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Los gases renovables (biogás, biometano e hidrógeno renovable, entre otros) están llamados a jugar un papel decisivo en la descarbonización de la economía europea y española, ya que la electrificación no es suficiente para afrontar los retos asociados a la transición energética, principalmente en sectores como el de la producción de calor o el transporte pesado.
Además, el actual conflicto en Ucrania ha puesto de manifiesto la importancia de ganar en independencia y diversificación de las fuentes de energía. Consecuencia de ello, la Unión Europea lanzó en mayo el Plan REPowerEU, que incluye los documentos específicos “Acelerador del hidrógeno” y “Plan sobre el biometano”, lo que demuestra el papel clave que van a tener los gases renovables en el corto plazo. Las publicaciones tanto de la Hoja de Ruta del Hidrógeno como de la Hoja de Ruta del Biogás, que establecen los objetivos para España, son anteriores a REPowerEU y se han visto ya superadas en muchos aspectos debido a la crisis energética que vivimos actualmente.
España es el tercer país europeo con mayor potencial de desarrollo de los gases renovables y, de acuerdo al último estudio publicado por Sedigas, cuenta con un potencial de producción de biogás o biometano estimado en 137 TWh/año. Esta cifra equivale al 32% de la demanda española de gas natural en 2021 y su desarrollo supondría un ahorro de emisiones de unos 43 millones de toneladas equivalentes de CO2 al año (entre el 18% y el 20% de las emisiones generadas en 2020).
El grupo Naturgy, consciente del potencial de estas fuentes de energía y comprometido con la lucha contra el cambio climático y la descarbonización, también ha apostado decididamente por los gases renovables. En este sentido, la compañía ya cuenta con dos de las cinco plantas que actualmente inyectan biometano en las redes de distribución de gas natural de España, y trabaja en el desarrollo de otros proyectos, tanto de biometano como de hidrógeno renovable, con el objetivo de alcanzar una producción de ~1 TWh en el año 2025.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos tanto públicos para su regulación, como privados para avanzar en nuevas inversiones, el sector de los gases renovables precisa de una apuesta clara por parte de las Administraciones, que siente unas bases sólidas y estables para su desarrollo, con el fin de poder aprovechar todo su potencial
El reciente lanzamiento de la Consulta Pública Previa a la revisión del PNIEC supone una oportunidad a nivel país para fijar unos objetivos vinculantes para la introducción de los gases renovables en el mix energético nacional, que sean ambiciosos, realistas y acordes con el potencial de producción en España. Asimismo, estos nuevos objetivos deberían estar alineados con lo que se está llevando a cabo en Europa, que cuenta con objetivos promedio entorno al 10% equivalente de la demanda de gas natural e incluso más ambiciosos, como el caso de Alemania, que se ha marcado un objetivo equivalente al 20% de su demanda en 2030.
Esto implica, a su vez, la revisión de la Hoja de Ruta del Biogás publicada en marzo de este año y que fijó objetivos bastante conservadores en relación al potencial existente. Debemos cambiar su actual orientación localista hacia el autoconsumo y la generación de electricidad, y enfocar los gases renovables como una solución de descarbonización de la economía y de diversificación e independencia energética, tanto a nivel español como europeo, mediante su inyección en las redes del sistema gasista para maximizar su aprovechamiento energético y optimizar la gestión de la demanda.
Adicionalmente, es necesario que se desarrolle el marco jurídico europeo sobre el apoyo a las renovables. Por ejemplo, se debe adaptar rápidamente el Plan de Recuperación y Resiliencia a las nuevas líneas y objetivos marcados por REPowerEU.
Por otro lado, los gases renovables, y en particular el biogás y el biometano, constituyen una pieza clave en los ciclos de economía circular asociados a la agricultura, la ganadería y la gestión de materia y residuos orgánicos. No podemos imaginar el desarrollo de una de las partes del ciclo sin un desarrollo acorde y consistente del resto de las piezas.
Es, por tanto, necesario desarrollar los mecanismos que permitan una adecuada gestión de las materias primas (residuos agroganaderos, agroalimentarios, urbanos, etc.) para fomentar su valorización mediante digestión anaerobia, frente a otras opciones menos sostenibles como su disposición directa en campo, el compostaje o la retirada a vertedero, y asegurar el aporte de valor en toda la cadena de logística.
Pero el ciclo no se cierra en la valorización energética del residuo. Otra pieza clave en el mecanismo es la valorización de los digeridos como fertilizantes y sustratos de alta calidad de aplicación en los suelos agrarios. Estos suponen sistemas de fertilización sostenibles y de origen local, aportan nutrientes y contribuyen a fijar carbono orgánico en el suelo. De esta forma, evitan en gran medida el uso de fertilizantes minerales.
Nuevamente, se hace necesario asegurar las palancas que permitan la valorización final del subproducto, acercándonos al objetivo máximo de circularidad que es el residuo cero. Esto podría materializarse mediante medidas específicas en la PAC o incluso mediante el establecimiento de obligaciones de consumo de fertilizantes procedentes de digestatos.
En cualquier caso, para poder lograr todos estos objetivos, es necesario todavía impulsar medidas que promuevan el desarrollo de los gases renovables. Entre ellas, se debe impulsar la implantación del sistema de Garantías de Origen, permitiendo de esta manera que el consumidor ponga en valor el origen renovable de la energía, lo que al mismo tiempo amplificaría el uso y beneficios del gas producido.
También es necesario el diseño de sistemas de ayudas compatibles con los sistemas de apoyo existentes (mercados ETS y obligaciones), así como establecer ayudas que faciliten la inversión para la conexión de las plantas con las infraestructuras de red existentes. Y otra medida que sería eficaz sería el desarrollo de incentivos fiscales, como por ejemplo la exención de peajes o del impuesto de hidrocarburos.
Otra palanca para impulsar el desarrollo de los gases renovables es la promoción de los cultivos rotatorios, que nos permitirían explotar el potencial total disponible, dado que se estima que un 43% procedería de este origen.
Y, sobre todo, es muy importante que se simplifique la tramitación administrativa de proyectos, con la homogeneización de procedimientos, la creación de una ventanilla única, el desarrollo de guías y la agilización de los trámites.
El contexto actual, combinando las exigencias del REPowerEU con la revisión del PNIEC y la visión circular de la economía, ofrece una oportunidad única para desarrollar todo el potencial de los gases renovables, para convertirlo en pieza fundamental del mix energético español y para hacer de España uno de los líderes a nivel europeo.