Residuos electrónicos: análisis de uno de los grandes retos ambientales a nivel mundial

The Global E-waste Monitor 2024 advierte de la necesidad de acción inmediata para abordar el creciente aumento en la generación de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos e impulsar una gestión más eficiente y sostenible
Autor/es
Griselda Romero
Publicado en
22-08-2024
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La irrupción de la llamada “era digital”, en la que nos resulta inimaginable prescindir de nuestros dispositivos electrónicos, ha desencadenado en una crisis silenciosa que amenaza con desbordar nuestro planeta: la proliferación de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Desde todo tipo de dispositivos informáticos, teléfonos inteligentes, electrodomésticos, hasta la nueva generación de vehículos para la movilidad eléctrica, la rapidez con la que reemplazamos nuestros dispositivos deja un rastro alarmante residuos, que rara vez consideramos dónde van a parar. La respuesta a esta pregunta revela un problema global que trasciende la mera acumulación de basura, impactando de manera profunda tanto en el medio ambiente como en la salud pública.

En este reportaje, analizamos la magnitud de este desafío a escala global, examinando las tendencias actuales, retos pendientes y estrategias necesarias para enfrentar la creciente generación de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (en adelante RAEE), basándonos en los datos del Monitor Mundial de Residuos Electrónicos 2024 (The Global E-waste Monitor 2024), un informe reciente elaborado por el Programa SCYCLE de UNITAR, la UIT y la Fundación Carmignac, con la contribución financiera y cooperación en la recopilación de datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

 

Análisis global

Generación

El informe se sirve de datos actualizados del pasado 2022, un año determinante para los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos en el que se alcanzaron niveles sin precedentes. En poco más de una década la cantidad de aparatos eléctricos y electrónicos puestos en el mercado pasó de 62.000 millones de kg en 2010 a 96.000 millones de kg en 2022 y los residuos electrónicos se duplicaron hasta alcanzar los 62.000 millones de kg en 2022, lo que equivale a una media de 7,8 kg per cápita al año.

 

En 2022 se generaron 62.000 millones de kg de RAEE en todo el mundo, lo que equivale a una media de 7,8 kg per cápita al año.

 

Comparativamente, en 2010 se generaron 34.000 millones de kg de residuos electrónicos, mostrando un aumento anual promedio de 2.300 millones de kg desde entonces. Un crecimiento significativo impulsado por el progreso tecnológico, el aumento del consumo, las limitadas opciones de reparación, los ciclos de vida cortos y la inadecuada infraestructura de gestión de residuos electrónicos.

Gestión

Así como la generación de residuos ha sufrido un crecimiento exponencial, también lo han hecho las tasas de recogida y reciclaje formal documentadas. Sin embargo, el aumento en la generación de residuos electrónicos está superando casi por cinco veces al incremento del reciclaje formal: se estima que de los 62.000 millones de kg de residuos electrónicos generados en 2022, solo 13.800 millones de kg fueron documentados como recogidos y reciclados formalmente de manera respetuosa con el medio ambiente. Respecto a las cifras de 2010, en que se documentaron formalmente 8.000 millones de kg, se ha registrado un incremento medio de 500 millones de kg al año.

Otros 16.000 millones de kg fueron recogidos y reciclados al margen de los sistemas formales en países de renta alta y media-alta con infraestructuras de gestión de residuos electrónicos desarrolladas; 18.000 millones de kg se gestionaron en el sector informal en países de renta baja y media-baja sin infraestructuras desarrolladas de gestión de residuos electrónicos y 14.000 millones de kg se eliminaron como desechos residuales, la mayoría depositados en vertederos. 

 

Solo 13.800 millones de kg fueron documentados como recogidos y reciclados formalmente de manera respetuosa con el medio ambiente.

 

 

Innovación en el tratamiento de RAEE

El hecho de que solo el 22,3% de la masa total de RAEE generados en 2022 fuese recogido y reciclado formalmente y de forma respetuosa con el medio ambiente indica que aún existen grandes brechas y desafíos en cuanto a la gestión. Sin embargo, cabe destacar que se ha percibido un aumento considerable del interés y la inversión en tecnologías para la gestión de RAEE. En 2022, las solicitudes de patentes relacionadas con el reciclaje de residuos electrónicos aumentaron a 787 por cada millón de solicitudes de patentes totales, en comparación con las 148 por cada millón en 2010.

