Una tesis del LEQUIA constata la importancia de la etapa de construcción en el ACV de EDAR urbanas

Las consecuencias que pueda tener el cambio climático en la futura disponibilidad y calidad de agua dulce, preocupan a los expertos y la sociedad en general. En este contexto, es cada vez más necesario poder evaluar de una forma objetiva y rigurosa los impactos ambientales de las distintas infraestructuras de tratamiento y gestión de agua residual, como los colectores y las depuradoras.

El Análisis del Ciclo de Vida (ACV) es una herramienta muy potente para identificar y cuantificar los distintos impactos ambientales de un producto o proceso: efecto invernadero, toxicidad de las aguas y del suelo, reducción de la capa de ozono… A diferencia de otras metodologías, el ACV considera todas las etapas del ciclo de vida del objeto que evalúa, desde la extracción y procesamiento de la materia prima, pasando por la fabricación, distribución, uso y mantenimiento, y finalizando en la gestión final como residuo. En palabras de sus creadores, “de la cuna a la tumba”. Así pues, en el caso del tratamiento de aguas residuales urbanas el análisis del ciclo de vida nos permite evaluar tanto los impactos ambientales de la fabricación y construcción de colectores y depuradoras, como los de su operación y desmantelamiento. Otra herramienta de evaluación de impacto ambiental que ha adquirido especial relevancia en los últimos años es la huella hídrica. Basada en los principios del análisis del ciclo de vida, mide la cantidad de los distintos tipos de agua utilizados para producir un bien o servicio, y evalúa sus impactos ambientales.

La tesis doctoral “Comprehensive inventories for Life Cycle Assessment in urban wastewater systems” de Sadurní Morera i Carbonell da un paso significativo hacia un mejor desarrollo de la metodología del análisis del ciclo de vida y su aplicación al ciclo urbano del agua. La tesis se ha realizado en el grupo de investigación LEQUIA de la Universidad de Girona bajo la dirección de los Drs. Joaquim Comas (UdG, ICRA), Lluís Corominas (ICRA) y Miquel Rigola (UdG). Para alcanzar sus objetivos, Sadurní Morera ha utilizado datos de depuradoras de seis poblaciones catalanas (Girona, Navàs, Balaguer, Manlleu, l’Escala y la Garriga-Granollers) con dos estrategias de tratamiento. Los resultados obtenidos son importantes tanto desde el punto de vista metodológico como de la avaluación de las depuradoras estudiadas, y abren nuevas vías para aplicar y aprovechar mejor todo el potencial de la metodología del ACV.

Así, el investigador ha desarrollado un nuevo procedimiento para tratar los datos de inventario para la construcción de estaciones depuradoras de forma fiable y consistente, pero a la vez rápida y versátil. Entre sus funcionalidades destaca la posibilidad de realizar análisis modulares de cada uno de los subprocesos de construcción, mantenimiento y operación; una herramienta semiautomática para evaluar la construcción de colectores; y las regresiones que relacionan materiales y energía en la construcción en función del tamaño de la planta, válidas para depuradoras con una capacidad de tratamiento entre 1.500 y 21.000 m3/h. En cuanto a la evaluación del impacto ambiental de las depuradoras consideradas, es especialmente significativo el peso de la renovación de las tuberías y, sobretodo, la obra civil y la fabricación del equipamiento de las depuradoras, elementos que no se habían tenido en cuenta en otros estudios. La tesis también aplica la metodología de la huella hídrica a la operación de una depuradora concreta, la de la Garriga. Sin embargo, quizás su principal valor sea la aplicación versátil e innovadora que se ha hecho del análisis del ciclo de vida y, consecuentemente, sus posibilidades que se convierta en herramienta popular entre los distintos actores implicados en la toma de decisiones (técnicos, gestores, políticos).

La defensa, que está abierta al público,  tendrá lugar el viernes 19 de febrero a les 11:30h en el Parque Científico y Tecnológico de la UdG, en el auditorio del edificio Jaume Casademont.