“Dilemas sobre el agua”, el informe de Oxfam sobre la crisis del agua en países en desarrollo
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El personal de Oxfam Intermón experto en abastecimiento de agua se está viendo obligado a perforar pozos más profundos, costosos y que requieren mayor mantenimiento para algunas de las comunidades más pobres del mundo, para tan solo para encontrar con cada vez más frecuencia reservas de agua agotadas, muy exiguas o contaminadas.
Con motivo de la Semana Mundial del Agua, Oxfam ha publicado “Dilemas sobre el agua”, el primero de una serie de informes sobre esta crisis, cada vez más grave y principalmente debida al calentamiento global generado por las emisiones de gases de efecto invernadero. El informe aborda los impactos del cambio climático en la seguridad hídrica en distintas regiones, lo cual provocará un aumento del hambre, enfermedades y los desplazamientos.
Nafkote Dabi, responsable de políticas sobre cambio climático de Oxfam, señala: “Si bien los causantes del calentamiento global son el petróleo, el carbón y el gas, su impacto se traduce, principalmente, en una crisis del agua a nivel global. Esto supone una de las mayores amenazas para la humanidad y provocará un aumento del hambre, las enfermedades y los desplazamientos, especialmente en aquellos países y comunidades menos preparados ante el cambio climático.”
Sobre el terreno
La responsable de Agua y Saneamiento de Oxfam en África, Betty Ojeny, en primera línea de la respuesta a la sequía en África Oriental, afirma que “uno de cada cinco pozos que construimos en la región en la que trabajo resulta estar seco o el agua que contiene no es potable. Tenemos que construir pozos más profundos en suelos endurecidos por el calor, lo cual encarece las obras de perforación. Además, nos encontramos en un momento en el que la financiación de donantes para el abastecimiento de agua ha disminuido”.
“Hemos tenido que recurrir a sistemas de desalinización del agua muy costosos que, además, tienden a dar problemas técnicos, sobre todo en terrenos tan hostiles como estos. Estamos presenciando los efectos del cambio climático, y estos problemas seguirán empeorando,” añade Ojeny.
Ojeny forma parte del equipo de Oxfam al frente de la que actualmente es su mayor respuesta humanitaria en África Oriental, donde más de 32 millones de personas se encuentran en situación de hambre aguda e inanición tras una prolongada sequía que dura ya cinco temporadas, agravada por los conflictos y la pobreza. En otras zonas de la misma región, las impredecibles lluvias e inundaciones repentinas están destruyendo los cultivos de la población y sus medios de vida.
“El calentamiento global está provocando desastres, como inundaciones o sequías, cada vez más graves y frecuentes, una situación que seguirá empeorando en los próximos años. La gran falta de inversión para reforzar los sistemas de abastecimiento de agua está dejando a muchos países expuestos ante estas catástrofes”, afirma Dabi.
Informe
Según el informe, para 2040, África Oriental podría sufrir un aumento del 8 % de las precipitaciones, con constantes inundaciones y sequías que provocarían un aumento del 30 % de la escorrentía superficial, algo que podría ser catastrófico. Este fenómeno arrastra los nutrientes de suelos ya muy castigados y destruye las infraestructuras. El informe estima que entre 50 y 60 millones de personas más podrían contraer malaria de aquí a 2030, y asegura que la región de África Occidental se enfrentará a problemas similares derivados de esta misma crisis. Ambas regiones se enfrentan a olas de calor de un 8 a un 15 % más intensas y descensos del 11 al 15 % en la productividad laboral, además de migraciones masivas, un aumento de la pobreza y el hambre, modificaciones en las cosechas y pérdida de ganado, y otros conflictos provocados por el agua.
Las olas de calor se incrementarán un 16 %, lo cual generará una caída de la productividad laboral del 7 %, junto con un aumento de los precios del agua debido a la alta demanda
“Ya estamos viendo cómo muchos de los sistemas de agua instalados por Oxfam se están quedando obsoletos, puesto que, debido a la sequía, las comunidades que dependen del pastoreo se ven obligadas a migrar en busca de tierras de pasto. Esto está afectando a la gestión comunitaria del agua, un aspecto clave para la sostenibilidad y la mejora de la capacidad de resiliencia de la población”, afirma Ojeny.
“En Sudán del Sur, ya estamos viendo instalaciones de saneamiento y pozos totalmente destrozados cubiertos por el agua debido a las inundaciones, lo cual los deja inutilizables. El aumento de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera, está ejerciendo una grave presión no solo sobre nuestra labor en materia de agua y saneamiento, sino también sobre nuestros trabajos en materia de salud pública”, asegura.
La región de Oriente Medio sufrirá un marcado descenso de lluvias de cara a 2040 que afectará a los niveles del agua y la escorrentía de los ríos, agravando la inseguridad alimentaria
Efectos colaterales
Entretanto, algunos países de Asia se verán cada vez más afectados por la subida del nivel del mar, que podría sobrepasar el medio metro de cara a 2100. Además de la escorrentía del terreno y el deshielo de glaciares, esto podría afectar a los acuíferos subterráneos, especialmente en zonas costeras habitadas por cientos de millones de personas. El informe también prevé más olas de calor en Asia (8 %), y un descenso de la productividad laboral del 7 %, lo cual supondrá un aumento de la pobreza y los movimientos migratorios. Asimismo, afirma que algunas enfermedades como la malaria o el dengue podrían aumentar hasta un 183 %, una cifra escalofriante.
Todo ello tendrá efectos colaterales que afectarán a la productividad y las fuentes de alimentos de la población, agravando el hambre. Oxfam calcula que en diez de los lugares más afectados por la crisis climática a nivel mundial, el hambre crónica habrá aumentado un tercio en 2050 como consecuencia del cambio climático, lo cual significa que 11,3 millones de personas más pasarán hambre en comparación con un escenario sin cambio climático, unas cifras que se alejan del objetivo “hambre cero” de Naciones Unidas.
Además, el informe afirma que esta crisis se ha visto agravada por décadas de inversión insuficiente en sistemas de abastecimiento de agua y una mala gestión de este recurso, además de la erosión, la contaminación y el uso excesivo de acuíferos subterráneos. Actualmente, millones de personas desfavorecidas se ven obligadas a enfrentarse a las negativas consecuencias del cambio climático sin contar con los recursos necesarios. El año pasado, solamente se consiguió el 32 % de los 3800 millones de dólares necesarios para financiar la totalidad de los llamamientos humanitarios de Naciones Unidas, y los países más expuestos a la inseguridad del abastecimiento del agua no están invirtiendo en infraestructuras para ello.
“Los peores supuestos, que debíamos intentar evitar, ya son una realidad. Teniendo en cuenta la trayectoria actual de las emisiones y la indiferencia de la clase política, miles de millones de personas están viendo peligrar su futuro debido a esta crisis del abastecimiento del agua. Los países ricos más contaminantes deben reducir sus emisiones de forma drástica e inmediata, y aportar fondos para financiar la construcción de infraestructuras para el abastecimiento del agua en las comunidades más pobres”.
“Todavía estamos a tiempo de encauzar la situación si nos lo proponemos, pero debemos actuar ya. Los Gobiernos deben replantear radicalmente sus prioridades y centrar la atención y la financiación en los sistemas de abastecimiento de agua. Deben apresurarse a alcanzar el objetivo de Naciones Unidas de destinar 114 000 millones de dólares al año a la financiación del sector del abastecimiento de agua, el saneamiento y la higiene, con el fin de salvar vidas en la actualidad y contribuir al resto de objetivos de Naciones Unidas de cara a 2030”, afirma Dabi.