10 medidas de la industria de alimentación y bebidas contra el cambio climático
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Combatir los efectos del cambio climático de manera directa o indirecta, debe ser una prioridad para evitar problemas de seguridad en el aprovisionamiento de materias primas, inestabilidad en los precios, así como en la calidad y seguridad de los productos alimentarios.
Sequías, inundaciones o periodos de extremas temperaturas influyen ya en la producción de alimentos en España y su impacto va a ser todavía mayor en los próximos años. Además, los sistemas de producción de alimentos son en su mayoría grandes emisores de gases de efecto invernadero, por lo que el sector debe ser proactivo en hacer frente a un problema que también contribuye a crear.
El responsable departamento de medio ambiente, bioenergía e higiene industrial de AINIA, Andrés Pascual, propone 10 medidas con las que, de manera directa o indirecta, las industrias de alimentación y bebidas pueden luchar contra el cambio climático:
1. Realizar un aprovisionamiento sostenible de materias primas.
Seleccionar proveedores que apliquen buenas prácticas ambientales para suministrar materias primas con una reducida huella de carbono y colaborar en cadenas de suministro bajas en carbono. Un ejemplo podría ser la colaboración con explotaciones ganaderas con un adecuado manejo de dietas y gestión de purines o explotaciones agrícolas que empleen fertilizantes de reducida huella de carbono.
2. Reducir la huella de carbono de productos y actividades.
Calcular y reducir la huella de carbono tanto de productos como a nivel corporativo. Para ello, existen herramientas como el Análisis de Ciclo de Vida (ACV), las cuales permiten analizar las cargas ambientales identificando y cuantificando el empleo de materiales y energía además del impacto en el entorno (emisiones).
Este análisis permite identificar medidas de reducción del impacto medioambiental. En el marco del proyecto GreendFoods en AINIA desarrollamos herramientas de apoyo a las empresas para reducir las potenciales emisiones de CO2.
Desde la perspectiva del envase, utilizar herramientas de eco-diseño de envases facilita la selección de materiales, el diseño de los envases y la optimización de la cantidad de material empleado en función del alimento a envasar. De esta forma, es posible conseguir una menor huella de carbono. Por otra parte, es posible compensar emisiones hasta alcanzar la neutralidad en carbono.
3. Implementar planes de eficiencia energética e integrar energías renovables.
Implementar medidas como la co-generación, cambios en aquella maquinaria de mayor consumo energético, selección de equipos más eficientes energéticamente, aplicación de Mejores Técnicas Disponibles (MTDs) y cambio de combustible fósil a renovable (biomasa, solar fotovoltaica o térmica, etc.) son algunos ejemplos de medidas a considerar en la definición de planes de eficiencia energética en la empresa.
Trustee es una iniciativa europea cuyo principal objetivo es acelerar la implementación de soluciones de eficiencia energética y energías renovables en las industrias, especialmente en las pymes. Además, en el marco del proyecto GREENFODS se ha desarrollado una wiki en la que las empresas pueden consultar una lista de oportunidades de mejora de la eficiencia energética en diferentes subsectores agroalimentarios.
4. Valorización energética de residuos orgánicos.
Instalar sistemas de digestión anaerobia de aguas residuales de alta carga orgánica, residuos orgánicos, lodos de depuración, etc. para la producción de biogás y auto-consumo en calderas o motores de co-generación con el que obtener calor y electricidad renovable, o incluso purificación a biometano y uso como biocarburante para el transporte de vehículos.
También combustión o gasificación de residuos orgánicos y auto-consumo para obtención de calor o electricidad renovable. Aunque estas medidas pueden resultar a priori, de aplicación sólo para grandes empresas, existen soluciones para implementar sistemas de generación de biogás a pequeña escala para empresas agroalimentarias.
5. Optimización del transporte y logística. Uso de combustibles limpios.
La optimización de rutas y redes de distribución de alimentos puede contribuir a la reducción de las emisiones de gases efecto invernadero. Si además, se incrementa la eficiencia de los vehículos en el uso de combustibles, el impacto todavía se vería más reducido.
