¿Podría el deshielo de los glaciares ayudarnos a mitigar el cambio climático?
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Por Pablo Lodeiro Fernández, Carlos Rey Castro y Encarna Companys Ferran. Universitat de Lleida
El calentamiento global está produciendo un aumento acelerado del deshielo de los glaciares con consecuencias dramáticas. Si los glaciares continúan en retroceso, es evidente que aumentará el nivel del mar (crece 3,4 mm por año desde 1993). Pero ¿qué más sucede cuando se derriten los glaciares?
Los glaciares están formados por la acumulación de nieve y hielo sobre la superficie terrestre. Almacenan agua y evitan que esta se evapore: menos glaciares, menos agua dulce disponible.
La Antártida y Groenlandia concentran los glaciares más importantes de la Tierra. Solo Groenlandia ha perdido 279 000 millones de toneladas de hielo entre 1979 y 2019. En el medio minuto que le ha llevado leer hasta aquí, se ha fundido en Groenlandia el equivalente a 2 piscinas olímpicas de hielo.
Un incremento del deshielo glaciar añade agua dulce en exceso a los océanos, ralentizando las corrientes oceánicas. También disminuye la reflexión de los rayos solares sobre las superficies heladas. Ambos efectos pueden producir alteraciones catastróficas en el clima de la Tierra.
Glaciares repletos de nutrientes
¿Hay algo potencialmente beneficioso como consecuencia del deshielo? Los glaciares poseen gran cantidad de nutrientes necesarios para sostener la vida en los océanos. Un aceleramiento del deshielo puede producir un incremento del aporte de nutrientes al océano, lo que resultaría provechoso.
Fijémonos en el hierro (Fe), esencial para todos los organismos, ya que se utiliza en la fotosíntesis y la respiración. Es uno de los nutrientes más importantes para el crecimiento de microorganismos marinos como el fitoplancton. Su ausencia limita o impide su desarrollo.
El fitoplancton es la base de la cadena alimentaria marina y el responsable de aproximadamente la mitad de la actividad fotosintética mundial. Esto afecta al ciclo global del carbono y, en consecuencia, también influye en el clima. Por tanto, los procesos oceánicos relacionados con el hierro son de gran importancia.
La toma de muestras y el análisis de nutrientes como el hierro son extremadamente complicados y caros. Esto es debido a sus bajas concentraciones y la dificultad de evitar contaminaciones. Si a esto se añade un entorno polar, el resultado es que muy pocos laboratorios del mundo pueden realizar este tipo de investigaciones clave.
Solubilidad del hierro
Por desgracia, no todas las formas de hierro funcionan como nutrientes. Su disponibilidad está limitada por su solubilidad en aguas marinas. Y esta solubilidad es extremadamente baja.
Por suerte, los compuestos orgánicos naturales disueltos en el agua de mar pueden ayudar a aumentar la solubilidad del hierro en un orden de magnitud. Y esto tiene una gran relevancia (positiva) para la vida en los océanos.
La fusión glaciar aporta principalmente hierro unido a partículas. Los factores que controlan el paso de hierro desde las partículas hacia formas disueltas son poco conocidos. Son precisamente estas formas disueltas las que son accesibles para los microorganismos marinos.
¿Aumentará el deshielo la presencia de hierro en el océano?
La respuesta no es sencilla, puesto que existen múltiples factores que se solapan espacial y temporalmente:
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El tipo de glaciar. Condiciona el tiempo que tarda en mezclarse el agua derretida con el agua marina de alrededor. Puede ser de horas a semanas en glaciares que terminan en el mar, o tiempos mucho mayores para lenguas glaciares flotantes.
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El tipo de suelo y roca sobre el que se asienta el glaciar. Condiciona la cantidad total de nutrientes que puede aportar.
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Las características del agua marina en las proximidades del glaciar.
En el caso del glaciar Nioghalvfjerdsbrae (79°N), la lengua glacial más grande de Groenlandia (70-80 km de largo y 90-600 m de grosor), el tiempo de mezcla es de más de 3 meses. Este largo tiempo y la escasez de compuestos que ayuden a mantener el hierro en el agua hacen que gran parte se pierda en el fondo marino.
Entonces, ¿qué podría aumentar el flujo de hierro disponible, desde los glaciares hasta el océano? La respuesta está en la materia orgánica proveniente del deshielo, del fondo marino o presente en el océano. La capacidad de estos compuestos orgánicos para mantener el hierro en el agua depende de una combinación de factores como su cantidad y su facilidad de formar enlaces.
El análisis de estos factores es relativamente sencillo, aunque no lo es tanto su interpretación. Existe muy poca información en este sentido sobre la materia orgánica marina. Algo a lo que estamos intentando poner remedio en nuestro grupo de investigación internacional de la Universidad de Lleida y el centro Agrotecnio.
Si estos factores son favorables, el hierro podrá llegar a ser captado por los microorganismos marinos. De esta forma, podría contribuir a la fijación del CO? atmosférico. Si no, los flujos de hierro desde un glaciar hacia el océano podrían ser totalmente insensibles al deshielo y no provocar ningún efecto colateral que pueda oponerse al avance del cambio global en un futuro próximo.