de plástico llega a nuestros cursos de agua. Esto subraya una vez más la necesidad urgente de un Tratado de las Naciones Unidas sobre los Plásticos ambicioso y jurídicamente vinculante, que se está negociando actualmente y que debería entrar en vigor en 2024".