La industria española, pilar fundamental del crecimiento económico, generadora de empleo y sustento de finanzas públicas, enfrenta en la actualidad uno de los retos más importantes de su trayectoria: garantizar un futuro energético sostenible en un mundo en constante transformación. Con una contribución significativa al Producto Interior Bruto (PIB), representando el 17,6%, el sector industrial se posiciona como el segundo mayor aportador, solo superado por el sector servicios. Durante años, el gas natural ha sido el componente central del mix energético industrial, consolidándose como un recurso clave para la sostenibilidad y competitividad del sector. Sin embargo, la reciente crisis energética ha provocado una drástica disminución en el consumo de gas natural, lo que ha creado una necesidad urgente de recuperación de la demanda para el sector industrial.
La crisis energética no solo produjo un aumento dramático en los precios del gas natural, sino que también ha desencadenado una serie de efectos en cadena que han exacerbado la inflación de productos y servicios finales, y ha disminuido la competitividad industrial.
Este panorama ha obligado a replantear el modelo energético, con un enfoque cada vez mayor hacia los gases renovables, como el biometano y el hidrógeno verde, que se perfilan no solo como la solución para una transición energética sostenible, sino también como el motor para fortalecer y mejorar el liderazgo y la competitividad de la industria española, en un entorno global cada vez más exigente. El presente reportaje, explora los hallazgos del “Estudio sobre la evolución de la demanda de gas industrial en el actual contexto energético”, elaborado por Sedigas en colaboración con PwC, que analiza el papel del gas natural en la industria, el impacto de la crisis energética y el creciente potencial de los gases renovables como parte de la solución hacia un futuro más sostenible y competitivo.
Gas en la industria
En el pasado, el gas natural se destacó como una fuente de energía relativamente limpia en comparación con otros combustibles fósiles, jugando un rol fundamental en la progresiva descarbonización de la industria. En la actualidad, el consumo de gas natural en la industria representa aproximadamente más del 50% del consumo total nacional. Dentro del sector industrial, los sectores que dependen de procesos termo-intensivos, como el refino, la química y la construcción, son los que consumen un mayor porcentaje de gas natural, gracias a la capacidad de este para proporcionar una energía estable y eficiente. En 2022, el desglose del consumo de gas natural por sector revelaba que la química, farmacéutica y el refino fueron los principales consumidores, representando el 28% del total industrial. Otros sectores como la construcción, la agroalimentaria y la metalurgia también muestran una dependencia considerable, lo que resalta la amplitud del impacto del gas natural en diversas áreas de la industria.
En términos de consumo total de gas natural en la industria, se ha observado una fluctuación en los últimos años, con un descenso notable en 2022 y un repunte en 2023. Los datos reflejan que, mientras en 2019 el consumo industrial representaba el 53,8% del total nacional, en 2022 se redujo al 44,8%, aunque se incrementó nuevamente al 51,1% en 2023. Este patrón de consumo subraya la importancia continua del gas natural en el mix energético industrial, a pesar de las variaciones en su uso.
Las distorsiones regulatorias en las cogeneraciones y la falta de apoyo en los momentos críticos de la crisis energética han mermado la competitividad de la industria.
Impacto de la crisis energética
Sin embargo, la crisis energética, que comenzó en 2021, ha tenido un impacto profundo y generalizado en la economía española, afectando de manera significativa a la industria, lo que pone de manifiesto el carácter estratégico del acceso a fuentes de energía seguras y competitivas, y su relevancia en todos los sectores, especialmente los industriales. Este shock no solo ha provocado un aumento dramático en los precios del gas natural, sino que también ha desencadenado una serie de efectos en cadena que han exacerbado la inflación de productos y servicios finales, y ha disminuido la competitividad industrial.
Durante la crisis, los precios del gas natural se dispararon un 402% en comparación con el año anterior. Este aumento sin precedentes en el coste de la energía tuvo un impacto directo en la industria, que no pudo trasladar íntegramente estos incrementos a los precios finales de sus productos debido a la caída en la demanda y la presión competitiva. Esta situación se vio parcialmente corregida en la segunda mitad de 2022, con una reducción del 61% en los precios del gas natural, impulsada por una menor demanda. Sin embargo, a pesar de esta corrección, los precios de la energía continuaron siendo altos en comparación con los niveles previos a la crisis. También, el aumento en el precio de las materias primas y el traslado de la industria al producto final, impulsado por el alza en los costos energéticos, ha contribuido a una inflación media del 8% en 2022. Si bien los datos de 2023 muestran una disminución en la inflación general al 3,1% y en la inflación subyacente al 3,8%, la recuperación no ha sido completa.
