El impacto de la UE en la industria del reciclaje
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El próximo año la Confederación Europea de Industrias del Reciclaje (EuRIC) celebrará su décimo aniversario. En la actualidad, forman parte de ella 5.500 empresas de reciclaje procedentes de 23 países de la Unión Europea (UE), que cuentan con una facturación anual conjunta estimada de 95.000 millones de euros y proporcionan 300.000 empleos verdes y locales. Más de 400 expertos en el reciclaje de los principales flujos de residuos forman parte de la confederación.
Esta breve semblanza sobre EuRIC es importante para poner en situación al lector sobre cómo la industria europea del reciclaje ha ido agrupándose para afrontar, en primera instancia, el reto de cambiar de modelo económico –la confederación fue creada un año antes de la publicación del primer Plan de Economía Circular por parte de la Comisión Europea (CE) en 2015– y, en mayor medida, para hacer frente en la actualidad al que denominamos tsunami normativo sobre la gestión de residuos, iniciado tras la pandemia de la COVID-19 y la denominada “nueva normalidad”, con su epicentro localizado en Bruselas y un alcance que abarca a todos y cada uno de los Estados miembro y, por tanto, a todas sus empresas recicladoras.
Nunca antes en toda la historia de la UE se habían puesto en marcha tantas directivas y reglamentos sobre gestión de residuos en tan poco espacio de tiempo.
Nunca antes en toda la historia de la UE se habían puesto en marcha tantas directivas y reglamentos sobre gestión de residuos en tan poco espacio de tiempo. Como ejemplo claro, solo en lo que va de año se encuentran en proceso de desarrollo y publicación siete normativas clave. Vayamos, pues, a analizar sus impactos positivos y/o negativos en la industria europea del reciclaje y, con ello, en la capacidad de transitar con éxito hacia un continente climáticamente neutro para 2050.
Comenzaré con el nuevo Reglamento de traslado de residuos porque desde EuRIC consideramos que el comercio libre, justo y sostenible de materias primas recicladas es vital para un mercado competitivo para los recicladores europeos. En 2022, la UE avanzó en la revisión de este reglamento, que plantea tanto riesgos como oportunidades para la industria del reciclaje.
Estamos ante un cambio sin precedentes en la forma en la que se reciclará en Europa.
Desde la confederación hemos apoyado en todo momento los esfuerzos realizados desde Bruselas para hacer frente a los efectos sobre el medio ambiente y la salud humana causados por los traslados ilegales de residuos. Sin embargo, también hemos denunciado, ya desde su primer borrador, que algunas restricciones a la exportación de materias primas recicladas ocasionarían pérdidas sustanciales de puestos de trabajo y un gran volumen de negocios en la UE, obstaculizando con ello la capacidad de nuestro sector para reinvertir y mejorar las capacidades de reciclaje en Europa y, por tanto, poniendo en tela de juicio la propia capacidad de alcanzar con éxito el nuevo modelo de economía circular.
Guiados por el Grupo de Trabajo sobre Traslados de Residuos, EuRIC abogó activamente por la eliminación de los traslados ilegales de residuos y, a la vez, defendió activamente la posición de nuestro sector, lo que dio lugar a una serie de ajustes positivos, como la mejora de medidas para facilitar los traslados dentro de la UE: el uso del inglés como lengua común; la ampliación de los plazos de recepción para recibir los envíos, y los objetivos obligatorios para los plásticos reciclados que figuran en la posición negociada final del Parlamento Europeo sobre este expediente.
A medida que avanzamos en 2023, donde el expediente será examinado por los Estados miembro de la UE en el Consejo, EuRIC solicita mayores esfuerzos para que el documento final incluya normas más claras sobre las exportaciones de papel recuperado o los metales, incluyendo contenido de reciclado obligatorio y un sistema de auditoría viable y basado en el mercado.
Otra normativa que afectará de lleno a la forma en que se reciclará en Europa es, sin duda, la publicación en marzo de 2023 por parte de la CE de la propuesta de nuevo Reglamento sobre materias primas críticas, una normativa que, sin duda, la invasión rusa de Ucrania ha acelerado, atestiguando lo que desde EuRIC llevamos mucho tiempo advirtiendo: el reciclaje es fundamental para lograr una economía circular, la descarbonización del continente y la independencia de materias primas estratégicas.
