Reciclaje a bordo a través de un avanzado y compacto digestor anaerobio para aviones
- 2521 lecturas
Los desechos que generan los vuelos comerciales, especialmente los de largo alcance, son un problema que todavía no han conseguido resolver las aerolíneas que generan en cada vuelo una mezcla residuos del catering, aguas residuales, plásticos y otro tipo de desechos.
Conscientes de la necesidad de encontrar una solución más sostenible a este problema, Ceit, miembro de la alianza BRTA, está trabajando en el proyecto europeo Digestair que, a través del desarrollo de un digestor anaerobio muy avanzado y compacto, permitirá valorizar los residuos a bordo, reducir las aguas residuales y minimizar la huella de carbono de los vuelos comerciales.
La digestión anaerobia se trata de un proceso en el cual intervienen diferentes grupos de microorganismos, que hacen posible la descomposición de la materia orgánica en compuestos más sencillos y que son, a su vez, transformados en ácidos grasos volátiles para ser consumidos por los microorganismos que producen metano y dióxido de carbono. Todos estos procesos se desarrollan simultáneamente en el digestor.
Este digestor que permitirá tratar los restos de catering, las aguas residuales de los lavabos y los desechos de las cocinas, estará ubicado en la bodega del avión sustituyendo a los tanques de almacenamiento de residuos habituales, cumpliendo los estándares de materiales y seguridad aeroespaciales marcados por las autoridades de aviación civil, así como las directrices sobre higiene, saneamiento y restauración en aeronaves, de la Organización Mundial de la Salud.
El sistema sobre el que están trabajando los investigadores de Ceit permitirá una disminución significativa de los residuos generados a bordo en un rango del 50 al 70% para vuelos de corto, medio y largo recorrido. Permitirá, asimismo, convertir en energía o calor las emisiones de biogás que desprenda el digestor anaerobio.
Este proyecto europeo se enmarca en la iniciativa CleanSky2 del H2020. Liderado por Ceit, cuenta con la participación de la ingeniería española CITD y el Fraunhofer alemán y tiene un plazo de desarrollo de 24 meses. Sus avances serán aplicables, asimismo, a otros escenarios distintos de los aviones como barcos de transporte o cruceros.