Potenciar el uso de combustibles limpios en el transporte como biocarburantes líquidos de segunda generación, biometano o gas verde, electricidad o gas natural, es una alternativa a valorar para conseguir ciudades mucho más limpias y sostenibles.
6. Reducción de pérdidas y desperdicio alimentario.
Suponen una pérdida económica y un grave problema medioambiental. Las pérdidas y el desperdicio alimentario generan anualmente el 8% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) antropogénicas y hacen una contribución a las emisiones globales del equivalente al 87% de las emisiones derivadas del transporte. Así, maximizar el aprovechamiento de los recursos es clave.
Desde la perspectiva del producto, desarrollar estrategias para alargar la vida útil y la implantación de soluciones de envase desarrolladas bajo estándares de eco-diseño (adecuando cada envase al producto), contribuyen reducir el desperdicio alimentario.
La optimización de las cadenas de suministro a través de la digitalización permite el control de stocks y la mayor eficacia en la gestión de los puntos de venta.
El consumidor, clave en el desperdicio ya que gran parte de las pérdidas se producen en los hogares. La formación puede contribuir a reducir grandes volúmenes de alimentos y con ello una reducción del impacto medioambiental.
7. Economía circular. Cero residuos a vertedero.
En el marco de la economía circular, podríamos decir que el diseño de estrategias de producción con cero residuos a vertedero es una de las estrategias que contribuyen a la sostenibilidad de la actividad industrial.
Explotar los residuos orgánicos como materia prima para obtención de numerosos bioproductos (bioetileno, bioplásticos y biofertilizantes, entre otros) de interés para otros mercados.
Por otra parte, trabajar en modelos eficientes en el uso de recursos, y particularmente, emplear materiales plásticos más sostenibles en los envases de alimentos y facilitar su reciclaje. Es el propósito de las Prospectivas estratégica de envases plásticos en las cuales implicamos a todos los agentes de la cadena de valor.
Una medida más particular es el uso circular del CO2 de fermentación de bebidas alcohólicas en bebidas carbonatadas.
8. Uso eficiente del agua. Del agua residual al agua “recursal”
Aplicar conceptos de circularidad en la gestión del agua en la industria con la reducción en uso de agua, reutilización de agua en agricultura u otros usos, recuperación de recursos en aguas residuales, etc. De forma complementaria, minimizar el consumo energético en los procesos de captación, uso y tratamiento final del agua.
9. Bioeconomía. Alternativas de base biológica.
Desarrollar modelos de aprovechamiento de subproductos basados en el concepto de biorrefinería. En este sentido, contribuir al desarrollo y adopción de alternativas de base biológica y con menor huella de carbono a materiales y productos químicos derivados del petróleo: bioplásticos, biocomposites, biolubricantes, biosolventes, biosurfactantes, etc.
Desde la parte agronómica, desarrollar estrategias eficientes de cultivo de plantas que empleen biofertilizantes y/o biofitosanitarios, obtenidos en muchas ocasiones aprovechando los mismos subproductos de la industria alimentaria.
10. Innovación en el aprovechamiento de CO2.
¿Hacia dónde se dirige la innovación en el aprovechamiento del CO2 generado? Podemos destacar tres áreas de investigación aplicada:
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Absorción de CO2 en cultivos de microalgas, las cuales a su vez pueden ser empleadas como ingrediente o fuente de proteína, así como biomasa para nuevos procesos fermentativos.
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Uso de CO2 como sustrato de fermentación para la obtención de compuestos químicos de interés.
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Uso de CO2 supercrítico como alternativa a solventes orgánicos en procesos de extracción. Procesos que en muchas ocasiones se aplican sobre residuos o matrices de poco valor a partir de las cuales se obtienen ingredientes de valor añadido.
Para Andrés Pascual: “aunque la situación es compleja, abordar el cambio climático es posible con la implicación de todos los stakeholders y será mucho más eficiente, si se cuenta con la tecnología adecuada y con la capacidad de innovación de la que disponemos actualmente”.