El Institut de Ciències del Mar desarrolla bacterias contra los tóxicos liberados por plásticos marinos
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En el Mediterráneo, la contaminación plástica ha alcanzado niveles alarmantes, con fragmentos de plástico ocupando una superficie equivalente a 7.500 campos de fútbol, lo que pone de relieve la urgente necesidad de encontrar soluciones efectivas para mitigar esta contaminación. En este contexto, las estrategias de bioremediación natural se perfilan como una alternativa prometedora para reducir el impacto de los residuos plásticos en los ecosistemas marinos.
Ahora, un equipo científico liderado por el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) ha dado un paso importante en esta dirección al identificar varias especies de bacterias que consumen los compuestos químicos liberados durante la degradación del plástico en el océano, que se produce cuando este entra en contacto con el agua de mar. Es entonces cuando se van liberando compuestos químicos, algunos de los cuales son tóxicos para los organismos marinos. Este proceso se conoce científicamente como lixiviación y es potenciado por la luz solar, que hace que el plástico que flota en la superficie del océano libere más compuestos que el que esté hundido.
Los detalles del estudio se recogen en un artículo publicado recientemente en la revista Environmental Microbiology Reports que abre la puerta a nuevas vías para combatir la contaminación marina.
"El vertido de plásticos en el mar tiene consecuencias menos conocidas como son la liberación de compuestos químicos que son tóxicos para muchos organismos marinos. Encontrar bacterias capaces de degradar esos compuestos y eliminarlos es importante como una forma de bioremediación", explica Cristina Romera-Castillo, investigadora del ICM-CSIC y autora principal del estudio.
Una solución a los residuos invisibles del plástico
El estudio se centra en las bacterias que crecen en lixiviados de plástico, es decir, los compuestos químicos que el plástico libera en el agua de mar a medida que se degrada. Estos compuestos pueden ser aditivos que se añaden al plástico durante su manufactura o productos de la degradación del propio polímero.
El estudio publicado ahora contrasta con la mayoría de los estudios previos, que se centran en bacterias degradadoras del plástico en sí. De hecho, se trata del primer trabajo que estudia las bacterias capaces de eliminar los compuestos químicos que libera el plástico que flota en el mar. Para los análisis se ha utilizado el polietileno, el tipo de plástico más abundante en el océano, además de una mezcla de plásticos envejecidos encontrados en una playa que contenía polietileno y polipropileno. Estos dos plásticos se encuentran en una gran variedad de productos que van desde bolsas de plástico a botes de detergentes o higiene personal.
Bacterias conocidas con nuevas habilidades
Aunque las especies bacterianas identificadas ya estaban descritas en la literatura científica, no se conocían como degradadoras de derivados del plástico. Según las autoras del trabajo, eso abre la puerta a nuevas aplicaciones biotecnológicas para combatir la contaminación plástica.
En este sentido, el estudio detalla que las bacterias estudiadas utilizan la materia orgánica disuelta, derivada de los plásticos, para su crecimiento, transformándola en CO2, biomasa y posiblemente otros subproductos. Para su elaboración, se emplearon técnicas avanzadas como CARD-FISH para identificar los grupos bacterianos predominantes, BONCAT para detectar bacterias activamente creciendo y la secuenciación del gen 16S rRNA para conocer las especies bacterianas predominantes.
Perspectivas futuras
De cara a futuras investigaciones, el equipo planea continuar explorando estas bacterias para determinar si alguna de las especies se podría aislar y cultivar con fines experimentales más específicos. "Queremos seguir estudiando estas bacterias degradadoras de compuestos liberados por el plástico para ver si alguna podría aislarse y cultivarse y hacer experimentos más dirigidos con ellas", añade Romera-Castillo.
Con todo, el estudio representa un paso adelante en la lucha contra la contaminación plástica en el océano, proporcionando una posible herramienta para reducir el impacto de los compuestos tóxicos derivados del plástico en el medio ambiente marino.