Transformando residuos de macroalgas en un material altamente energético
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El agar o agar-agar es una sustancia gelatinosa obtenida de la pared celular de varias especies de algas de los géneros Gelidium, Euchema y Gracilaria que se utiliza como soporte de cultivo en microbiología, para el crecimiento de bacterias, hongos y virus bacteriófagos y también como gelificante en la industria alimentaria. Su producción industrial, sin embargo, conlleva la generación de un elevado número de residuos en forma de macroalga que, hasta el día de hoy, no tienen aplicaciones conocidas.
Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha logrado transformar una parte de estos residuos en materiales carbonosos de alto poder calorífico y un gran potencial para ser empleados como combustible o como precursores de materiales de alto valor añadido.
Los residuos sólidos orgánicos son uno de los mayores grupos de residuos que se generan a nivel mundial y su tasa de generación sigue aumentando constantemente. Tradicionalmente, se eliminan por incineración o depósito en vertedero, pero el nuevo marco legal requiere que se apliquen nuevas estrategias que aseguren una gestión más sostenible y adecuada de los mismos.
“Uno de los problemas que presentaba hasta el momento la producción industrial de Agar-Agar es el tipo de residuo que genera: una sustancia con una gran capacidad de absorción de agua que limita su aprovechamiento térmico por métodos convencionales”, explica Ana Méndez, del Grupo de Valorización de Recursos de la UPM.
El estudio desarrollado por la UPM y el CSIC propone alternativas para el tratamiento de este tipo de residuos con el objetivo de lograr una gestión industrial más eficiente y sostenible de los restos de biomasa derivados de la producción del agar-agar.
Pirólisis para convertir algas en energía
“La conversión mediante carbonización hidrotermal evita la etapa de secado, al desarrollarse en presencia de agua y puede utilizarse para la conversión de ciertos residuos orgánicos en lo que los científicos consideramos “productos de gran valor añadido”, es decir, productos que tienen un gran potencial y que pueden ser utilizados para obtener energía o como precursores de materiales avanzados”, añade.
En concreto, en el caso de los residuos de la producción de agar-agar, los investigadores han logrado desarrollar un material carbonoso con elevado poder calorífico y un gran desarrollo de meso y macro porosidad que presenta un gran potencial como combustible o para el desarrollo de materiales de carbono avanzados.
“Este trabajo se enmarca dentro de las estrategias de economía circular, un sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción en el consumo de materias primas, minimizando la producción al mínimo indispensable y apostando por la reutilización de los elementos que por sus propiedades no pueden volver al medio ambiente. La economía circular aboga así por utilizar la mayor parte de materiales biodegradables posibles en la fabricación de bienes de consumo para que éstos puedan volver a la naturaleza sin causar daños medioambientales al agotar su vida útil.
En este trabajo, que ha sido publicado en la revista internacional Bioresource Technology también ha participado el Instituto Nacional del Carbón (INCAR-CSIC).