Por otro lado, el impacto de la crisis y de las políticas monetarias ha tenido también un profundo impacto sobre la industria, que ha sufrido una gran caída en su producción. El Índice de Producción Industrial (IPI) revela que, a pesar de un inicio de estabilidad en 2023, la producción industrial, y especialmente la de bienes de consumo e intermedios, sigue siendo inferior a los niveles previos a la crisis, mostrando una tendencia descendente preocupante. Asimismo, a pesar de la corrección en los precios de las materias primas, el índice de precios industriales continúa mostrando una tendencia ascendente, especialmente para los bienes de consumo y de equipo.
Al descomponer el gasto energético por sectores y analizar el peso del gas natural en su consumo energético total, se observan grandes diferencias entre sectores, revelándose que, el peso del gas natural y la dependencia de la cogeneración es mayor en el mix energético de los sectores dependientes de procesos industriales termo-intensivos, como el refino o el químico. Por otro lado, respecto a la evolución de la producción de electricidad de las cogeneraciones, su funcionamiento lleva disminuyendo desde 2019, cayendo en 2022 un 30% y en 2023 un 3% respecto al año anterior, debido a malas decisiones regulatorias que han impactado en el funcionamiento de estos activos y que, sin duda han tenido, y siguen teniendo un impacto considerable a nivel productivo.
Causas de la reducción en el consumo de gas natural
La demanda de gas natural es, por tanto, un claro reflejo de las dificultades afrontadas por el sector industrial. Pero, ¿cuáles son los factores decisivos que han llevado a esta significativa disminución en el consumo? En primer lugar, las distorsiones regulatorias en las cogeneraciones y la falta de apoyo en los momentos críticos de la crisis energética, han mermado la competitividad de la industria, convirtiéndose en factores clave a la hora de explicar la mayor parte de la caída experimentada en 2022. Estas decisiones regulatorias desfavorables han impactado negativamente en la productividad industrial, disminuyendo el consumo de gas para la producción de calor y electricidad en estos activos. Además, algunas industrias han empezado a diversificar sus fuentes de energía, recurriendo a alternativas energéticas con mayores emisiones, como los gasóleos, en un intento de mitigar los altos costos del gas natural.
Por otro lado, la pérdida de competitividad, debido al aumento de los costes energéticos, ha llevado a una disminución en la demanda de ciertos productos industriales, afectando directamente la producción y, en consecuencia, al consumo de gas. Por último, a pesar de que la industria está comprometida con la eficiencia energética y la descarbonización, y está implementando medidas para reducir su consumo energético, la combinación de altos precios y menor demanda ha llevado a una caída en la actividad industrial.
Presente y futuro: gases renovables
Habiendo examinado la evolución de la demanda de gas industrial en el actual contexto energético, damos cuenta de que, si bien el pasado 2023, el consumo de gas natural en la industria española mostró una ligera recuperación en comparación con el año anterior, aún se encuentra muy lejos de los niveles previos a la crisis energética, puesto que el entorno macroeconómico complejo y la persistente pérdida de competitividad han seguido afectando a la capacidad productiva de diversos sectores industriales. Como ya adelantábamos anteriormente, de cara al futuro, la importancia del gas natural se mantendrá, pero con una evolución hacia una integración más estrecha con los gases renovables. Este cambio permitirá a la industria no solo cumplir con los objetivos de descarbonización establecidos por el Pacto Verde Europeo, sino también mejorar su resiliencia y adaptabilidad en un mercado global cada vez más competitivo. La clave estará en equilibrar la transición energética con la necesidad de mantener una fuente estable y eficiente de energía que soporte los procesos industriales intensivos y asegure la competitividad económica del sector.
Los gases renovables, como el biometano y el hidrógeno verde, emergen como solución indispensable capaz de transformar la matriz energética industrial.
Potencial
A medida que avanzamos hacia un horizonte climáticamente neutro, los gases renovables, como el biometano y el hidrógeno verde, emergen como solución indispensable capaz de transformar la matriz energética industrial. El potencial de estos gases para la industria es inmenso, especialmente en la transición hacia un modelo energético sostenible. Su capacidad para descarbonizar sectores intensivos en energía térmica, como la industria metalúrgica o de refino, los posiciona como una solución clave frente a los desafíos que plantea la electrificación en estos ámbitos, donde las limitaciones técnicas y económicas dificultan su implementación.
