¿Cómo acelerar la transición del sector del agua hacia la economía circular?
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La necesidad de mejorar el estado de las masas de agua, la reducción de los recursos hídricos debido al cambio climático y la gran demanda de los sectores económicos hacen esencial un cambio de modelo en la gestión de este recurso vital para la salud humana, los ecosistemas y el tejido empresarial.
El grupo de trabajo Agua y Economía Circular de Conama, formado por expertos en agua, innovación y medio ambiente, considera que una de las maneras de hacer frente a este problema es una gestión integrada de los recursos hídricos que aplique los principios de la economía circular. Esto significa la transición hacia un modelo económico que utilice de manera eficiente la mínima cantidad de materias primas, evitando los recursos no renovables, y manteniéndolas el mayor tiempo posible en el ciclo económico.
Con el objetivo de orientar a las entidades y empresas hacia dicha transformación, el grupo de trabajo ha elaborado el informe Agua y Economía Circular, un documento en el que se explica la relación entre ambos conceptos, los proyectos en marcha en este ámbito y las barreras a la que se enfrentan (falta de una regulación adecuada, la financiación y la aceptación social).
Esta no es la primera acción del grupo de trabajo, si no que ya en 2016, realizaron una sesión técnica durante el Congreso Nacional del Medio Ambiente. Dos años después, participaron nuevamente en este foro, el más importante sobre sostenibilidad a nivel nacional, y debatieron los principales aspectos que se recoge ahora en este documento.
¿Cómo se relacionan el agua y la economía circular?
En el informe, el grupo de trabajo ha elaborado una definición de economía circular aplicada al ciclo integral del agua, en el que no solo se tiene en cuenta la depuración y reutilización, sino también la planificación hidrológica, la captación, el suministro y la interacción con otros sectores, como por ejemplo, el energético y el de residuos.
Todo ello se ha representado a través de una novedosa gráfica en la que se expresan las interacciones entre el ciclo natural del agua y las acciones humanas. Además de esto, se muestran algunas de las acciones que se deberían realizarse en cada fase como es el caso de mejorar la eficiencia, la detección de fugas, el impulso de las redes separativas y un mayor uso del drenaje urbano sostenible.
La colaboración, clave del éxito de los proyectos de economía circular
Una vez explicada la relación entre ambos conceptos, el grupo de trabajo ha querido analizar en el documento cuáles son las principales barreras y claves de éxito que se están realizando en el ámbito. Para ello, el grupo de expertos ha realizado una convocatoria en la que se recibieron 31 proyectos y se clasificaron en función de la etapa del ciclo integral a la que pertenecen.
De ellos, se pudieron extraer importantes conclusiones sobre cómo conseguir que un proyecto de innovación en materia de economía circular y el agua prospere. Entre las claves de éxito se demostró que la colaboración entre actores participantes y el intercambio de conocimientos son muy importantes, ya que, para lo que en unas actividades supone un residuo, para otras puede significar una materia prima y, por lo tanto, una fuente de negocio.
Este es el caso de los lodos, mientras que para el sector del agua suponen un residuo otras empresas ya están llevando a cabo proyectos innovadores para reutilizarlos en enmiendas orgánicas, restauración de suelos degradados, generación de energía, producción de biocombustibles y fabricación de materiales de construcción como ladrillos, cemento y morteros y hormigón.
Falta de financiación e indicadores
En cuanto a las barreras, en el documento se explica que la gran mayoría de proyectos se han enfrentado a dificultades económicas. Concretamente, se han apreciado problemas tanto en las inversiones para implantar los proyectos de innovación como su viabilidad a largo plazo. Por ello, en el documento se recoge una lista detallada de los instrumentos de financiación a los que el sector del agua puede acudir para sacar adelante nuevas iniciativas.
Otro de los desafíos que han observado los expertos es la necesidad revisar la normativa en este ámbito ya que actualmente el marco regulatorio nacional es incipiente y, en ocasiones, limita el desarrollo de los proyectos, especialmente, cuando están orientados al tratamiento de residuos.
Además de esto, el grupo señala como un problema la falta de indicadores que permitan medir la circularidad en materia de agua, tanto a escala nacional como europea. De forma que en el documento se proponen unos indicadores básicos y estratégicos que abarcan las distintas fases del ciclo del agua (tanto natural como urbano) y las distintas facetas de la economía circular. Dichos parámetros se clasifican, por tanto, en indicadores de captación, de abastecimiento, de uso de agua, de saneamiento y reutilización, y de estado ambiental y, pueden consultarse en detalle en el informe.
Por último, la unión de todas estas barreras genera desconfianza y falta de aceptación social hacia este tipo de proyectos, ralentizando aún más su desarrollo. Esto hace importante no sólo fomentar la transparencia en la comunicación de cada iniciativa, sino también hacer partícipes a la ciudadanía y a todos los sectores implicados.