Áridos reciclados: pilar de la construcción sostenible
La construcción transita hacia la circularidad con el reciclaje de residuos y el uso de materias primas secundarias, impulsando la descarbonización del continente
La imparable ola de circularidad que se expande por Europa en estos momentos no hace sino crecer y cada vez abarca más ámbitos. Tal es el caso de la construcción, un sector con alta capacidad de adaptación que en los últimos años ha pasado de centrarse casi en exclusiva en la obra final para atender a criterios vanguardistas como el diseño circular, el análisis del ciclo de vida, la medición del consumo energético o la incorporación de materias primas secundarias. Es en este último aspecto sobre el que nos centramos en este reportaje, donde abordamos de la mano de tres grandes expertos el enorme potencial que poseen la correcta gestión y reciclaje de los residuos de construcción y demolición (RCD) en el camino hacia un continente europeo descarbonizado.
El cuidado de los aspectos ambientales siempre es rentable en cualquier sector, no solo desde el punto de vista económico, sino también contemplado como pilar básico obligatorio dentro de las políticas de responsabilidad social de las empresas. En materia de áridos reciclados, la importancia de hacer extensiva su reutilización y reciclaje radica en los numerosos beneficios que lleva atribuidos y que no se limitan únicamente al terreno constructivo. Para conocer de primera mano las oportunidades que se abren en este incipiente campo y examinar las barreras y desarrollos normativos que llevan atribuidos los residuos de construcción y demolición (RCD), contamos con la visión experta de Laura Silva, Jefa de proyectos en el Instituto de Tecnología de la Construcción (ITeC), Pablo Pérez, Director Técnico Grupo de Interés Áridos Reciclados de RCD y Rita Martinez, Responsable Economía Circular de la Asociación Nacional de Empresarios Fabricantes de Áridos (ANEFA).
En los últimos años una confluencia de factores ha hecho crecer el interés por la gestión sostenible de los residuos de construcción y demolición, entre los que encontramos una mayor conciencia ambiental, tanto social como del propio sector de la construcción; el agotamiento cada vez más acelerado de los recursos naturales; una legislación reciente centrada en promover la economía circular; el incremento de los costos a la eliminación de residuos y la demanda creciente de certificaciones que acrediten la sostenibilidad de los procesos.
Desde ANEFA argumentan que el sector de los áridos lleva más de 30 años promoviendo los áridos reciclados, pero han sido los últimos instrumentos normativos de la Comisión Europea los que han comportado un significativo empujón para impulsar la gestión sostenible de los RCD. “En particular, desde el prisma del adecuado reciclado de estos materiales para su uso como materias primas secundarias en las nuevas obras de construcción. El sector de la construcción es considerado como prioritario por la Comisión Europea en el marco del Plan de Acción de Economía Circular y todas las políticas para desvincular el crecimiento económico de la utilización de materas primas naturales están muy reforzadas en el marco del Pacto Verde Europeo”. Rita Martinez asegura que la clave del éxito de la utilización generalizada de los materiales reciclados en obra radica en “una normativa estandarizada de referencia a aplicar para cada uso, adecuado al nivel de riesgo de la operación, así como un buen diseño constructivo y una red de suministradores adecuadas y suficientes que garantice su disponibilidad”.
En la actualidad, el principal reto que enfrenta el mundo de la construcción es cumplir los principios de la economía circular, lo cual pasa, en palabras de Pablo Pérez por la sustitución de áridos procedentes del sector extractivo por materias primas secundarias. “No tenía sentido, ni lo tiene en la actualidad, que un recurso tan valioso como los RCD se estuvieran eliminando, en el mejor de los casos, en escombreras controladas. Para los RCD es de aplicación la misma normativa que para cualquier otro residuo, lo que implica la aplicación de criterios de prevención y reutilización y la obligación de su entrega para ser reciclados a un gestor autorizado en plantas de reciclaje de residuos de construcción y demolición. Además, no podemos olvidar los cambios que se están produciendo en el marco legislativo, especialmente lo derivado de la entrada en vigor de normativa europea de obligada transposición, pues contribuirá en mayor medida a operar un cambio relevante en las normativas nacionales y autonómicas al establecer la reintroducción al mercado de materias primas secundarias”.