Directamente relacionada con ésta última es la publicación del Reglamento (UE) 2023/1542 relativo a las pilas y baterías y sus residuos, donde destaca la contribución de EuRIC en cuatro puntos esenciales: la modificación de las definiciones del artículo 2; la ampliación del ámbito de aplicación del artículo 11 para incluir las baterías de medios de transporte ligeros (sustitución de portátiles y baterías LMT); el artículo 48 sobre la recogida de residuos de pilas portátiles y LMT, y el artículo 60 sobre la información al final de la vida útil. Además, también destaca nuestra aportación ante el creciente problema de los incendios de baterías, en particular los retos específicos que plantean las baterías de litio, y el creciente número de pilas ocultas que se encuentran en una amplia gama de productos. Por eso, seguiremos centrando nuestros esfuerzos en la prevención de prácticas que socavan el correcto reciclado.
Del mismo modo, en relación a los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), considerando que los dispositivos electrónicos son complejos, están compuestos de múltiples materiales y a menudo contienen sustancias tóxicas que dificultan la separación y el reciclaje de cada componente por separado, EuRIC, en estrecha coordinación con nuestros miembros y socios externos, estuvo en primera línea a la hora de abordar estos retos y abogar por políticas para aumentar el reciclado de los residuos electrónicos. Por ejemplo, respondimos a la consulta para evaluar la eficacia con la que se ha aplicado la Directiva RAEE, abogando por un mejor diseño de los productos, una mayor atención a la recogida selectiva, unos índices de recogida más ambiciosos y una mayor consideración de los costes de tratamiento de los RAEE en el marco de responsabilidad ampliada del productor.
Por su parte, el Reglamento sobre diseño ecológico de productos sostenibles también se encuentra en fase de tramitación, al igual que la estrategia de la UE para textiles sostenibles y circulares, la propuesta de Reglamento revisado sobre los productos de construcción o la propuesta para empoderar a los consumidores en la transición verde. Normativas que incluyen aspectos que afectan de lleno, como último eslabón de la cadena de valor, a las empresas recicladoras, tales como durabilidad, fiabilidad, posibilidad de reutilización y de reparación, posibilidad de mantenimiento y renovación; presencia de sustancias preocupantes; uso de energía o eficiencia energética; uso de recursos o eficiencia de recursos; contenido de material reciclado; posibilidad de refabricación y reciclado, posibilidad de recuperación de materiales; impacto medioambiental, incluida la huella de carbono y medioambiental, y generación prevista de residuos.
La clave está en conseguir que esta transformación y esta locura normativa sea una fuente de nuevas oportunidades.
Fundamental también por su impacto será el nuevo Reglamento sobre envases y residuos de envases, donde la posición adoptada por EuRIC defiende firmemente que se establezcan objetivos ambiciosos sobre recogida y utilización de material reciclado y la reciclabilidad de los envases. Todo ello será clave para mejorar y optimizar las tasas de recogida y reciclaje de estos materiales y de su flujo de residuos.
También tendrá una gran importancia para el sector reciclador la publicación de la propuesta de un nuevo Reglamento que sustituirá a la Directiva 2000/53/CE sobre vehículos al final de su vida útil (VFU). EuRIC ha estado en primera línea a la hora de abordar los retos específicos de este flujo de residuos. Por ejemplo, mantuvimos contactos regulares con la Comisión Europea en el periodo previo a la publicación del borrador de la propuesta de revisión de la Directiva de VFU para convertirla en un Reglamento fusionado con la Directiva de homologación 3R, abogando por objetivos similares de contenido reciclado para los plásticos de los VFU.
Para finalizar, nos quedaría un largo etcétera de normativas pendientes de aprobación que paso a enumerar: la propuesta de Directiva sobre alegaciones ecológicas y la propuesta de normas comunes que promuevan la reparación de bienes; el borrador de modificación de la Directiva 2012/19/UE sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos para cumplir con una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre la financiación de la gestión de paneles fotovoltaicos; las restricciones incluidas en el Reglamento REACH y reclasificación de ciertas sustancias bajo el Reglamento CLP; los trabajos para desarrollar los criterios fin de la condición de residuo para los residuos de plástico; la revisión de la Directiva de Emisiones Industriales y la revisión del Registro Europeo de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (E-PRTR), o la propuesta para actualizar las normas sobre contaminantes orgánicos persistentes en los residuos.
Todas ellas afectarán en mayor o menor medida a los gestores de residuos, porque estamos ante un cambio sin precedentes en la forma en la que se reciclará en Europa. Pero la clave está en conseguir que esta transformación y esta locura normativa sea una fuente de nuevas oportunidades. Y ahí es en donde se están centrando los trabajos y esfuerzos que estamos realizando desde EuRIC y desde las asociaciones nacionales que formamos parte de la Confederación.