Aplican dos líquidos residuales obtenidos de la producción de aceituna como biofertilizante
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Científicos del Departamento de Biotecnología de Alimentos del Instituto de la Grasa (CSIC), y del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA, Centro Las Torres, Sevilla), han aplicado líquidos procedentes del proceso de obtención de la aceituna de mesa como biofertilizante. La nueva enmienda logra mejores resultados que las actuales tanto en el tamaño de los cultivos como en producción. Esas soluciones proceden de diferentes fases de los procesos de elaboración de dos variedades de ese fruto muy representativas, Hojiblanca y Manzanilla.
De izquierda a derecha: Manuel Brenes, Concepción Romero, Pedro García y Eduardo Medina, investigadores responsables del estudio.
Hasta ahora los agricultores han utilizado, y sólo para riego, otras aguas procedentes de la elaboración de aceitunas de mesa, pero no las dos investigadas en este trabajo. “Estos resultados tienen la transcendencia de sustituir un fertilizante químico por esta solución natural que genera la industria de la aceituna de mesa”, señala a la Fundación Descubre la investigadora del Instituto de la Grasa Concepción Romero, autora del estudio ‘Effect of table olive wastewaters on growth and yield of cucumber, pepper, tomato and strawberry’, publicado en la revista Food Control.
El trabajo comprende dos campañas agrícolas en las que los expertos han usado agua de lavado de aceitunas verdes estilo español, y líquido de conservación de aceitunas negras oxidadas. En ambos casos, los científicos las evaporaron para eliminar ácidos y restos, en un proceso de concentración que aporta también estabilidad química al producto. Finalmente, ese concentrado se regenera con agua corriente, lo cual facilita al agricultor aplicar la dosis adecuada.
Los investigadores aplicaron el biofertilizante a cuatro cultivos: pimiento, tomate, fresa y pepino. En todos hallaron un aumento del crecimiento de la planta y el tamaño del fruto en, al menos, un 20%. Los resultados del trabajo, desarrollado en macetas en invernadero, concluyen que pueden sustituir a los fertilizantes tradicionales, previo ajuste a la normativa del sector y cuando demuestren su efectividad en ensayos de campo. “En tomates hemos realizado ensayos de campo ya en varias campañas, con resultados bastante prometedores”, adelanta Concepción Romero.
Además de que ninguno de los líquidos tuvo efectos no deseados sobre los cultivos, en el caso de la fresa los expertos han detectado un descenso de la infección del oidio, causada por el hongo Podosphaera aphanis. Los cultivos de esta fruta tratadas con el nuevo fertilizante presentaban de un 20 a un 30% menos de esta enfermedad que las no tratadas. “Este efecto lo atribuimos a que estos líquidos contienen compuestos antimicrobianos propios de la aceituna, formados durante los procesos de elaboración”, añade Romero.
Otra de las ventajas del nuevo fertilizante es que puede aplicarse conforme lo generan las industrias aceituneras. “Sólo hay que diluirlos, porque la dosis es importante, como cualquier otro abono. Si se emplean de inmediato se utilizarían sin tratarlos previamente”, indica la investigadora.
La producción de aceituna de mesa provoca por cada kilo de fruto ya elaborado una cantidad media de 0’5 litros de ambos líquidos y otro tanto de lejías y salmueras. Los científicos andaluces, en el trabajo de campo que tienen en marcha, están probando el riego de los propios olivares, con resultados preliminares exitosos.
Los estudios están basados en una investigación del mismo grupo que dio origen a una patente, titulada ‘Procedimiento para la obtención de una solución favorecedora del crecimiento de plantas a partir de aguas de lavado del proceso de elaboración de aceitunas verdes estilo español y uso de dicha solución’.
El trabajo forma parte de los proyectos de investigación de excelencia (P12-AGR-1123), financiados por la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad de la Junta de Andalucía.