La mayoría de estas solicitudes se centraron en tecnologías para el reciclaje de cables, pero hubo pocos avances en la recuperación de materias primas críticas, como tierras raras. Aunque estos son esenciales para tecnologías futuras como la generación de energías renovables y la movilidad eléctrica, el mundo sigue siendo dependiente de las cadenas de producción de unos pocos países y el reciclado de estos elementos sigue siendo económicamente inviable, incluso en dispositivos con un contenido relativamente alto de estos elementos. Actualmente, solo alrededor del 1% de la demanda de reciclaje de elementos de tierras raras se satisface mediante actividades de reciclaje, debido a los bajos precios de mercado que no apoyan operaciones comerciales a gran escala.

 

Actualmente, solo alrededor del 1% de la demanda de reciclaje de elementos de tierras raras se satisface mediante actividades de reciclaje, debido a los bajos precios de mercado que no apoyan operaciones comerciales a gran escala.

 

 

Análisis categorizado

Tras examinar las cifras de generación y gestión de RAEE a escala global, nos sumergimos en un examen minucioso por categorías para comprender mejor la complejidad del problema.

Por tipo de residuo

En primer lugar, el tipo de residuo influye notablemente sobre las tasas de recogida y reciclaje. El informe revela que los pequeños aparatos (como cámaras de vídeo, juguetes, hornos, microondas, aspiradoras, cigarrillos electrónicos…) constituyen la mayor categoría de residuos electrónicos en términos de masa, con 20.000 millones de kg en 2022, o casi un tercio del total mundial de residuos electrónicos. Sin embargo, solo el 12% de estos se recoge y recicla formalmente, debido a su tamaño y la dificultad para separar sus componentes.

Dentro de esta categoría, han cobrado especial relevancia en los últimos tiempos, los cigarrillos electrónicos. Se calcula que en 2022 se vendieron más de 844 millones de estos dispositivos, con un peso medio de 50 g, lo que equivale a más de 42 millones de kg de cigarrillos electrónicos. Asimismo, se estima que este mercado, valorado en más de 22.000 millones de dólares en 2022, crezca un 31% anual hasta 2030.

La segunda categoría en importancia es la de los grandes equipos, excluidos los paneles fotovoltaicos (15.000 millones de kg en 2022). También, las pantallas y monitores representan actualmente el 10% de los residuos electrónicos generados (5.900 millones de kg), así como los equipos informáticos y de telecomunicaciones -como teléfonos móviles, dispositivos GPS, routers, ordenadores personales, impresoras y teléfonos- sumaron 5.000 millones de kg de RAEE en 2022. Sin embargo, solo el 22% de estos residuos se documenta como recogido y reciclado formalmente. En general, los equipos pesados y voluminosos (equipos de intercambio de temperatura, pantallas y monitores) aunque constituyen una proporción menor del total de RAEE, suelen registrar tasas de recogida y reciclaje más altas debido a su mayor valor y volumen.

Otra categoría de RAEE con especial impacto en nuestro presente y futuro, son los paneles fotovoltaicos. Si bien el crecimiento de la energía renovable y la adopción de tecnologías más limpias y sostenibles es un paso crucial para combatir el cambio climático y promover la sostenibilidad ambiental, este avance también trae consigo un aumento significativo en la generación de residuos electrónicos, particularmente de paneles fotovoltaicos. En 2022, se generaron aproximadamente 600 millones de kg de residuos electrónicos procedentes de paneles fotovoltaicos y se prevé que esta cifra se cuadruplique, alcanzando los 2.400 millones de kg en 2030, lo que implica que su gestión como residuos electrónicos se convierta en prioridad para los responsables políticos, de forma que la doble transición ecológica y digital se refuercen mutuamente y aborden cualquier impacto ambiental adverso que pueda surgir.

 

En 2022, se generaron aproximadamente 600 millones de kg de residuos electrónicos procedentes de paneles fotovoltaicosy se prevé que esta cifra se cuadruplique, alcanzando los 2.400 millones de kg en 2030.

 

 

Por composición

Por otro lado, el informe revela que los residuos electrónicos generados contenían una mezcla diversa de materiales: 31.000 millones de kg de metales, 17.000 millones de kg de plásticos, 14.000 millones de kg de otros materiales (minerales, vidrio, materiales compuestos, etc.)

De estos, aproximadamente 19.000 millones de kg se recuperaron como recursos secundarios, principalmente metales como el hierro. Si bien los metales preciosos y del grupo del platino son altamente valiosos, están presentes en menores cantidades. Se estima que 300.000 kg de estos metales se recuperaron a través de prácticas de reciclaje tanto formales como informales.

Por continentes

Centrándonos en un análisis por regiones, observamos que la generación y gestión de residuos electrónicos varía significativamente entre continentes, reflejando los diversos niveles desarrollo, infraestructuras, políticas y compromiso ambiental que existen.

Con 17,6 kg de residuos electrónicos generados per cápita, Europa lidera en la generación de desechos electrónicos. Sin embargo, también exhibe la tasa más alta de recogida y reciclaje formal, alcanzando el 42,8%. A pesar de estos avances, los Estados miembros de la UE han progresado poco en alcanzar sus propios objetivos de recogida legalmente vinculantes.

 

Con 17,6 kg de residuos electrónicos generados per cápita, Europa lidera en la generación de desechos electrónicos. Sin embargo, al contar con infraestructuras más avanzadas respecto a otras regiones, también exhibe la tasa más alta de recogida y reciclaje formal, alcanzando el 42,8%.

 

En segundo lugar, con una generación per cápita de 16,1 kg, Oceanía sigue de cerca a Europa, registrando una tasa de recogida y reciclaje formal del 41,4%. Las Américas, por su parte, registran una generación per cápita de 14,1 kg, y una tasa de recogida y reciclaje formal es del 30%. Dado que se trata de las regiones con infraestructuras de recogida y reciclaje más avanzadas, estos tres continentes presentan las tasas de recogida y reciclaje documentadas más elevadas.

Por el contrario, Asia, pese a generar casi la mitad de los residuos electrónicos del mundo, con 30.000 millones de kg, muestra una tasa de recogida y reciclaje formal del 11,8%, lo que refleja una gestión aún incipiente en muchos países de la región. Por último África, que aunque genera las menores cantidades más bajas de de RAEE, con 2,5 kg per cápita, enfrenta grandes dificultades significativas en el reciclaje, con una tasa de recogida y reciclaje formal del 0,7%.

 

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Desafíos

Legislación

Uno de los aspectos más determinantes que diferencian a las regiones en materia de generación y gestión de RAEE es la regulación, considerada un componente crucial en la lucha contra la contaminación y el manejo adecuado de estos desechos. Sin embargo, según datos de junio de 2023, la adopción de políticas, leyes o reglamentos específicos sobre RAEE está mostrando signos de desaceleración. Actualmente, 81 países, representando el 42% de todas las naciones del mundo y el 72% de la población global, han implementado algún tipo de política sobre RAEE.

 

Actualmente, 81 países, representando el 42% de todas las naciones del mundo y el 72% de la población global, han implementado algún tipo de política sobre RAEE. De estos, 67 han integrado en sus legislaciones el principio de Responsabilidad Ampliada del Productor.

 

Entre 2019 y 2023, el número de países con legislación sobre residuos electrónicos creció modestamente, pasando de 78 a 81. De estos 81 países, 67 han integrado en sus legislaciones el principio de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP), un concepto fundamental en las políticas medioambientales modernas. La RAP exige a los fabricantes asumir la responsabilidad del ciclo completo de vida de sus productos, incluida la fase de post-consumo. Los países que han adoptado este principio suelen contar con redes extensivas de puntos de recogida selectiva para RAEE, mecanismos financieros para una gestión adecuada de estos residuos, y una mejor documentación e infraestructura robusta para su manejo y reciclaje.

No obstante, la aplicación efectiva de estas políticas y normativas sigue siendo un desafío global significativo. El estancamiento en las tasas mundiales de recogida y reciclaje de residuos electrónicos refleja en parte la limitada cantidad de países con objetivos claros en este ámbito. Actualmente, solo 46 países han establecido objetivos de recogida de RAEE, y apenas 36 países tienen metas específicas de reciclado.

Impacto ambiental y económico

Desde una perspectiva ambiental, la inadecuada gestión de los residuos electrónicos resulta en la liberación anual al medio ambiente de 58.000 kg de mercurio y 45 millones de kg de plásticos con retardantes de llama bromados, entre otros, lo que se traduce en graves impactos ambientales y sanitarios.

Estos costes externalizados para la población y el medio ambiente, principalmente debido a las emisiones de plomo y mercurio, las fugas de plástico y las contribuciones al calentamiento global, pueden cuantificarse económicamente representando un coste anual de 78.000 millones de dólares en 2022. También existen otros costes directos asociados al tratamiento de los residuos electrónicos, que son principalmente sufragados por los productores en países con regulaciones de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP), y suponen un gasto anual de 10.000 millones de dólares.

 

La gestión de residuos electrónicos en 2022 resultó en una pérdida económica neta de 37 mil millones de dólares, calculada como la diferencia entre los beneficios y los costes asociados a la gestión.

 

Por el contrario, también pueden ser valorados a nivel económico los beneficios de una gestión adecuada de los residuos electrónicos. En 2022, se cifraron 23.000 millones de dólares de beneficio derivados del valor monetizado de las emisiones de gases de efecto invernadero evitadas; y otros 28.000 millones de dólares, que representan el valor de los metales recuperados que se reintegraron a la economía circular y tienen un valor de mercado positivo.

Calculando la diferencia entre los costes y beneficios cuantificados en 2022, asociados con el manejo de RAEE, resulta un coste monetario económico anual global que asciende a -37.000 millones de dólares. Este balance económico negativo revela la complejidad y la importancia de una gestión eficiente de los RAEE a nivel mundial.

Economía circular

La mencionada reincorporación a la cadena de valor de metales valiosos pone de relieve la importancia de la economía circular en el sector de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Llevado a las cifras, el valor económico de los metales contenidos en los residuos electrónicos generados en todo el mundo en 2022 se estima en 91.000 millones de dólares, de los cuales en 2022 solo se logró recuperar materiales por un valor de 28.000 millones.

Las materias primas más valiosas son el cobre (19.000 millones de dólares), el oro (15.000 millones de dólares) y el hierro (16.000 millones de dólares). Estos metales pueden recuperarse eficazmente con altos índices de reciclaje utilizando las actuales tecnologías de gestión de RAEE, lo que implica que la mejora de los índices de recogida podría aumentar sustancialmente los actuales índices de recuperación de valor.

La mayoría de las pérdidas en la actualidad se deben a la incineración, el depósito en vertederos o un tratamiento deficiente. La recuperación actual de materias primas secundarias frena la extracción de aproximadamente 900.000 millones de kg de mineral, lo que subraya la relevancia de la circularidad para crear cadenas de valor más seguras, sostenibiles y resilientes; y evita la emisión de 93.000 millones de kg de CO2 equivalente, ya sea en forma de refrigerantes en equipos de intercambio de temperatura (41.000 millones de kg) o a través de menores emisiones derivadas del reciclaje de metales en comparación con la minería (52.000 millones de kg).

 

La recuperación actual de materias primas secundarias derivadas de metales valiosos frena la extracción de aproximadamente 900.000 millones de kg de minerales y evita la emisión de 93.000 millones de kg de CO2 equivalentes.

 

Este enfoque no solo reduce significativamente la degradación medioambiental, conserva recursos naturales, reduce la alteración del suelo en comparación con las actividades mineras primarias, ahorra energía, sino que también desvía los residuos electrónicos de los vertederos, crea oportunidades económicas locales y mejora la seguridad de la cadena de suministro.

 

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Movimientos transfronterizos

Por último, cabe destacar que el manejo de residuos electrónicos no solo es un desafío a nivel nacional, sino también internacional. En 2022, se enviaron a través de las fronteras 5.100 millones de kg de residuos electrónicos. De esta cantidad, 3.300 millones de kg se transportaron de países de renta alta a países de renta media y baja mediante movimientos transfronterizos no controlados y no documentados, representando el 65% del total global de estos movimientos.

La mayoría de los flujos transfronterizos controlados ocurren dentro y hacia Europa y Asia Oriental. Sin embargo, muchas zonas del mundo se enfrentan a obstáculos específicos. Por ejemplo, los países de África, América Latina y el Caribe muestran una importante preocupación respecto a los envíos ilegales de residuos electrónicos.

Uno de los principales problemas es la dificultad para distinguir entre residuos electrónicos y aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) usados, ya que los códigos comerciales internacionales no diferencian adecuadamente entre aparatos nuevos y usados. Esta ambigüedad permite clasificaciones erróneas y la mezcla de AEE usados legales con residuos electrónicos ilegales.

 

En 2022, se enviaron a través de las fronteras 5.100 millones de kg de residuos electrónicos, de los cuales 3.300 millones de kg se transportaron de países de renta alta a países de renta media y baja mediante movimientos transfronterizos no controlados y no documentados, representando el 65% del total global de estos movimientos.

 

 

Con la mirada en 2030

Las proyecciones para 2030 indican que la cantidad de residuos electrónicos generados a nivel mundial alcanzará los 82.000 millones de kg, una cifra alarmante que exige atención y acción inmediatas. Tres escenarios distintos han sido trazados en este informe para prever el futuro de la gestión de RAEE: el escenario sin cambios, el escenario progresivo y el escenario con aspiraciones.

En un escenario sin cambios, basado en las tasas de crecimiento previas de recogida y reciclaje formales documentadas, se prevé una reducción de estas tasas hasta un 20% en 2030. Con una tasa de recogida y reciclaje del 22,3% en 2022, el mundo no logrará alcanzar el objetivo del 30% para 2023 fijado por la UIT. En este escenario, se prevé que la gestión de residuos electrónicos genere pérdidas económicas significativas. Se estima que los costes externalizados para la población y el medio ambiente alcanzarán los 93.000 millones de dólares y que los costes adicionales derivados del tratamiento de RAEE ascenderán a 15.000 millones de dólares. Sin embargo, los beneficios incluirán 42.000 millones de dólares en metales recuperados y 26.000 millones de dólares en valor monetizado de emisiones de gases de efecto invernadero evitadas.

El escenario progresivo prevé un aumento de la tasa mundial de recogida y reciclaje hasta el 38% en 2030. Este escenario es más optimista y se acercaría a un balance económico neutro, con los beneficios casi igualando los costes. Para lograr esto, los países de renta alta con infraestructura y legislación en materia de gestión de RAEE deberían alcanzar una tasa de recogida del 85%, mientras que otros países deberían incrementar sus esfuerzos en la recogida y gestión, alcanzando una tasa del 10% de forma respetuosa con el medio ambiente.

Por último, el escenario aspiracional proyecta una tasa mundial de recogida y reciclaje del 60% en 2030. En este escenario, los beneficios superarían los costes, alcanzando más de 38.000 millones de dólares. Las principales razones incluyen menores costes externalizados para la población y el medio ambiente, así como mayores contribuciones positivas al calentamiento global y un incremento en el valor de los recursos recuperados. Este escenario implicaría que todos los países con infraestructura de gestión de RAEE aumenten sus índices de recogida hasta el 85% (objetivo de la UE), mientras que los países de renta media-alta y alta sin infraestructura formal comiencen a desviar residuos de los vertederos y los países de renta baja y media-baja mejoren las condiciones del sector informal para gestionar el 40% de sus residuos electrónicos de manera sostenible.

 

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Conclusiones

Las conclusiones extraídas del Monitor Mundial de Residuos Electrónicos 2024 subrayan la necesidad imperiosa de abordar el aumento en la producción de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos y de mejorar su gestión. El informe enfatiza la importancia de la cooperación internacional para implementar medidas globales integrales y coordinadas, promoviendo así la colaboración entre países y diferentes actores.

Asimismo, deja ver que existe cierto margen para el optimismo si todos los países se comprometen a implementar acciones concretas e invertir en áreas clave como la mejora de las infraestructuras de residuos o el establecimiento de sistemas de recogida y reciclaje más eficientes y sostenibles. Asimismo, será imperativo ampliar y fortalecer la legislación sobre RAEE a nivel mundial, asegurando su implementación efectiva. Esto requiere la creación de marcos legales robustos y la fijación de objetivos claros y alcanzables para la recogida y el reciclaje, así como para controlar el movimiento de estos residuos entre fronteras.

Por otra parte, es crucial aumentar el nivel de concienciación sobre los residuos electrónicos, ya que actualmente sigue siendo bajo y existen pocas opciones adecuadas de eliminación. La brecha entre la concienciación y la acción real es aún considerable y es necesario reducirla mediante campañas educativas y políticas efectivas que promuevan la recogida separada en origen y el tratamiento ambientalmente responsable de los residuos. Finalmente, debe considerarse el apoyo a la reparación y el reacondicionamiento de los aparatos eléctricos y electrónicos, así como el desarrollo de diseños más inteligentes que prolonguen su vida útil.

No obstante, el informe concluye con la observación de que la solución más eficaz para abordar los problemas asociados con los residuos electrónicos es y será siempre “no generarlos”. Esto implica un cambio sustancial hacia una economía más sostenible y circular, en la cual la prevención de residuos se convierta en la máxima prioridad.  

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