El uso de RCD como materia prima alternativa reduce la necesidad de extraer y recursos vírgenes, preservando el medio ambiente y disminuyendo el impacto ambiental de la construcción.
Algunas estadísticas cifran en cerca de un 50% el consumo por parte del sector de la construcción de los materiales que se extraen, lo que comporta un impacto muy elevado sobre el territorio y la biodiversidad; ya que a su vez es responsable del 30% de los residuos generados, lo que acrecienta la necesidad de alternativas sostenibles, como el uso de áridos reciclados. En este sentido, Laura Silva sostiene que “la sociedad en general y el sector de la construcción en particular son cada vez más conscientes de los impactos ambientales negativos de una gestión inadecuada de los RCD. Es por ello que la implementación de leyes y regulaciones más estrictas que promueven la gestión sostenible de los RCD y la economía circular están impulsando su adopción en la industria”.
La experta enumera entre los principales beneficios que presentan los RCD su capacidad de evitar los costos asociados al transporte y disposición en vertederos, así como la necesidad de extraer y procesar materiales vírgenes, lo que genera ahorros en costos de materiales y contribuye al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Además, Silva explica que se generan nuevos puestos de trabajo para las labores de recolección, procesamiento y comercialización de materiales reciclados, a parte de mejorar la competitividad de aquellas empresas constructoras que implementen prácticas de gestión sostenible de RCD.
"Con buena planificación, la gestión de RCD deriva en ahorros económicos y ambientales, aumentando la rentabilidad empresarial al evitar costes de depósito en vertedero y materias primas", destaca Rita Martinez, Responsable Economía Circular de la Asociación Nacional de Empresarios Fabricantes de Áridos (ANEFA).
A pesar de existir multitud de instrumentos transversales y generales para impulsar el cambio de modelo económico, los expertos señalan que no hay, salvo en casos excepcionales, herramientas específicas para el sector de la construcción, más allá de las iniciativas voluntarias. Si bien existen infinidad de iniciativas que permitirán avanzar en el cambio de modelo económico en el sector de la construcción, faltaría el mecanismo tractor determinante que supone la aplicación práctica de las políticas de compra pública verde. “La contratación pública supone el 14% del PIB total de la UE, con lo que, cualquier iniciativa mediante la inclusión en los contratos de cláusulas ambientales supondrá un avance crucial. El cambio está próximo. La revisión del Reglamento Europeo (RPC) sobre los productos de construcción será sin duda un detonante importantísimo ya que recogerá el marco necesario para los futuros procedimientos de contratación pública ecológica aplicables a productos de construcción”.
Así, los productos de construcción del futuro requerirán la extracción de una menor cantidad de recursos y generarán menos contaminación y menos residuos, por lo que la edificación se posicionará como eslabón clave en la lucha contra el cambio climático. Pablo Pérez asegura que la principal barrera es la “costumbre”, así como la falta de regulación. “En numerosas obras se siguen mezclando todos los residuos en un mismo contenedor, lo que dificulta su reciclaje, aludiendo a la falta de espacio o tiempo. Para cambiar estas malas prácticas únicamente es necesario tener voluntad, o un marco normativo adecuado para imponer las obligaciones en caso de falta de esa voluntad. Para los RCD es de aplicación la misma normativa que para cualquier otro residuo, lo que implica la aplicación de criterios de prevención y reutilización y la obligación de su entrega a un gestor autorizado en las plantas de reciclaje correspondientes”.
Laura Silva, por su parte, enumera cuatro barreras principales que impiden la implementación de prácticas de economía circular en el sector de la construcción: la falta de conocimiento y concienciación de los beneficios de la economía circular y las prácticas sostenibles en la construcción; las barreras regulatorias, ya que en algunos casos, la normativa y los procesos administrativos pueden dificultar la reutilización y el reciclaje de RCD, como la falta de estándares claros para materiales reciclados o la complejidad de los trámites para la obtención de permisos; las dificultades logísticas y falta de infraestructura adecuada para la recolección, transporte, procesamiento y comercialización de RCD y, por último, los costos iniciales, ya que “la implementación de sistemas de gestión de RCD y la adaptación a prácticas de construcción sostenibles pueden requerir una inversión inicial que no todos los actores del sector están dispuestos a asumir”, apunta.
A ello se suma que en la actualidad la demanda de materiales reciclados en la construcción aún no es suficiente para absorber toda la oferta disponible, lo que puede dificultar su valorización. En este sentido, el sector de los áridos reciclados reclama que la administración pública actué como elemento tractor y aplique criterios de compra pública verde, premiando el uso de materiales reciclados y favoreciendo el consumo de productos de construcción que tienen un elevado porcentaje de reciclabilidad.
Partiendo de lo positivo, desde ANEFA comentan que en la actualidad existe normativa de planificación, estrategias, objetivos e indicadores que impulsan el uso de RCD. “También contamos con un sector muy profesionalizado, con una enorme capacidad de desarrollar I+D+i y con iniciativa privada que ha hecho su trabajo y ha conseguido los permisos y autorizaciones y realizado las inversiones necesarias para liderar el cambio de modelo económico”, indica Rita Martinez. “Ahora bien, la ausencia de desarrollo reglamentario adaptado a las características de esto nuevos materiales ha provocado una cierta desconfianza hacía su calidad u homogeneidad”, añade.
La falta de confianza en las nuevas materias primas es, sin duda, una de las principales barreras que el sector continúa sufriendo a la hora de introducir los áridos reciclados en el mercado. Los expertos aluden a la importancia de la normalización para garantizar el cumplimiento de sus prescripciones técnicas y su imprescindible estandarización. De esta manera los clientes podrán tener seguridad de que, independientemente de la naturaleza de los áridos que adquieren, éstos cuentan con los mismos requisitos de calidad que garantizan la máxima durabilidad de los edificios y las infraestructuras. ¿La solución propuesta? Profesionalizar todavía más el sector y exigir el marcado CE a los materiales que lo requieran y a los que no, una adecuada declaración de prestaciones.
"Las empresas constructoras que adoptan prácticas de economía circular pueden mejorar su imagen corporativa, aumentar su competitividad y atraer a clientes más conscientes del medio ambiente", destaca Laura Silva, Jefa de proyectos en el Instituto de Tecnología de la Construcción (ITeC).
Como novedad, la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular introdujo nuevos objetivos y exigencias para el uso y gestión de los RCD. Entre los más destacados encontramos la obligación de diseñar los productos de construcción considerando el reciclaje al final de su vida útil y la obligación de realizar la separación en obra de los residuos de construcción. Pablo Pérez expresa su preocupación ante el hecho de que se siguen incorporando productos no reciclables en la construcción cuya separación es muy compleja. “No tiene sentido y contraviene los preceptos recogidos en la Ley el hecho de que sigamos incorporando en la construcción materiales que cuentan con buenas propiedades térmicas, acústicas y constructivas pero que, al final de su vida útil, deben acabar en vertedero, contaminando los residuos de construcción en su conjunto. Es necesario consolidar el mercado de los áridos reciclados para darles salidas”.
En esta misma línea, Rita Martinez extrapola el problema al conjunto de la sociedad, apelando a que los ciudadanos “no deberíamos permitir que fueran a vertedero recursos que todavía son aprovechables”. Si bien en el pasado fue una de las soluciones más generalizadas, ya no es justificable al existir una robusta red de gestores de RCD y medidas económicas que desincentivan el depósito en vertedero. “La actual Ley de Residuos impulsa un principio que hasta la fecha había estado un poco olvidado, el de proximidad. La aplicación del mismo es básica para estos residuos y materiales, pues aunque su escaso valor económico imposibilita su transporte a larga distancia, resultan estratégicos. Desde hace años el sector se ha tomado en serio su papel como protagonista del mundo del reciclaje de residuos, representando en Europa aproximadamente el 50% del sector, ya que cuenta con innumerables sinergias para liderar la gestión de RCD y la producción de áridos reciclados y artificiales”, añade.
En relación a la Ley de Residuos, Laura Silva se muestra positiva con los avances establecidos, pero comenta que existen algunos aspectos adicionales a considerar. “La utilización extendida de RCD ofrece diversas oportunidades para acelerar la transición hacia la economía circular en el sector de la construcción, y es por ello que la Ley de Residuos debería agilizar y simplificar los trámites administrativos para facilitar la gestión de RCD, además de establecer criterios de calidad más estrictos para los materiales reciclados a partir de RCD, asegurando su idoneidad para su uso en la construcción”. Junto con lo anterior, Silva enfatiza el rol primordial que debe jugar el fomento de la investigación, desarrollo e innovación en tecnologías para la gestión eficiente de estos materiales”.
El sector de los áridos reciclados reclama que la administración pública actué como elemento tractor y aplique criterios de compra pública verde, premiando el uso de materiales reciclados y favoreciendo el consumo de productos de construcción que tienen un elevado porcentaje de reciclabilidad.
En la fotografía actual, el consumo de áridos reciclados supone aproximadamente un 2,4% respecto al consumo total de áridos, según señalan desde ANEFA, con lo que todavía queda mucho camino por recorrer en este sentido. Con la idea de incrementar la tasa de sustitución hasta el 11 o 15%, la innovación se está canalizando en estos momentos a través novedosos sistemas de demolición y plantas compactas de reciclaje que mejoren la autogestión en obra y el reaprovechamiento en la misma de sus propios residuos tratados, junto con técnicas de separación de las fracciones menos deseables, como partículas metálicas, las flotantes y los yesos, de cara a aumentar la precisión y la eficiencia de los procesos.
El pronóstico para la próxima década, tal y como asegura Rita Martinez, apunta hacia un avance decidido en materia de políticas de compra pública verde, así como el fortalecimiento de aquellos instrumentos que faciliten la puesta en práctica de los compromisos con la economía circular. “Se normalizarán el ecodiseño y las buenas prácticas para lograr una gestión eficaz de los RCD generados en las obras. Esto, junto con la mejora de las infraestructuras de gestión, hará que se consolide el cambio de modelo económico en el sector de la construcción”.
Laura Silva concuerda con lo anterior y enfatiza que el sector de la construcción está mostrando un creciente compromiso con el cambio de paradigma hacia la economía circular, relacionado en parte con las exigencias marcadas por Europa. “Cada vez más empresas constructoras están implementando sistemas de gestión circular, haciendo crecer la demanda de materiales reciclados por parte de arquitectos, promotores y clientes, impulsando el desarrollo de este mercado”. Junto con ello, se están desarrollando iniciativas de colaboración entre diferentes actores de la cadena de valor de la construcción y campañas de sensibilización y formación para profesionales. Silva remarca el enorme potencial de la utilización extendida de RCD, “generando beneficios ambientales, económicos y sociales. El sector está mostrando un compromiso creciente, aunque lento, con este cambio de paradigma, lo que permite avanzar hacia un futuro más sostenible para la industria de la construcción”.
"Desperdiciar una materia prima obtenida de un proceso de reciclaje es un lujo que la sociedad actual ya no se puede permitir, ni por razones ambientales ni económicas", expone Pablo Pérez, Director Técnico Grupo de Interés Áridos Reciclados de RCD.
Mirando hacia el futuro del sector constructivo, Pablo Pérez pone en valor el trabajo conjunto entre todos los agentes involucrados: gestores, administración, constructores, transportistas y organismos de investigación. “Desperdiciar una materia prima obtenida de un proceso de reciclaje es un lujo que la sociedad actual ya no se puede permitir, ni por razones ambientales ni económicas. Existen numerosos proyectos muy interesantes que aportarán grandes beneficios, pero si después de todo siguen entrando en las instalaciones los residuos mezclados y contaminados y se opta por seguir consumiendo áridos naturales, no avanzaremos. Por encima de lo anterior, Pérez se muestra optimista: “el camino iniciado no tiene retorno”.