Ningún país del G-20 descarboniza su economía al ritmo acordado
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Ninguno de los países que integran el grupo de las veinte economías más desarrolladas del mundo (G-20) están descarbonizando sus economías lo suficientemente rápido como para poder limitar el calentamiento global del planeta a 1,5ºC en 2050. Así lo revela la edición de 2022 del Net Zero Economy Index, que anualmente elabora PwC. De hecho, si queremos cumplir con los objetivos marcados en el Acuerdo de París y refrendados el año pasado en la COP26, deberíamos reducir las emisiones de carbono en el mundo un 15,2% de media anual.
El informe concluye que, en 2021, el ritmo de descarbonización de la economía global, que mide la reducción de la intensidad de carbono entendida como las emisiones de CO2 por unidad de PIB, fue sólo del 0,5%, el nivel más bajo de los últimos diez años. De hecho, el año pasado, nueve de las veinte mayores economías del planeta, que suponen el 80% de las emisiones relacionadas con el uso de la energía, vieron cómo aumentaba su intensidad de carbono.
China consiguió reducir la intensidad de carbono un 2,8%, mientras que Estados Unidos (0,1%), India (2,9%), Japón (0,6), Alemania (1,7%) y Francia (1,4%) han visto cómo aumentaba debido, en parte, a la recuperación de la pandemia.
Cifras alzanzadas
En esta línea, en 2021, España aumentó un 4,39% la intensidad de sus emisiones respecto al año anterior. A pesar de ello, la intensidad de emisiones en España se encuentra al mismo nivel que la media de la UE y por debajo de la media mundial, siendo esta en España de 132 tCO2/$m PIB y a nivel mundial de 266 tCO2/$m PIB.
Para Pablo Bascones, socio responsable de Sostenibilidad y Cambio Climático de PwC, “la recuperación del consumo de energía tras el parón de actividad por la pandemia en el 2020, acompañado de una mayor tasa de consumo de combustibles sobre el total de energía primaria, ha llevado a un empeoramiento de la intensidad de emisiones en España respecto al ejercicio 2020. Los resultados del año 2021 nos recuerdan que debemos actuar de forma urgente si queremos alcanzar una economía neta cero. Los países en su conjunto, e individualmente todas las organizaciones públicas y privadas, deben acelerar sustancialmente la tendencia actual de reducción de emisiones absolutas. Si fallamos en esta tarea, los costes de adaptación al cambio climático seguirán aumentando".
El estudio considera que, a pesar de estos datos, las empresas siguen impulsando la agenda climática, motivadas por los cambios en el entorno normativo y de consumo, y por el mayor reconocimiento por parte de los inversores de la importancia de una transición hacia una baja emisión de carbono. Sin embargo, advierte que el actual contexto geopolítico, marcado por el aumento de los precios de la energía y las amenazas al suministro, está favoreciendo el uso de los combustibles fósiles a corto plazo.