- 3843 lecturas
- 3843 lecturas
Las últimas lluvias nos están dando un respiro que nos permitirá disfrutar del verano con normalidad. El agua almacenada en los embalses del sistema Ter-Llobregat, que abastece a Barcelona y a su área metropolitana, a zonas de Girona y de la Costa Brava ya supera el 30% de su capacidad, aunque seguimos viviendo en una realidad donde el agua es un recurso escaso. En definitiva, estamos igual que el año pasado.
La escasez hídrica en Cataluña no es una novedad y, de hecho, episodios de sequía como el actual serán cada vez más habituales. El cambio climático es la causa principal de que la sequía en la región mediterránea sea estructural. En este sentido, las estimaciones prevén que la disponibilidad de agua en el litoral catalán se reducirá un 22% en 2050.
El último gran episodio intenso de sequía, entre 2007 y 2008, nos dejó varias lecciones que no podemos olvidar y que debemos poner en práctica ahora más que nunca. Por ello, hay que llevar a cabo un marco de actuaciones que nos permita continuar con todas las inversiones y ejecuciones previstas en materia de sequía para contar con más recursos disponibles y no seguir confiando en las lluvias otoñales, que el año pasado fueron muy escasas.
Debemos ser conscientes de que la falta de agua es un reto colectivo al que nos enfrentamos de manera conjunta desde múltiples sectores, y para el cual es necesario poner todos los recursos sobre la mesa.
Debemos ser conscientes de que la falta de agua es un reto colectivo al que nos enfrentamos de manera conjunta desde múltiples sectores, y para el cual es necesario poner todos los recursos sobre la mesa, con el objetivo de que este sea el último episodio de sequía con restricciones. En este sentido, el trabajo conjunto entre las administraciones públicas y las empresas es fundamental para garantizar un servicio de abastecimiento de agua eficiente, de calidad e innovador. Y en esta línea creo que en Cataluña no se ha abordado correctamente el potencial que estas alianzas otorgan a los ayuntamientos, a la administración hidráulica, a los diferentes sectores económicos y a la ciudadanía.
Sin ir más lejos, en el ámbito del agua regenerada, las dos experiencias más destacables en Cataluña a día de hoy son la del Área Metropolitana de Barcelona, concretamente en la ERA de la depuradora del Baix Llobregat, que produce el 25% del agua suministrada en el ámbito metropolitano, y en Tarragona, en la planta de AITASA. Dos claros ejemplos de alianzas público-privadas que permiten la garantía del suministro de agua.
El trabajo conjunto entre la administraión y las empresas es fundamental para garantizar la excelencia en el servicio de abastecimiento de agua. Y en esta línea creo que en Cataluña no se ha abordado correctamente el potencial que estas alianzas otorgan a los ayuntamientos, a la administración hidráulica, a los diferentes sectores económicos y a la ciudadanía.
Fuera del ámbito metropolitano, el concepto de la regeneración todavía no ha calado lo suficiente. Desde la Agrupación de Servicios de Agua de Cataluña (ASAC), que representa el 90% de organismos gestores de agua, sabemos que hay soluciones eficientes en todo el territorio para hacer frente al reto hídrico. Existen las administraciones, las empresas, el conocimiento y la tecnología para dar respuesta a los episodios de sequía que surjan en el futuro. Solo hace falta liderazgo y compromiso de todas las partes.
En la 14ª Jornada técnica de la ASAC que celebramos recientemente en Cambrils (Tarragona), pusimos de relieve que el déficit de agua es cada vez más recurrente y eso responde a un problema estructural, para lo que hacen falta soluciones a largo plazo. El camino que planteamos desde la ASAC es la apuesta por la autosuficiencia hídrica en las zonas urbanas a través de la regeneración y la desalinización del agua, así como el uso del agua freática para actividades que no sean de consumo humano.
El déficit de agua es cada vez más recurrente y eso responde a un problema estructural, para lo que hacen falta soluciones a largo plazo.
En ese sentido, contamos con numerosos proyectos tractores que demuestran la capacidad de los operadores del servicio de agua para mejorar los sistemas de suministro en un entorno altamente competitivo, especialmente en el impulso de la digitalización en todos los ámbitos del ciclo del agua. Del mismo modo, consideramos conveniente, atendiendo a los planteamientos de los colegios profesionales, el diseño de una interconexión de redes para casos de sequía extrema, como el actual. Esta y otras medidas han de ser compartidas entre todos los actores involucrados en la gestión del agua, sin caer en luchas territoriales y atendiendo al bien general.
No podemos pensar en alcanzar metas a corto o medio plazo sin acuerdos y compromisos de largo recorrido.
Definitivamente, estamos ante un problema global que cada vez padecen más regiones en el mundo debido al cambio climático. Cataluña tiene la oportunidad de convertirse en un referente a nivel internacional, enfrentando los retos que nos plantea la escasez hídrica, para lo que es imprescindible la ejecución de las inversiones planificadas. No podemos pensar en alcanzar metas a corto o medio plazo. Son necesarios acuerdos y compromisos de largo recorrido. Debemos construir acuerdos y diseñar estrategias compartidas que no se dilaten en el tiempo, como ha sucedido en el pasado y que ha derivado en no llegar a tiempo ni disponer de las infraestructuras necesarias para hacer frente a situaciones límite.