Las ciudades de Europa siguen padeciendo una grave contaminación atmosférica, según un nuevo informe de la AEMA
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La contaminación atmosférica en Europa tiene un alto precio, según un nuevo informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Si bien las políticas han mejorado la calidad del aire en general, la contaminación atmosférica sigue siendo el principal peligro medioambiental para la salud, que se traduce en costes elevados para los sistemas de asistencia sanitaria, trabajadores con problemas de salud y, según se calcula, 400.000 muertes prematuras en Europa en 2011.
El informe de calidad del aire anual recoge datos procedentes de estaciones de seguimiento oficial de toda Europa. En él se muestra que casi todos los habitantes de ciudades están expuestos a contaminantes en niveles considerados inseguros por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Respecto de algunos contaminantes, más del 95 % de la población urbana está expuesta a niveles no seguros.
Junto con el informe, la AEMA publica datos que indican los niveles de contaminación en casi 400 ciudades de toda Europa. Aunque muchas grandes ciudades tienen unos niveles relativamente bajos de contaminación, otras presentan niveles de contaminación por encima de los límites de la UE durante una parte importante del año.
«La contaminación atmosférica sigue siendo elevada en Europa» ha afirmado Hans Bruyninckx, Director Ejecutivo de la AEMA. «Supone grandes costes: para nuestros sistemas naturales, nuestra economía, la productividad de la mano de obra europea y, lo que es más grave, el estado general de salud de los europeos.»
El contaminante atmosférico más grave son las partículas finas, similares al polvo y al hollín, pero con partículas muy pequeñas que pueden penetrar profundamente en los pulmones. El estudio muestra que la exposición a largo plazo a las partículas fue responsable de la gran mayoría de muertes prematuras por contaminación atmosférica en Europa en 2011, mientras que los altos niveles de ozono troposférico en cortos episodios también causaron un significativo número de muertes.
La mayor parte de los agentes contaminantes atmosféricos han disminuido ligeramente a lo largo de la última década, en particular las partículas y el ozono. El dióxido de nitrógeno (NO2), otro contaminante, no ha disminuido tan rápidamente como se esperaba. Esto se debe en parte a que los vehículos son una fuente importante de NO2, y las normas de emisión de los vehículos no siempre han dado lugar a las reducciones previstas.
El contaminante que presenta un mayor aumento a lo largo de la última década ha sido el benzo(a)pireno (BaP). Las concentraciones en el aire de ese contaminante crecieron en más de una quinta parte entre 2003 y 2012 a medida que aumentaba el uso urbano de estufas de madera y calefacción por biomasa. En 2012, casi nueve de cada diez de habitantes de ciudades estaban expuestos al BaP por encima de los niveles de referencia de la OMS.
El creciente corpus de estudios científicos demuestra que los contaminantes atmosféricos pueden ser más perjudiciales de lo que se pensaba. Los efectos de la contaminación atmosférica en las enfermedades respiratorias y enfermedades del corazón son bien conocidos, pero nuevos estudios han mostrado que también puede afectar a la salud de otras maneras, desde el desarrollo del feto a enfermedades en edad avanzada.
Junto con la salud, estos contaminantes tienen también un efecto significativo en la vida vegetal y los ecosistemas. Aunque estos problemas, entre los que figuran la acidificación, la eutrofización y los daños de plantas, han disminuido en los últimos años, sin embargo, siguen estando muy extendidos — por ejemplo, el informe demuestra que el objetivo a largo plazo de limitación del ozono se sobrepasó en 2012 en el 87 % de la superficie agraria de EUROPA.
El informe está disponible aquí.
Foto principal: AEMA - ©LyJ