Sistemas predictivos para equipos centrífugos, ¿cómo escoger el más acertado?

En este artículo trataré, de manera breve pero concisa, la tecnología y los componentes esenciales de los decanters centrífugos. El objetivo es ayudar a comprender la tecnología de separación, orientando al lector hacia la mejor forma de seleccionar, mantener, mejorar o simplemente diferenciar estos equipos con casi 100 años de historia.

Si estás leyendo esto es porque conoces en líneas generales cómo está construido un decanter. En este primer artículo quiero aportar conocimientos para poder anticipar su fallo más crítico, un gripaje o fallo de rodamientos.

En un decanter centrífugo, los rodamientos están expuestos a contaminaciones y fallos prematuros por trabajar en un entorno poco apropiado: húmedad, corrosión o altas temperaturas son habituales, pero especialmente están sometidos a cargas desequilibradas y variables. Los rodamientos sobre los que se soporta el conjunto rotante trabajan a altas velocidades y, predictivamente, es posible anticipar daños en los mismos, pero, ¿realmente qué es lo que funciona con seguridad?

Nivel de criticidad

El mantenimiento predictivo ha avanzado considerablemente. Hay herramientas completas, con hardware y software plug&play, sistemas que ayudan a gestionar el mantenimiento de un modo basado en datos y en la palma de la mano gracias a los smartphones. Sin embargo, ¿es lógico equipar de tecnología punta todo equipo, aunque sea crítico? Si es crítico, las consecuencias pueden ser desastrosas, por lo que la respuesta sería afirmativa. Sin embargo, hay costes que no pueden asumirse o riesgos con los que se puede vivir. Ese es el complejo dilema del mantenimiento, alargar la vida de los activos con el menor coste posible.

La vibración y la temperatura son los parámetros que pueden predecir un fallo en un decanter, sin embargo, uno es típicamente precursor del otro. El control de vibraciones sirve como posible indicador de una situación precursora de un fallo, mientras que el control de temperatura sirve como indicador de que el fallo potencialmente ya se ha iniciado. Lo ideal es buscar la causa raíz lo antes posible, y la vibración en un rodamiento mostrará el fallo mucho antes que la temperatura. Sin embargo, y esto es importante, hay que reconocer qué tipo de vibración y cómo trabaja el equipo. Una medida de vibración mal interpretada puede suponer un riesgo muy elevado: paradas del equipo por falsos fallos, o viceversa, que sería aún peor.

Si el equipo no es de última generación, el sistema de control posiblemente requiera una actualización para pasar a incorporar tecnología predictiva, lo que requiere estudiar el coste/beneficio.

En un equipo antiguo en funcionamiento es posible instalar ambos controles, pero es más sencillo, económico y eficaz en la detección de un problema instalar un control de temperatura.

Control de temperatura

Un control de temperatura es una medida sencilla que aporta información muy valiosa y fiable, pero que implica seguir considerando el preventivo como el mejor modo de mantenimiento. Es muy posible que si esperamos a encontrar temperatura para diagnosticar el momento de cambio de un rodamiento lleguemos tarde.

Control de vibraciones

Al respecto de la vibración, en caso de que el decanter requiera un control continuado por su criticidad, a partir de sensores instalados externamente es posible medir tanto la amplitud como el espectro de frecuencias de vibraciones de los rodamientos. Mencionar algo que hasta hoy era imposible: es posible hacerlo tanto en los externos como internos (si quieres saber más aquí hay un webinar en castellano, o aquí soluciones de uno de los más reconocidos fabricantes). Para esta solución será necesario contar con el conocimiento intrínseco del funcionamiento del equipo, su construcción y su operativa, algo que debe partir del diseñador o fabricante preferentemente, porque, de lo contrario, se podrán detectar potenciales eventos basados en datos de vibración que no son realmente señales de fallo en el rodamiento.