La eficiencia energética en el ciclo del agua: un eje primordial en la planificación hidrológica

La eficiencia energética es uno de los ejes de la planificación hidrológica catalana, con el doble objetivo de hacer más eficientes las infraestructuras existentes y dejar de depender de los recursos energéticos tradicionales
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22-11-2022
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El año 2022 nos está mostrando, una vez más, la fragilidad del agua y de la incidencia cada vez más evidente del cambio climático. También es un año que nos está sirviendo para comprobar que la falta de lluvias o los fenómenos meteorológicos extremos pueden afectar a cualquier punto del planeta. Ya no es extraño, pues, ver que la sequía puede afectar tanto a las regiones del arco mediterráneo -más acostumbradas a los largos periodos de escasez- como a los países del centro y del norte del continente europeo, menos acostumbrados a la falta de lluvias.

Aunque el principal objetivo de las planificaciones hidrológicas pasa por aumentar la disponibilidad de agua, mejorar el saneamiento e incrementar el buen estado del medio hídrico, en el ciclo del agua también se pueden llevar a cabo muchas actuaciones destinadas a hacer más eficiente el funcionamiento de nuestras instalaciones.

La eficiencia energética es, por lo tanto, uno de los ejes de la planificación hidrológica catalana, con un doble objetivo: por un lado, hacer más eficientes las infraestructuras existentes, dotándolas de energías para el autoconsumo y, por el otro, dejar de depender de los recursos energéticos tradicionales que cada vez escasean más y que sufren un mayor incremento de los precios a causa del contexto actual marcado por la guerra de Ucrania. Por lo tanto, la gestión del agua debe ser cada vez más autosuficiente en lo que a consumo de energía se refiere.

En Cataluña hay actualmente cerca de 540 depuradoras que sanean las aguas residuales de más del 97,1% de la población. Desde 2018, la Agencia Catalana de l'Aigua (ACA) está desplegando un plan de eficiencia energética, con el objetivo que las depuradoras puedan autoabastecerse desde el punto de vista energético.

 

Desde 2018, la Agencia Catalana de l'Aigua (ACA) está desplegando un plan de eficiencia energética, con el objetivo que las depuradoras puedan autoabastecerse desde el punto de vista energético.

 

Este plan se sustenta a través de tres ejes: la implantación de parques fotovoltaicos, la producción de biogás y medidas para potenciar la eficiencia energética. El Plan prevé una inversión global de 159 millones de euros y fija, en un horizonte de 10 años, que el 78% de las necesidades energéticas de las depuradoras catalanas puedan satisfacerse con energías renovables. Del total del presupuesto destinado a este ámbito durante esta década, 85 millones de euros se destinarán a la implantación de parques fotovoltaicos (dentro de la partida de reposición y mejoras), 68 millones de euros a la producción de biogás y los seis millones restantes servirán para llevar a cabo mejoras en la eficiencia de los sistemas de saneamiento.

En relación con el despliegue de parques fotovoltaicos, actualmente, hay este tipo de instalaciones en un total de 48 depuradoras catalanas, con una potencia instalada de 2.557,9 kWp, lo que conlleva una tasa de recuperación del 15%. Durante este año 2022 estamos invirtiendo 3,3 millones de euros para construir 29 parques fotovoltaicos más, que servirán para el autoconsumo propio de las instalaciones de saneamiento en las que se están instalando. Estos parques fotovoltaicos, con una potencia total de 2.396 kWpic, generarán la energía equivalente al consumo de 1.100 hogares al año. Esto comportará que la recuperación del consumo energético pase, a finales de 2022, del 15 al 20%.

El segundo de los ejes del plan de eficiencia energética de la ACA es la generación y el uso del biogás a partir de los procesos de depuración de las aguas residuales. Actualmente, la energía generada a partir del biogás es de 44 GWh/a, que representa un 14% del consumo renovable y que conlleva un ahorro energético en la compra de electricidad de 4,3 MEUR/año.

En el proceso de planificación para el periodo 2022-2027, se prevé casi triplicar la producción de biogás, pasando de las 43.600 MWh/año a los 110.348 MWh/año, pasando del 14% actual al 40% dentro de seis años. Para potenciar este ámbito, se construirán puntos de recepción en algunas depuradoras con el objetivo de recibir lodos de otros sistemas de saneamiento y así poder incrementar la producción de biogás.

El tercer eje del plan de eficiencia energética de la ACA consiste en mejorar el funcionamiento de las instalaciones de saneamiento, implementado medidas que las hagan más eficientes. Actualmente estamos recopilando la información de las mejoras en plantas que están implantando la ISO 50.001 y ayudando a las administraciones actuantes que tienen grandes consumos y todavía no tienen la ISO implantada. La mejora sistemática y continua en eficiencia energética ofrece posibilidades de reducción de consumo del orden de hasta el 11%. Un ejemplo es el proceso Anammox, que se ha implantado en la depuradora de Rubí, con el objetivo de eliminar el nitrógeno de un modo sostenible. Esta nueva tecnología reduce el consumo de energía y facilita el cumplimiento de los parámetros del agua aportada al medio hídrico.

No sólo en el ámbito del saneamiento se están llevando a cabo actuaciones destinadas a la mejora de la eficiencia energética. La empresa pública ATL, encargada de la gestión de dos plantas potabilizadoras, dos desalinizadoras y centenares de kilómetros de conducciones, también está desplegando un plan de eficiencia energética que se sustenta en la instalación de placas fotovoltaicas en las cubiertas de sus instalaciones, como en las plantas potabilizadoras (Abrera y Cardedeu), en las desalinizadoras (Llobregat y Tordera), así como en conducciones y otras instalaciones, disponiendo de más de 30.000 módulos fotovoltaicos y una potencia instalada de 8.235 kW.

Agua y energía tienen caminos paralelos, tanto a la hora de generar energía verde (siempre que las condiciones lo permitan y poniendo como prioridad la garantía de las demandas consumativas) como en la implantación de nuevas tecnologías que permitan reducir el consumo energético de las infraestructuras hidráulicas, potenciar el autoconsumo y reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera.