Filtros circulares de zeolita que potabilizan el agua y abonan cultivos
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Por Esther Sánchez, RETEMA
En Etiopía, el 79 % de la población está expuesta a sufrir fluorosis, una enfermedad ósea causada por el consumo de agua con flúor o fluoruro, un contaminante de origen geológico presente en las aguas subterráneas. Esta enfermedad afecta especialmente a los niños puesto que sus dientes definitivos están en formación.
El objetivo era claro, reducir los altos niveles de fluoruro presentes en el agua hasta un nivel de 1,5 miligramo por litro (mg/L), que es el límite establecido por la Organización Mundial de la Salud. En la zona del valle del Rift, el 41% de las fuentes de agua potable tienen una concentración de fluoruro que excede dicho límite.
La realidad es que este exceso de flúor en el agua es algo que sucede en zonas volcánicas a lo largo y ancho del mundo entero.
Después de que un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad de Adís Abeba desarrollara una tecnología que permite extraer el fluoruro del agua en 2013, ahora se va a iniciar el estudio para convertir en fertilizantes el material usado para extraer el flúor del agua en plantas potabilizadoras instaladas en Etiopía, convirtiéndolo así en un proceso de residuo cero.
Esta segunda fase del proyecto está liderada por científicos del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (ICP-CSIC) y la ONG Amigos de Silva, que está posibilitando el acceso a agua potable en zonas rurales del país africano.
Esta nueva tecnología está actualmente comercializada por la empresa española Tagua, que al ver el potencial de estos filtros contactaron con la investigadora principal del proyecto, Isabel Díaz, que relata la historia del idilio CSIC-Tagua como una “sinergia que surgió porque es una empresa con un marcado perfil innovador y a la vez muy asequible y cercana”.
Tagua es una pyme muy comprometida con la inversión en innovación como estrategia de mejora de su mercado y de su modelo de negocio. Con más de 35 años de historia trabajando en el ciclo integral del agua se sumaron a este proyecto comprometiéndose desde el principio con los valores y del mismo y apoyando la innovación social. De hecho, una vez creados y comercializados los filtros, siguieron a bordo del proyecto para devolverlo a Etiopía donde contando con la ONG Amigos de Silva como agente implementador, en noviembre de 2019 abrieron dos plantas potabilizadoras con zeolitas en Dida y Obe, localidades situadas a unos 25 kilómetros de Ziway, en el valle del Rift central. Dichos pozos suministran agua a la comunidad local, que cuenta con una escuela de primaria para 400 niños, un centro recreacional y un centro de salud materno-infantil con asistencia de enfermeras. El agua de los pozos, que tiene una concentración de fluoruro de 2-3 mg/L, es filtrada gracias a esta nueva tecnología con zeolitas y abastece a la comunidad con agua potable.
La ONG Amigos de Silva trabaja abriendo pozos de agua, por eso su apoyo era imprescindible, así como su interés, obligatorio. De nada serviría abrir pozos de agua dañina para la población.
“Es una satisfacción ver que la investigación que haces en el laboratorio se convierte en una tecnología que ayuda a las personas”, explica Isabel Díaz a RETEMA.
Desde sus inicios, el proyecto ha contado con financiación de la Fundación española Juan Entrecanales de Azcárate y la Stiftung Freie Gemeinschaftsbank (Suiza). Y para esta segunda fase el proyecto también ha logrado financiación en el marco del programa AECID Innovación, impulsado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Con esta aportación, AECID muestra su apuesta por la ciencia y de la alineación con las asociaciones público-privadas.
Las zeolitas vuelven a la tierra para crear vida
“Un año después de la instalación y el desarrollo de dos plantas potabilizadoras en las localidades de Dida y Obe, vamos a iniciar el estudio científico de la reutilización del adsorbente gastado que tiene atrapado el flúor. Este material, al igual que las zeolitas, las rocas originales, es estable y, por tanto, podemos darle un nuevo uso y aplicarlo como fertilizante agrícola para acondicionar los suelos”, explica Díaz.
Obviamente esta segunda fase del estudio ha necesitado paciencia, ya que han tenido que esperar un año a que se gastara el adsorbente para poder estudiarlo en el laboratorio. En palabras de Isabel, “la idea está clara, el argumento científico también está claro, lo que nos falta es ir a Etiopia a empezar a sacar adsorbente gastado, llevarlo al laboratorio en Haramaya y probar su eficacia, algo que se hace mediante un estudio científico en un marco de tesis doctoral”.
Mientras tanto y también incluido en esta segunda fase, la ONG Amigos de Silva y Tagua van a mejorar la ingeniería de las instalaciones para hacerla más adaptable, innovar en la estructura y otorgarle versatilidad para facilitar la replicabilidad en instalación.
Las zeolitas naturales tienen un origen volcánico y poseen una estructura microporosa que puede atrapar una amplia variedad de elementos, como el sodio, el potasio y el magnesio. Esta capacidad permite que las zeolitas se puedan aplicar en el tratamiento de aguas residuales, la extracción de amoníaco, el control de olores, la extracción de metales pesados de residuos nucleares, mineros e industriales, en el acondicionamiento de los suelos para usos agrícolas e incluso como alimento para animales.