Más allá de la reducción de emisiones, los gases renovables ofrecen la ventaja de que son compatibles con las infraestructuras gasistas existentes, facilitando su integración en los procesos industriales sin necesidad de modificaciones costosas. Esto representa una ventaja competitiva para la industria española, que puede seguir operando de manera eficiente mientras disminuye su dependencia de los combustibles fósiles y mitiga la volatilidad de los precios del gas natural.
Biometano e hidrógeno verde
En concreto, el biometano y el hidrógeno verde emergen como los gases renovables con mayor potencial para reemplazar el gas natural en la industria. El biometano, producido mediante digestión anaeróbica, no solo contribuye a la descarbonización, sino que además fortalece la autosuficiencia energética, al aprovechar recursos nacionales. Esto reduce la dependencia de fuentes de energía fósil importada, lo que a su vez mejora la competitividad del país en el contexto internacional. Por su parte, el hidrógeno verde, obtenido a partir de electrólisis utilizando energía renovable, es fundamental para la descarbonización de sectores con elevadas necesidades térmicas, como el refino o la industria metalúrgica, desempeñando un papel central en el camino hacia la neutralidad climática.
Si bien la industria ya ha comenzado a incorporar los gases renovables en sus estrategias energéticas, su plena integración dependerá del desarrollo tecnológico y de la creación de infraestructuras adecuadas para su producción, distribución y uso. Por tanto, aunque el gas natural seguirá desempeñando un papel importante en la transición, se espera que los gases renovables tomen el relevo a largo plazo. La importancia de estos trasciende de la mera sostenibilidad ambiental y viabilidad técnica, siendo una estrategia económica integral con potencial para atraer inversiones, generar empleo, impulsar el crecimiento sostenible y fortalecer la competitividad industrial a escala internacional.
Para lograr una transición energética sostenible, se necesitan políticas públicas que fortalezcan el tejido industrial nacional y europeo, simplificando los requisitos regulatorios y facilitando los trámites administrativos.
Claves para la transición energética sostenible
Sin embargo, la recuperación de la demanda de gas natural y la incorporación de gases renovables en el mix energético será inviable sin el apoyo adecuado de políticas públicas, medidas financieras y marcos regulatorios. Para lograr una transición energética sostenible, se necesitan políticas públicas que fortalezcan el tejido industrial nacional y europeo, simplificando los requisitos regulatorios y facilitando los trámites administrativos; que promuevan un marco legislativo estable, que evite la deslocalización y la fuga de carbono; que ofrezcan certidumbre y estabilidad regulatoria a los procesos de transformación, asegurando que las cogeneraciones reciban una compensación económica adecuada y fomentando el uso de gases renovables como el biogás y el hidrógeno; y que fomenten la colaboración público-privada para compartir inversiones necesarias en la transición hacia la neutralidad climática en 2050. En el caso de España, las ayudas económicas proporcionadas por el gobierno están siendo considerablemente inferiores en comparación con las de otros países de la UE, y además, presentan retrasos en las concesiones, erosionando la competitividad de la industria.
“Las industrias se juegan su competitividad en la medida que sean capaces de acometer sus estrategias de descarbonización y, para ello, demandan un esquema de apoyo que incentive la adopción de tecnologías limpias mientras ayuda a evitar la descarbonización”, afirma Óscar Barrero, socio de energía de PwC, refiriéndose a la relevancia de los ambiciosos planes de descarbonización en el contexto internacional: Estados Unidos, con su Inflation Reduction Act (IRA), la Unión Europea con el Green Deal, y China con su Low Carbon Plan. Estos esfuerzos subrayan la importancia de las ayudas gubernamentales para asegurar una recuperación económica sostenible.
La transición hacia una matriz energética más renovable no es solo una obligación medioambiental, sino una oportunidad estratégica para reforzar la competitividad y garantizar un futuro sostenible para la industria española.
Por tanto, la recuperación de la demanda de gas natural solo será posible si se combinan medidas de apoyo a corto, medio y largo plazo, con un enfoque en la descarbonización a través de gases renovables y una regulación sólida que asegure la competitividad de la industria. Las políticas públicas desempeñarán un papel esencial en este proceso, ayudando a las industrias a superar las dificultades actuales y prepararse para un futuro energético más sostenible. En este sentido, Sedigas insta a los actores clave, incluyendo al gobierno, la industria y la sociedad, a reconocer la importancia de los gases renovables en la estrategia energética nacional. “La transición hacia una matriz energética más renovable no es solo una obligación medioambiental, sino una oportunidad estratégica para reforzar la competitividad y garantizar un futuro sostenible para la industria española, que no puede ni debe quedarse atrás”, alega Joan Batalla, presidente de la Asociación.