La industria nacional se moviliza reivindicando la cogeneración como herramienta clave de competitividad energética
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Las industrias de azulejos y baldosas cerámicas, papelera, alimentación y bebidas, y ladrillos y tejas, la asociación agraria jóvenes-agricultores y cooperativas agro-alimentarias, representando miles empresas y millones de trabajadores, denuncian que la reforma eléctrica penaliza la eficiencia energética de sus industrias y actividades.
ASCER, ASPAPEL, HISPALYT, FIAB, ASAJA y COOPERATIVAS AGRO-ALIMENTARIAS DE ESPAÑA, asociaciones sectoriales básicas de nuestra economía real, representadas por sus presidentes, han suscrito un documento en el que reivindican la cogeneración como herramienta clave de competitividad energética para la reindustrialización de España y piden al Gobierno la modificación de la propuesta de Orden Ministerial de retribución que hace inviable la cogeneración.
Isidro Zarzoso de ASCER, Eduardo Querol de ASPAPEL, José Malpesa de HISPALYT, Pedro Astals de FIAB, Pedro Barato de ASAJA, y Fernando Marcén de COOPERATIVAS AGRO-ALIMENTARIAS DE ESPAÑA, presidentes de las asociaciones firmantes, describieron la importancia de la cogeneración en sus respectivas actividades y las negativas consecuencias que acarrearía para sus sectores la aprobación de esta normativa que se inscribe en las últimas medidas de la reforma eléctrica y que supondría la práctica desaparición en un año de las plantas de cogeneración.
El documento se ha enviado al Ministro de Industria con la solicitud de entrevista y el ofrecimiento de apoyo y colaboración de las asociaciones para alcanzar una solución que evite las gravísimas consecuencias potenciales. Los firmantes confían en que el Ministerio atienda su oferta de diálogo.
La cogeneración es una tecnología de alta eficiencia con la que determinadas industrias o actividades fabrican sus productos ahorrando más de un 10% de energía primaria. Apoyada y promovida por la Unión Europea por sus ventajas energéticas, ambientales y económicas, consiste en aprovechar al máximo la energía, generando a la vez y en un mismo proceso electricidad y calor, necesarios en diferentes actividades industriales, ahorrando energía y emisiones. Es energía distribuida que ahorra en redes de transporte y evita pérdidas: se consume donde se produce. Supone una herramienta clave para industrias intensivas en consumo energético –que necesitan mucha energía para fabricar sus productos-, porque las hace más eficientes energéticamente y, por tanto, más competitivas, paliando en parte los altos precios que se pagan en España por la electricidad, ganando capacidad exportadora y generando actividad y empleo. Así, el 20% del PIB industrial puede utilizar energía proveniente de cogeneración.
La reforma eléctrica maltrata a la cogeneración, penalizando precisamente a las industrias y actividades que contribuyen a la eficiencia energética del país. En 2013, los nuevos impuestos al gas, a la generación, al CO2 y otros recortes han golpeado a la cogeneración hasta tal punto que un 20% de las plantas tuvieron que parar por falta de rentabilidad. Ahora, la última normativa de la reforma -la propuesta de Orden Ministerial-, hará que las plantas entren en pérdidas operativas y tengan que cerrar. Si esto sucede, las industrias asociadas verán dispararse sus costes energéticos poniendo en riesgo su capacidad de producir, competir, exportar, mantener la actividad y el empleo.
La propuesta de Orden Ministerial de la reforma hace inviable la cogeneración, ya que directamente sitúa en pérdidas operativas a la mayoría de las plantas; los costes e impuestos son superiores a la retribución que fija el Gobierno. La normativa incumple la nueva Ley 24/2013 del Sector Eléctrico que garantiza “cubrir los costes que permitan competir a las instalaciones de cogeneración de alta eficiencia en nivel de igualdad con el resto de tecnologías en el mercado y que permita obtener una rentabilidad razonable”.
Esta norma pone en peligro la consecución de importantes objetivos de política energética nacional y europea, plasmados en diversas Directivas comunitarias. Mientras en Europa se impulsa lacogeneración y la eficiencia energética, en España se la sitúa al borde de la desaparición.
La propuesta de Orden no tiene en cuenta las circunstancias, particularidades y necesidades de las industrias cogeneradoras, estableciendo límites a las horas de funcionamiento y fijando niveles de precios de mercado y sistemas de compensación inadecuados que suponen la inviabilidad del funcionamiento de estas instalaciones. El impacto sobre la competitividad de las industrias, capacidad de exportación y empleo complicarán la recuperación económica. De aprobarse esta Orden, podría generarse un escenario de cierres, deslocalizaciones y pérdida de empleo en las industrias asociadas a las que se impide tener costes energéticos competitivos en un momento en el que todos los países de Europa tratan de atraer inversiones e industrias a sus territorios y de impulsar la actividad industrial como pilar para crecer y revertir la crisis.
Las consecuencias del cierre de plantas de cogeneración conllevarían la caída de la demanda nacional de gas del 10%, la pérdida de la eficiencia energética del país del 2%, impactos socioeconómicos de más del 1% del PIB y la pérdida de 70.000 puestos de trabajo industriales directos, sin duda el peor escenario para la anunciada recuperación económica.
ASCER, ASPAPEL, HISPALYT, FIAB, ASAJA y COOPERATIVAS AGRO-ALIMENTARIAS, consideran que la reforma eléctrica penaliza injustamente sus actividades al golpear a su herramienta legítima de competitividad energética. La reforma debería desarrollar una política energética de impulso al tejido industrial en lugar de implantar un castigo a la industria que contribuye a la mayor eficiencia energética del país. Para estas asociaciones, resulta evidente que pese a que la Ley Eléctrica de 2013 garantiza la rentabilidad razonable de la cogeneración, la propuesta de Orden Ministerial la conduce al cierre.
El manifiesto suscrito concluye en que “para reindustrializar España se necesita una política energética que reivindique, entre otras cosas, la cogeneración como herramienta legítima y eficaz de competitividad de una industria fuerte que produzca en España y exporte al mundo, que mantenga y genere empleo.