
Baleares da el primer paso para la instalación de tres nuevas desaladoras que reduzcan la presión sobre los acuíferos
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Las Illes Balears dan un paso estratégico en la gestión de sus recursos hídricos con el inicio de los estudios preliminares para tres nuevas plantas desaladoras en Mallorca, Menorca y Eivissa. La medida, anunciada por el conseller de la Mar i del Cicle de l’Aigua, Juan Manuel Lafuente, tiene como fin garantizar el suministro de agua potable y, al mismo tiempo, favorecer la recuperación de acuíferos sobreexplotados en zonas críticas del archipiélago.
“El equilibrio entre el consumo de agua y la recuperación de los acuíferos es una prioridad para este Govern”, subrayó Lafuente durante la presentación del expediente, celebrada en la sede de la Conselleria junto al director general de Recursos Hídrics, Joan Calafat, y el gerente de Abaqua, Emeterio Moles.
La inversión prevista asciende a 3,5 millones de euros (IVA incluido), que se destinarán al análisis técnico y ambiental de las instalaciones, con financiación procedente de la convocatoria ITS 24-25. Los estudios contemplarán aspectos clave como la ubicación óptima, los sistemas de captación de agua marina, el rechazo de salmuera y la conexión a las redes de distribución, tanto existentes como de nueva creación.
Adaptación a las singularidades de cada isla
Las nuevas plantas se diseñarán con un enfoque personalizado para cada isla, atendiendo a los déficits específicos de calidad y cantidad de agua. En Mallorca, se priorizará el Llevant y el Pla, donde diversos municipios han tenido que declarar el agua no apta para el consumo. Se actuará especialmente en la franja entre Ses Salines y Artà, con el fin de garantizar la potabilidad del suministro.
En Menorca, la desaladora se orientará a reforzar el abastecimiento en Maó, Sant Lluís y Es Castell, contribuyendo también a la recuperación de los acuíferos, deteriorados por la explotación intensiva y la baja recarga natural.
Eivissa presenta la situación más crítica, con reservas subterráneas en niveles preocupantes y tres plantas existentes funcionando a una media del 75 % de su capacidad anual, alcanzando picos del 110 % durante más de cinco meses. La nueva planta se construirá en el municipio de Sant Josep, cerca de los principales núcleos de consumo, para minimizar el gasto energético en el transporte del agua.
Agua desalada para un modelo hídrico más resiliente
Esta iniciativa busca no solo aumentar la disponibilidad de recursos hídricos en momentos de escasez, sino también abordar uno de los problemas más graves de las islas: la sobreexplotación de acuíferos y la intrusión salina, agravadas por la escasez de lluvias y la alta demanda en temporada turística.
“Con este estudio, damos el primer paso para definir las mejores soluciones, adaptadas a cada isla, con el fin de garantizar un abastecimiento de calidad y reducir la presión sobre nuestros recursos naturales”, afirmó Lafuente.
Los estudios que se llevarán a cabo incluyen no solo el diseño técnico, sino también una evaluación ambiental que permita definir soluciones sostenibles y resilientes frente al cambio climático. Este enfoque integral permitirá mejorar la planificación hidráulica del archipiélago, marcando el camino hacia una gestión del agua más eficiente, diversificada y segura para las próximas décadas.