Una dieta sostenible reduciría un 26% los gases de efecto invernadero en España
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El Planeta necesita un nuevo modelo alimentario para luchar contra el cambio climático. A nivel mundial, la agricultura y la ganadería intensiva son responsables del 60% de pérdida de biodiversidad y del 75 % de la deforestación global. Mientras, en España, la agricultura y la ganadería son responsable del 11,6% de las emisiones de gases de efecto invernadero, según datos del Ministerio de Transición Ecológica (MITECO). Un cambio en nuestra alimentación podría reducir un 26% los gases de efecto invernadero, de acuerdo al informe LiveWell. Por ello, en el Día Mundial de la Alimentación, WWF recuerda las claves para una dieta sostenible.
Menos y mejor carne. El consumo de carne tiene una relación directa con el cambio climático. Las producciones ganaderas intensivas emplean piensos, elaborados a base de soja, importados desde países como Brasil, contribuyendo a la deforestación. En España, consumimos hasta el doble de productos de origen animal más de carne por persona (casi 50 kg/año) de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, la carne intensiva producida no solo se consume a nivel nacional: los últimos datos muestran que España exportó 2,61 millones de toneladas de carne y productos cárnicos. Por el contrario, la ganadería extensiva, en franca decadencia, ha demostrado ser el mejor seguro para luchar contra el cambio climático, ya que protege los pastos, sumidero de carbono.
Duplicar el consumo de frutas, verduras y legumbres: más sanas y en general, menor demandantes de recursos. Si además son locales, de temporada y de producción ecológica, disminuiremos nuestro impacto sobre el planeta.
Acabar con el malgasto de alimentos: en nuestros hogares son hasta un tercio de lo que consumimos. Con ello evitaremos el derroche de agua y energía empleados para producirles y disminuiremos en un 10% las emisiones de gases de efecto invernadero.
Pescado sostenible. España tiene una gran responsabilidad en la conservación de los recursos pesqueros del Planeta ya que somos uno de los mayores consumidores, ascendiendo a unos 40 Kg/hab/año.
Es importante comprar pescado o marisco que cumpla las tallas mínimas y vedas. El certificado del Marine Stewardship Council (MSC) vela por la no sobreexplotación, la ausencia de impacto negativo sobre el medio ambiente y el cumplimiento de las normativas. Mientras, en la pesca de acuicultura, el Aquaculture Stewardship Council (ASC) acredita el respeto a la biodiversidad y los recursos hídricos y el uso adecuado del alimento de origen animal.
Diversificar el consumo de pescado y marisco es otra de las claves. En cada estación del año cambia lo que el mar nos ofrece, como con frutas y verduras, "el pescado debe ser también de temporada".
Una alimentación saludable y respetuosa con la naturaleza contribuye además a luchar contra el hambre en el mundo, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). “Apostar por una dieta sana y sostenible, frenar el malgasto de alimentos y apoyar su producción con prácticas agroecológicas son claves para no arriesgar nuestra seguridad alimentaria por el cambio climático y combatirlo”, explica Celsa Peiteado, coordinadora de Política Agraria y Desarrollo Rural de WWF España.